Una mirada a las últimas décadas paraaproximarse al fenómeno actual
John William Cooke, quien fuera uno de los máximos
referentes intelectuales de la izquierda del movimiento peronista y que en 1946
fuera electo diputado nacional a sus 25 años, en coincidencia con el primer mandato de Perón
en Argentina, definía al peronismo como “el
hecho maldito de la política en un país burgués”.
Para hablar de juventud y política en Argentina en las últimas décadas, inexorablemente debemos anclarnos en el movimiento peronista, como eje articulador histórico y originador de la participación juvenil.
Juan Domingo Perón fue electo como Presidente en tres ocasiones, de las cuales, las dos primeras de ellas, sucedieron en forma consecutiva, abarcando así su primera y más fructífera etapa de gobierno, entre los años 1946 y 1955. En esa década de posguerra se sucedieron bajo su impulso las más grandes transformaciones sociales, políticas, económicas y jurídicas.
Derrocado Perón por un golpe de Estado y forzado al exilio durante 17 años, en Argentina se ingresó en periodos marcados por una inestabilidad política permanente, con gobiernos de facto y “democráticos”, surgidos de elecciones desarrolladas con profundas restricciones a la participación política y proscripciones al partido político mayoritario.
Durante esos 17 años de exilio de Perón y de