28 de septiembre de 2017

Coloquio Internacional Antonio Gramsci 1937-2017. Universidad Campinas. Brasil

Democracia subalterna y parapresidencialismo:
El desenlace de la crisis de hegemonía en Colombia, 1999-2010[1]
Miguel Ángel Herrera Zgaib[2]

Palabras clave: Crisis hegemónica, subalternos insurgentes y sociales, multitud ciudadana Resumen: Democracia subalterna y parapresidencialismo son extremos teóricos y prácticos del proceso de transición política, pensado como crisis de hegemonía, marcado por la democratización y de-democratización que animan el bloque dominante-gobernante y a los subalternos sociales e insurgentes, quienes disputan por autonomía e igualdad en Colombia durante el periodo 1999-2010.

Hay implementación de la metodología propia del análisis de situaciones para comprender una coyuntura estratégica y un movimiento orgánico en una guerra de posiciones democrática. Se concluye la inminencia de la paz con las Farc-Ep como desenlace tendencial de la crisis orgánica de larga duración en Colombia.

Ciencia política de la democracia subalterna
La tesis doctoral que presento a la crítica lleva por título DEMOCRACIA SUBALTERNA Y PARAPRESIDENCIALISMO: EL DESENLACE DE LA CRISIS DE HEGEMONÍA EN COLOMBIA, 1999-2010. Ha sido realizada en mi condición de director del grupo de investigación Presidencialismo y Participación, por ello, es un ejercicio de interlocución colectiva que lleva 17 años al interior de la Universidad Nacional de Colombia. De ello dan crédito publicaciones, cursos semestrales y los 12 seminarios internacionales Antonio Gramsci, que están puestos a consideración de los interesados.
La tesis aborda un proceso social, político y económico, una complejidad orgánica. El paradigma politológico sobre el cual se despliega la explicación toma en consideración histórica las relaciones de fuerzas que configuran la tensión entre gobernantes y gobernados.
Con lo anterior quiero remitirme a las enseñanzas de Gramsci, particularmente, al campo analítico y crítico-conceptual de la Ciencia política por él llamada en su momento Filosofía de la Praxis (Gramsci, 1970). Sobre este saber particular he dado una explicación en mis libros Antonio Gramsci y la crisis de hegemonía. La refundación de la ciencia política (2013) y Antonio Gramsci y el pensamiento de ruptura (2016).
En dichas investigaciones he planteado, siguiendo el referente conceptual de Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel, que para mí Ciencia política significa Filosofía de la praxis: una ciencia política para la transformación de las relaciones de fuerzas de los subalternos con respecto al Estado capitalista.
Planteo en términos interdisciplinarios una ciencia política subalterna, en tanto el sujeto político que se ausculta son los grupos y clases subalternas en su praxis formativa y definitoria (Dube, 2001). Sujeto político que he llamado multitud ciudadana, siguiendo para ello una interlocución directa, crítico conceptual con las contribuciones filosóficas de los pensadores comunistas Hardt y Negri (2002, 2004 y 2011).
La profundización de dicha referencia inicial está en que, ahora, con la tesis doctoral, puedo pensar mejor esta proyección analítica desde el pensamiento de ruptura. La preocupación investigativa es la democracia subalterna y no solamente la explicación teórico analítica de la crisis de hegemonía del Estado capitalista, así como los regímenes y gobiernos de excepción, que he podido explicar ya en los libros del grupo de investigación Presidencialismo y Participación: Seguridad y gobernabilidad democrática. Neopresidencialismo y participación en Colombia (1991-2003) (2005), y El 28 de mayo y el presidencialismo de excepción en Colombia (2007).


Participación política de los subalternos
Este trabajo, sobre la democracia subalterna, es la explicación práctica de un proceso político de disputa estratégica, cuando la guerra social colombiana como forma histórica de dominación y resistencia, después de más de medio siglo de guerra irregular, se ha agotado.
De ahí se desprende la ocurrencia de su desenlace que podría durar años, y que en la lectura de Gramsci implica la emergencia y constitución procesual de un nuevo Bloque Histórico, que articula superestructuras complejas e infraestructura socioeconómica, que conlleva y exige una reforma intelectual y moral del sentido común de los subalternos (Gramsci, 1970; Portelli, 1989).
Operacionalizo, valiéndome de la ciencia política en tanto concreción del pensamiento de ruptura, la praxis de grupos y clases subalternas en Colombia, desde una perspectiva analítico concreta, que desglosa la situación en el estudio de las relaciones de fuerzas. Con lo dicho no pierdo objetividad en el análisis histórico-político para establecer con sus categorías principales una matriz de subalternidad.
Por el contrario, gano materialidad en cuanto ausculto al sujeto político en formación con respecto a sus prácticas sociales, políticas y económicas, territorializando sus demandas políticas mediante la elaboración de un dispositivo adecuado, una matriz de subalternidad, que es la columna medular en la prueba empírica del avance de la democracia subalterna.
Concibo la sociedad capitalista como orden histórico-político cuya relación antagónica entre grupos y clases dominantes versus grupos y clases dominadas es siempre un proceso complejo. Esta relación en tanto signada por el antagonismo tiene genealogía en las apreciaciones modernas de Maquiavelo cuando planteó en De Principatibus, la verdad efectiva de la cosa: la política como relación material de fuerzas sociales en lucha abierta por lo común (Herrera Zgaib, 2016; Gramsci, 2002).
Igualmente, la invención de lo político en su integridad, también se localiza en las enseñanzas de la antigua Grecia cuando los pensadores griegos plantearon que la politeia estaba definida por la participación (politeyesthai) de los polites, es decir, una relación de fuerzas producto de la praxis de hombres formalmente libres en común, eleutheria (Herrera Zgaib, 2000; Sartori, 1996).
La relación estratégica entre gobernantes y gobernados no la leo desde la sociología, tampoco acudiendo a la filosofía política convencional, sino desde la Ciencia política. Esta considera. Incorporándolos, los aportes de Gramsci en interlocución creativa con Marx, Labriola, y Lenin, he llamado pensamiento de ruptura (Herrera Zgaib, 2016), y cuyo resultado es la refundación de la Ciencia Política moderna, sacándola de la hegemonía intelectual en clave sociológica normalizadora, debida a Weber (1864-1920) y a su interlocutor Bujarin (1888-1938).
Se advierte una relación abierta, no acabada, entre grupos y clases subalternas cuya bandera de lucha es la democracia, la participación y la autonomía. Están enfrentados con la emergencia de un gobierno neopresidencial que al tomar la política pública de guerra como referente de lucha contra el terrorismo se ha deformado en un parapresidencialismo, forma jurídico-política de la dominación del Estado colombiano durante el periodo 1999-2010 (Herrera Zgaib, 2007).
Reconozco la tensión entre gobernados y gobernantes en el sistema político colombiano, cuyo norte de explicación es el rescate de la condición subalterna en la política, aquella que Marx definió en El dieciocho brumario de Luis Bonaparte (2003). La cual advertí al estudiar la separación esquemática entre representación política y participación política (Herrera Zgaib, 2000).
Al retomar la participación política en la coyuntura estratégica de los años 1999-2010, a ese proceso entre fuerzas antagónicas lo puedo definir, siguiendo las lecciones de Negri y Hardt, la nueva ciencia de la democracia (Negri & Hardt, 2003, 2011).
Quiero enfatizar que Gramsci piensa no solo la ciencia política sino la democracia, como problema que debe ser resuelto por grupos y clases subalternas toda vez que han destruido y establecido un nuevo estado de base proletaria y les corresponde enseguida pensar y realizar el Estado Integral. Al respecto es relevante la consulta del trabajo de Salvadori: Gramsci e il problema storico della democrazia (1970).
Desenlace de la crisis de hegemonía
Planteo el desenlace de un problema, la llamada crisis de hegemonía o crisis orgánica, que tiene su genealogía desde el año 1948 con el llamado “Bogotazo”, evento del cual grupos y clases subalternas emergen a la lucha política rural y urbana de los reductos gaitanistas (Herrera Zgaib, 2005; Green, 2013; Sánchez G., 1984). Ellos ganan al calor de la rebelión  una precaria autonomía social respaldada por la lucha armada, que adopta la forma de guerra de movimientos (Guillén Martínez, 2008; Braun, 2008; García Lozano, 2016).
Ahora bien, al reconocer la relación antagónica entre capital y trabajo vivo, entre poder constituido y poder constituyente; siguiendo a Gramsci (1970), y a Negri (1994) tenemos que esta relación corresponde a un proceso histórico y político complejo como es la lucha por la hegemonía, entendiendo por tal, la conducción y dirección del Estado capitalista cuando se conforman las superestructuras compleja, en respuesta a las crisis cíclicas de la relación capitalista (Gramsci, 2002).
La hegemonía descubre materialidad histórica como categoría analítica cuando se produce la crisis en la conducción y dirección del Estado capitalista. En ese largo periodo histórico el régimen presidencial tiene que enfrentar la realidad de la guerra social entre las FARC-EP y el Estado colombiano sin solución durante cincuenta años (García Lozano, 2016; Palacios, 2012). 
Crisis de hegemonía significa que grupos y clases dominantes que han tenido el cometido de dirigir la sociedad civil, no pueden seguir articulándola del mismo modo con la sociedad política que gobiernan, bien sea porque han fracasado en su proyecto político y económico, porque ha sobrevenido una guerra interna incierta, o porque existe un despertar de grupos y clases subalternas ganando ellos cierta autonomía frente a los partidos políticos tradicionales y sus intelectuales (Gramsci, 2002).
Estos hechos se suman y superponen de manera singular en la realidad del sistema político colombiano inaugurado en 1991 con un enfoque que prometió la participación democrática, pero que no la materializó en su integridad quedando ella en la juridización de la política (Sartori, 1996). El desenlace de la crisis de hegemonía entre los años 1999-2010, pretende resolver primero que todo la falta de participación de los subalternos en el sistema político colombiano, cuya ausencia significa la consiguiente vulneración de los derechos humanos fundamentales.
Para el caso colombiano, desde 1948 y con la guerra social que le sucede, se desencadena con una precaria sociedad civil una crisis de hegemonía del Estado colombiano que margina de modo brutal a los subalternos (Pécaut, 2012). Conlleva en paralelo la crisis de dirección intelectual y moral, que obtiene un principio de desenlace, no concluido del todo, entre los años 1999-2010, como contra tendencia al movimiento pendular de-democratizador, porque durante este periodo de relación de fuerzas político-militares se agotan las prácticas de la guerra de movimientos de las FARC-EP como principal conductor de la insurgencia subalterna, y de su enemigo, el bloque dominante, al comando del Estado colombiano que responde con el Plan Colombia y el Plan Patriota.
Se intentó resolver la crisis de hegemonía primero desde arriba con Andrés Pastrana y luego con Álvaro Uribe Vélez como conductores de la reacción y la conservación del sistema político dominante, conectados ellos para su solución a una política pública de guerra, al ejercicio de la tanato-política de cuño foucaultiano, con tal de someter la rebeldía subalterna.
La dirección intelectual y moral al interior de la sociedad política y la sociedad civil, en cabeza de la elite bipartidista gobernante hace crisis, marginando los sujetos políticos subalternos y fragmentando los territorios, lo cual da a entender que el Estado ya no solo experimenta una crisis de legimitidad sino que es presa de una larga crisis de hegemonía que exige una solución inaplazable (Palacios, 2012).
Desenlace quiere decir que grupos y clases subalternas empiezan a cobrar autonomía política con respecto a la guerra social y frente al Estado capitalista colombiano; grupos y clases subalternas piensan organizarse y lo hacen, presentan intelectuales y lenguajes políticos que pueden ser novedosos y cuestionan el sentido común de la dominación.
Huelga señalar que el Estado colombiano no produjo en dos siglos una clase social hegemónica que diera vida a un verdadero Estado nacional (Palacios 2002, 2012; Fals Borda, 2002). En palabras de Gramsci, no hubo una voluntad nacional popular por parte de grupos y clases dominantes y su resultado fue una “modernidad postergada”.
El parapresidencialismo
El objetivo principal es probar que existen grupos y clases subalternas en formación, llamados por mí subalternos sociales (con marchas, movilizaciones, organizaciones sociales, nuevos grupos políticos, etc.) e insurgentes subalternos (guerrillas), quienes obran, resisten y se rebelan, en un contexto de recomposición de la dominación del Estado capitalista colombiano, en contra de la política pública de guerra que produjo una forma de gobierno excepcional, bajo las condiciones impuestas por el régimen parapresidencial.
Con lo anteriormente referido y probado estamos en contravía de apreciaciones que se hacen sobre el presidencialismo colombiano en cabeza de varios estudiosos y analistas como Medellín (2006) y Posada Carbó (2006). Porque en estas contribuciones al estudio de la figura presidencial lo que encontramos es la defensa de la representación política tradicional, leída desde el discurso de la legitimidad, que supone como natural la marginación social de subalternos sociales e insurgentes como alternativa cierta de poder, y la negación de la guerra social como la realidad histórico-política constante del presidencialismo colombiano.
Sin embargo, entre el conjunto de estudios principales sobre el presidencialismo realizados en Colombia, rescatamos para esta perspectiva del análisis histórico político, por su valor heurístico dos libros:  El poder presidencial en Colombia (1986) de Vazquez Carrizosa,  porque la tendencia histórica estudiada se enmarca en una de las ideas que defendemos en la presente tesis: a medida que el poder  del Estado  se concentra en la figura presidencial la verticalidad de la relación mando-obediencia se hace preeminente, con lo cual margina a grupos y clases subalternas de la participación política.
El otro trabajo en mención es Cartas de Batalla: una crítica del constitucionalismo colombiano (2010), donde la crítica al presidencialismo de excepción se hace explícito, puesto que el profesor Valencia Villa, reconoce que los dos gobiernos de Álvaro Uribe Vélez produjeron una suerte de “uribato” que violentó la norma constitucional  reproduciendo impunidad, desigualdad y violencia, dándole existencia a la práctica de la excepcionalidad de hecho y de derecho.
En este azaroso periodo histórico (1999-2010), no se detuvo el ejercicio autónomo de la subalternidad democrática. Ni Andrés Pastrana ni Álvaro Uribe Vélez pudieron contener el avance de las formas de la lucha subalterna en los territorios colombianos.
La tendencia histórica que puedo leer en el desenlace de la crisis de hegemonía se proyecta hacia la autonomía social y política de los subalternos, con las incoherencias, limitaciones y contradicciones propias de una lucha abierta en un contexto de guerra social no concluido, donde los territorios y la fragmentación del Estado están en disputa (González González, 2015). Para probarlo, he considerado poner a prueba una matriz de subalternidad realizada con mi grupo de investigación. Esquema que es una novedad también desde una lectura neogramsciana en el tiempo presente con respecto a la que de cierta forma se está  haciendo desde México  para estudiar a América Latina (Modonessi, 2010, 2013, 2016).
Bibliografía
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GONZÁLEZ, F. Poder y violencia en Colombia. Bogotá: Odecofi-CINEP. 2015.
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PALACIOS, M. Violencia pública en Colombia. Bogotá: Fondo de Cultura Económica. 2012.
PALACIOS, M. La clase más ruidosa y otros ensayos sobre política e historia. Bogotá: Norma. 2002.
PÉCAUT, D. Orden y violencia. Colombia 1930-1953. Medellín: Universidad EAFIT. 2012.
PORTELLI, H. Gramsci y el bloque histórico. México: Siglo XXI Editores. 1989.
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SALVADORI, M. Gramsci e il problema storico della democracia. Torino: Einaudi. 1970.
SÁNCHEZ, G. Los días de la revolución. Gaitanismo y 9 de abril en provincia. Bogotá: Centro cultural Jorge Eliécer Gaitán. 1984.
SARTORI, G. Cómo hacer ciencia política. Lógica, método y lenguaje en las ciencias sociales. Barcelona: Taurus - Santillana. 2011.
VALENCIA, H. Cartas de Batalla: una crítica del constitucionalismo colombiano. Bogotá: Panamericana. 2010.
VÁZQUEZ, A. El poder presidencial en Colombia: la crisis permanente del derecho constitucional. Bogotá: Suramericana. 1986.




[1] Esta ponencia presenta una introducción al ejercicio de tesis doctoral finalizada, cuyo nombre es Democracia subalterna y parapresidencialismo: el desenlace de la crisis de hegemonía en Colombia, 1999-2010. IEPRI, Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, 2017.

[2] Profesor y Director del Grupo de Investigación Presidencialismo y Participación de la Universidad Nacional de Colombia. Candidato a Doctor en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales por el IEPRI y el Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Bogotá. Email: maherreraz@hotmail.com / maherreraz@unal.edu.co

26 de septiembre de 2017

PERSPECTIVA SUBALTERNA

¿EL PAÍS SECUESTRADO POR LOS PILOTOS DE AVIANCA?

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB

Es lo que afirma el periodista Darío Arismendi, hoy, 26 de septiembre en el noticiero de Caracol, y anuncia a través del abogado de cabecera de esta empresa, que Avianca presentó demanda de ilegalidad de la huelga, ante el Tribunal Superior de Cundinamarca.

Tanto Avianca como Caracol ya no son de propietarios colombianos, sino que son parte de la dinámica transnacional, cuya única patria es el dinero contante y sonante. El señor Efromovich, y su hermano son heraldos voraces del capital internacional.

Así lo ha hecho don Germán paseándose de Brasil a Bolivia, a Colombia, y, por supuesto, maneja y ordena desde Miami, desde donde ha hablado. ordenado e insultado con ocasión del paro.

La parte débil

En este juego son los pilotos de ACDAC, y el personal de tierra que los respalda, quienes luego de una semana, por fin, aparecen en la primera plana de El Tiempo. La foto los muestra en marcha por la calle 26, "luciendo" sus uniformes y su ira contenida a lo largo de todos estos años, porque sus reivindicaciones no han obtenido satisfacción alguna.

Es un hecho por todos conocido lo difícil que resulta ser sindicalista en Colombia. La violencia contra los trabajadores que se han atrevido a asociarse colocó a nuestro país, y a su gobierno en la picota de la OIT. Nuestro país no ha salido aún de la lista negra, por la violencia, la muerte y la persecución a los trabajadores.

A la violencia abierta se une la violencia encubierta, bajo la fórmula del pacto colectivo, que Efromovich y compañía ha venido imponiendo para drenar la fuerza del sindicato; fórmula que la Corte Constitucional sancionó como ilegal, y, sin embargo, continua acrecentándose, con el interés de asfixiar este sindicato, y para que florezcan como hongos las tercerías contratantes.

La urgencia de medios democráticos propios

La leyenda de pie de página del diario bogotano es elocuente en que partido han tomado los principales medios masivos, desde El Tiempo hasta Caracol. ¿Qué les queda a los pilotos, trabajadores de cuello blanco, kepis y zapatos de charol, y al personal de tierra, y a los que atienden en cabina?

Que la justicia ordinaria, de una parte, y la ministra de trabajo, quien anuncia día a día, que la "mediación" que ejerce tiene un límite temporal, entre hoy y mañana encuentre una fórmula conciliatoria. Pero, de no ser así, este miércoles 27 de septiembre, otros sectores de trabajadores sindicalizados brindarán solidaridad a los huelguistas.


Los propietarios de Avianca, con Efromovich a la cabeza, quien hace rato piensa vender la que fuera insignia de la aviación colombiana, sin más preocupación que el lucro máximo, podrá acariciar la oportunidad de desmantelar al sindicato que contra viento y marea, resistió el "paralelismo sindical", abierto y encubierto a través de un pacto colectivo que buscó desafiliar a la mayoría de los pilotos.

Al mismo tiempo, los empresarios de la aviación comercial tienen flotando alrededor en Colombia, y en otros lugares del mundo, a un sinnúmero de pilotos parados, dispuestos a hacer el papel de esquiroles y rompehuelgas por necesidad; porque no hay una asociación global de pilotos y trabajadores del transporte aéreo que sea lo suficientemente poderosa.

Para responder a los dictados del lucro sin fronteras del capitalismo globalizado; que, por fin, discipline a otro mercado desregulado. Operación que empezó cuando Ronald Reagan y su gobierno "amante de la libertad", quebró la huelga de los controladores, y echó a cientos a la calle.


La oración laica que conviene pronunciar, con los ecos de la retórica justiciera de Francisco transportado de regreso a Roma, por los pilotos y stewards de Avianca, no es otra que solidaridad con el trabajo nacional e internacional; y que el justo paro no confirme el kinismo que en materia de justicia se repite por estos días, con un mar de razones, que "la justicia es para los de ruana y kepis,"porque las formas de defensa del trabajo frente al capital, según los dictados de los patronos tienen que desaparecer, para que dizque la economía recupere la salud. Mamola!!!


24 de septiembre de 2017

PERSPECTIVA SUBALTERNA Y DESORDEN GLOBAL

¿POR QUÉ ANGELA DEBERÍA GANAR HOY?

MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB



Angela Merkel, formada en la CDU, puede convertirse hoy, en la canciller que más veces ha sido elegida después de la segunda guerra mundial.

Ella conlleva la particularidad de haber crecido en la antigua RDA, y de haber sacado ventaja, por su posición firme, de la corrupción soportada por Helmuth Kohl, llamada el "padre" de la reunificación de los alemanes divididos entre la RDA/RFA.

Esta división y competencia no sangrienta entre las dos Alemanias, separadas artificialmente por el triunfo de los aliados, heterogéneos en su constitución ideológica, fue el laboratorio para probar a propios y a extraños, que el experimento socialista liderado por José Stalin y sus correligionarios era inviable.

El cruce de la frontera que dividía a la bella ciudad de Berlín, y el derrumbe a golpes de martillo del muro que separó familias y sociedad civil en 1962, selló por anticipado la derrota de la Unión Soviética, y las denominadas democracias populares.

Fue un proyecto a la que, ni el glorioso ejército rojo, ni la reforma de Gorbachov tampoco pudo salvar; y mucho menos el pintoresquismo bravucón de Boris Yeltsin, anticipo, a su estilo y salsa, de Donald Trump, cuyas consecuencias aún no podemos inferir.

¿Quiénes compiten hoy?

Con independencia de que las encuestas marquen la diferencia de Merkel con una ventaja contundente sobre su tradicional "rival y socio" Martin Schulz, las preocupaciones están en qué avances podrán capitalizar tanto la reacción de AFD, que eufemísticamente se autodenomina Alternativa para Alemania, que aspira a obtener algo más del 10 por ciento, y, así una representación de 70 diputados en el Reichstag.

De otra parte está la izquierda, con Die Linke, que es una asociación de matices que van del antiguo partido comunista, los herederos del SED, y organizaciones más radicales que recuerdan al espartaquismo de Luxemburgo y Liebneckt.

En ambas orillas son también mujeres las que lideran sus agrupaciones partidistas, Alice Weidel, con 38 años; y por la izquierda, una aguerrida parlamentaria, Sahra Wagenknecht de orígenes iraníes, quien aspira a obtener, acompañada en dos listas por Ditmar Bartsch, el tercer lugar en las votaciones, disputándole las pretensiones a la reacción alemana, que tiene notables parecidos con el partido nacionalista de Marie Le Pen. La izquierda, cuando menos, aspira a mantener firme su control sobre el ayuntamiento de Berlín, sin desestimar las polémicas despertadas a su interior, por algunos pronunciamientos de Sahra, a raíz de los actos terroristas padecidos en el inmediato pasado

Unos encuestadores marcan 34 y otros 36 por ciento en la intención de los votantes, mientras que Schulz, se derrumbó, luego que hace unos pocos meses acortaba su distancia, y ahora el SPD no pasa del 21 por ciento de favorabilidad. A la fecha de la elección, es también verdad que existe un considerable número de indecisos, pero es un hecho que más de un 70 por ciento de los aptos a votar concurren hoy a las urnas.

¿Por qué ganaría Angela?

Las razones para que los alemanes voten a Merkel tienen que ver con los hechos que el desempleo es del 3,7 por ciento, sin duda alto, pero menor comparado a lo que pasa con los demás socios de la UE, de dimensiones comparables con la Alemania unificada, y que su crecimiento sea del 2,2 por ciento, cuando, por ejemplo, los EUA bajo la orientación de Obama/Trump no alcanzan aún tales cifras.

Pero, sobre todo, Merkel envió un poderoso mensaje a los migrantes que habitan a la Alemania del milagro, y cuyos hijos y nietos valoraron la entrada indiscriminada de las poblaciones que huyen de la guerra en Siria, Iraq y Libia, y las hambrunas de Africa.

Aunque las exigencias a las antiguas democracias populares no se hayan cumplido, y ella haya puesto cortapisas definitivas a tales flujos migratorios, por el manifiesto malestar de la clase media acrecentada luego de la reunificación, que sin embargo afirma todavía sentirse bien.

Baldones en su gestión, que trató de atemperar con su socio, el SPD, en la versión neoliberal con rostro humano es el empobrecimiento notable de los trabajadores de oficios y servicios, y ciertas capas de obreros industriales, y la forma discriminatoria de repartir los beneficios que aun quedan del estado de bienestar que tenía que competir con su inmediato vecino, la RDA, que no se han podido desmontar del todo.

¿Transición hacia qué?

Finalmente, esta sucesora, en el espectro europeo, de la británica Margareth Thatcher, es una suerte de fiel de la balanza de los desmanes verbales y políticos de su principal socio, los Estados Unidos de América, y su presidente actual, Donald Trump, quien quiere ponerle más gravámenes a la industria alemana, y, en particular, a la niña consentida, la producción automovilística.

Por lo demás, la CDU/CSU, dan casi por descontado que tendrán como palafrenero en su coalición al desteñido socio del SPD, luego de la desinflada producida por Martin Schulz, que decidió bajar el tono agresivo en su discurso, para evitar el crecimiento de la izquierda alemana, que le preocupa más que los avances del neonazismo de las frustraciones, liderado por Alice Weidel.

El voto de los indecisos, esta vez, está más cerca de señalar el rumbo definitivo de esta transición, si marca una vuelta al neoliberalismo recalentado, o abre las puertas a una verdadera reforma animada por un frente de izquierda, donde concurrran el liderazgo de Die Linke, los verdes, y un desprendimiento del SPD, animado por sus juventudes.

23 de septiembre de 2017

PREPAREMOS EL XIII SEMINARIO GRAMSCI, 2008-2017.

LA HISTORIA SUBALTERNA DE LA OTRA UNIVERSIDAD
EN LAS PALABRAS DE RAFAEL CORREA DELGADO


El expresidente nos recordó en la conferencia magistral, el asesinato impune de un médico llamado Ernesto Guevara, el Ché. Un internacionalista que desafió todas las tempestades, recorriendo los continentes, en presencia de rectores y delegados de quince universidades latinoamericanas, y, delante de la plana directiva de la Universidad Nacional de hoy, con la reiterada ausencia del presidente de los colombianos, quien, según estatutos, preside el Consejo Superior Universitario.


Una imagen que ha sido objeto de querellas, por parte de quienes no tienen memoria de lo que significa luchar por la segunda independencia del subcontinente americano, para empezar. Lo estaremos recordando, como lo hemos hecho por estos días con el general Santander, y el proyecto de la Universidad Central, en la genealogía de la universidad pública en la tortuosa formación de la nación colombiana, de la que hacen también parte Camilo Torres Restrepo, Gabriel García Márquez, a quien se recuerda por estos días, en el Concurso convocado por la Sociedad de Debate de la Universidad Nacional.


Y,  ¿CÓMO NO?

Por qué no recordar al antropólogo en ciernes, Guillermo León Sáenz, Alfonso Cano, por su nombre de combate, asesinado en las tierras del Cauca, por orden expresa, según su decir, del actual presidente de Colombia.


Así lo denunció Monseñor Monsalve, el arzobispo de Cali; y lo registró el abogado e historiador Marco Palacios, egresado de la Universidad Libre, y rector en dos oportunidades de la Nacho, entusiasta de la causa del Eln durante sus años mozos, en uno de sus últimos libros, dedicado a la violencia pública.


Estas son vidas e historias de la otra Universidad, la de los subaltern@s, quienes buscan la autonomía integral, y una humanidad alternativa, forjada más allá de los moldes del capitalismo. Una causa a la que muchos han entregado sus vidas. Tales son, entre tantos, los casos y causas de los abogados Andrés Almarales, Martínez Quiroz, brutalmente torturado y desaparecido, y Alfonso Romero Buj, líder de la causa sindical, hasta el sacrificio.


Tal es la forja en la que creció la figura del sardo Antonio Gramsci, muerto hace 80 años, luego de padecer el brutal encierro de la cárcel fascista, y escribir dentro de ella, los borradores de una obra für ewig.


A ellos dedicaremos una década del proyecto Seminario Internacional Gramsci, 2008-2017. Con él recordaremos también, la Otra Universidad, la promesa incumplida que desafía la creatividad y el compromiso de las nuevas generaciones para llevar a buen puerto, y por mejores cauces, probablemente, la revolución democrática tantas veces interrumpida.




22 de septiembre de 2017

A RAÍZ DE LA VISITA DE RAFAEL CORREA, UNA PERSPECTIVA SUBALTERNA

LA PIEDRA ANGULAR DEL SISTEMA DE INSTRUCCIÓN Y EDUCACIÓN PÚBLICA DE COLOMBIA, 1826- 2017.

Miguel Angel Herrera Zgaib
Director Grupo Presidencialismo y Participación, Unal, Bogotá.
Ex rector Universidad Libre de Colombia.

Para probar este aserto del subtítulo, reproduzco, primero, las consideraciones plasmadas por el senado y la cámara reunidos en Congreso de la República de Colombia en el año de 1826, para darle existencia a la instrucción pública laica, sin proscribir la educación privada religiosa; para darle basamento real a una efectiva reforma intelectual y moral, de signo liberal ilustrado.

Fue un proyecto que no se pudo llevar a feliz término como veremos en el recorrido de esta saga que nos lleva de la Universidad Central, de los orígenes a la Universidad Nacional que está hoy de placémenes, al cumplir su aniversario 150. Contando con la presentación de la conferencia magistral a cargo del ex presidente Rafael Correa Delgado, que, sin duda, establecerá un contrapunto con lo obtenido en la educación superior de Colombia en la última década del presente siglo.

Es un proyecto inacabado, inconcluso, cuya realización a plenitud ha sido interrumpido, discontinuo, transcurridos casi dos siglos; buena parte de cuyos objetivos y propósitos fundamentales son una meta a cumplir en el año 2026:

“Considerando: 1o. Que el país en donde la instrucción está más esparcida, y más generalizada la educación de la numerosa clase destinada a cultivar las artes, la agricultura y el comercio, es el que más florece por la industria, al mismo tiempo que la ilustración general en las ciencias y las artes útiles es una fuente perenne y un manantial inagotable de riqueza y de poder para la nación que las cultiva.

2o. Que sin un buen sistema de educación pública y enseñanza nacional no puede difundirse la moral pública y todos los conocimientos útiles que hacen prosperar a los pueblos; decretan:

Capítulo I. De la enseñanza en general

Art 1o. En toda Colombia debe darse una instrucción y enseñanza pública proporcionada a la necesidad que tienen los diferentes ciudadanos de adquirir mayores o menores, conocimientos útiles conforme a su talento, inclinación y destino.

Art 2o. La instrucción general se distribuirá en escuelas de enseñanza primaria y elemental en las parroquias y cabeceras de cantón, y en colegios nacionales; y en las enseñanzas de ciencias generales y especiales: en universidades departamentales y centrales.

Art 3o. Por decreto especial se acordará el plan sobre establecimiento de escuelas y universidades, comprensivo del arreglo uniforme de enseñanza que debe seguirse de ellos.

Art 5o. La enseñanza pública será gratuita, común y uniforme en toda Colombia; arreglándose al presente decreto en todos los establecimientos de estudios y educación pública, que estén bajo la inspección del gobierno. “

Es importante recordar, además, para que se entienda el contenido de la citada ley, que dicha ley es parte orgánica del proyecto político de la Gran Colombia, constituida por lo pronto, por tres Departamentos, mientras que Simón Bolívar libra la campaña del Perú, enfrentando en Junín y Ayacucho al poder militar y administrativo del Virreinato.

Vendrá también la convocatoria al Congreso Anfictiónico de Panamá del mismo año, para posicionar a la nueva república en el mundo de las naciones libres. El libertador presidente padecerá el bloqueo de dicha iniciativa, emprendido con éxito por el gobierno rival de los Estados Unidos, y su presidente James Monroe, que amerita otro escrito. Sobre lo cual existe un citado opúsculo del historiador liberal, Indalecio Liévano Aguirre, Bolivarismo y Monroismo.

Cito en seguida, por su pertinencia histórico-probatoria el Capítulo VII. De las universidades centrales, porque es relevante para avanzar en el presente ensayo acerca de la genealogía de la universidad de la nación colombiana, trayectoria que es leída desde la perspectiva subalterna, de la praxis de los muchos.

“Art. 42. En las capitales de los departamentos de Cundinamarca, Venezuela y Ecuador se establecerán universidades centrales que abracen con más extensión la enseñanza de las ciencias y artes.”

Un segundo aspecto a considerar está motivado por
la celebración de una década de fructíferas actividades académicas y políticas, en desarrollo de la otra universidad, mediante el proyecto Seminario Internacional Gramsci, 2008-2017.

Es una forma concreta de resistir e insistir en la pertinencia de una reforma intelectual y moral que haga posible en Colombia, un efectivo quehacer democrático acompañado por una necesaria madurez intelectual y moral de su sociedad.

El tercero, y, quizá más importante aspecto a considerar, es el tránsito incompleto de la guerra social a la paz subalterna en Colombia. Esta es una premisa fundamental para el logro de una segunda independencia, en el espíritu de lo alcanzado y proclamado en nuestro continente por el triunfo y resistencia heroica, ejemplar de la revolución Cubana.

Ella ha renovado el doble legado de Simón Bolívar y José Martí, quienes han puesto de presente, en la letra, en la vida en común, a lo largo del siglo XIX, y desde La Carta de Jamaica, la singularidad de Nuestra América, como una realidad plural, diversa, heterogénea de pueblos.

Simboliza un encuentro de todos los continentes, un crisol de razas, lenguas y etnias, teniendo a Haití como punto de partida de la revolución parida desde abajo, con el triunfo y la derrota de los Jacobinos negros, en paralelo con las revoluciones francesa y americana, que le hicieron sombra, hasta disolverla en medio de luchas intestina .

Bolívar y Santander, en concierto, con la urgencia de darle impulso decisivo a una reforma intelectual y moral, que sentaba las bases de una modernidad burguesa, de la sociedad civil, como ocurrió en Escocia, Francia, y los Estados Unidos. Ellos pusieron la primera piedra con la Ley de 18 de marzo de 1826.

Sin embargo este proyecto fue interrumpido por las guerras del medio siglo, y en 1850, el proyecto de la Universidad Central fue clausurado. Pero, en el entretanto, y a partir de 1827, el primer sistema educativo moderno instaurado en Colombia, lo refiere el historiador Fabio Zambrano, contaba con 434 escuelas, 21 colegios y la Universidad Central.

Zambrano precisa en su artículo, Hito de la Modernidad, que “la educación tenía de manera prioritaria, el carácter de ser un instrumento político para ampliar la ciudadanía. La alfabetización era un requisito indispensable para el ejercicio de la nacionalidad y para la formación de los individuos, cambios que iban a ayudar a desvertebrar la sociedad tradicional colonial.” (Zambrano Pantoja, UN Periódico, 213, septiembre 2017, p. 5)

Para entonces la educación pública y laica era la predominante, pero se proclamó la libertad de oficios y profesiones, y la Universidad se cerró. Pero antes hubo el impulso de una gran empresa intelectual y científica. Fue el redescubrimiento del territorio de Colombia, producida ya la separación de Venezuela y Ecuador, que no sobrevivieron a la crisis de los años 30. Me refiero a la Comisión Corográfica, que marchó por los fueros de la Expedición Botánica, previa a las luchas de Independencia.

En aquella titánica empresa descolló la figura de Agustín Codazzi, y la de Manuel Ancízar, que dejó trazos magistrales de lo que fue aquella expedición de descubrimiento del territorio, en su Peregrinación de Alpha, con la pretensión de darle existencia a un primigenio mercado nacional, que hiciera posible el florecimiento de la moderna industria, aprovechando las rutas comerciales precoloniales y coloniales, conectando todos los pisos térmicos de la geografía nacional.
El hiato en la historia del proyecto de la educación pública superior se extendió desde el cierre de 1850 hasta, que resuelto un ciclo cruento de guerra civil intestina, donde hubo, igualmente, la experiencia única de gobierno plebeyo, por unos pocos meses, con el levantamiento de militares y Sociedades Democráticas, con la dirección militar de José María Melo, y política de Lorenzo María Lleras, entre otros, que le dieron colofón a la disputa entre proteccionistas y favorecedores del libre cambio.

En esta empresa reaccionaria se juntaron comerciantes, burocracia militar y de toga, y grandes propietarios, para favorecer el libre cambio centrado en una economía mono exportadora, y cíclica, en la que se turnaron y desaparecieron varios productos del agro, favorecidos por una creciente demanda en los mercados internacionales. Lo que aplazó por una buena cantidad de años, la conformación de un efectivo y consolidado mercado interno.

(Recibamos la posta del Amauta)

VII SEMINARIO INTERNACIONAL ANTONIO GRAMSCI

DEMOCRACIA, GUERRA Y NUEVA REPÚBLICA, 1512-2012.

GRUPO DE INVESTIGACIÓN PRESIDENCIALISMO Y PARTICIPACIÓN.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Carlos Bohrt; Sandro Mezzadra, Justo Soto, Francisco Hidalgo, Miguel Angel Herrera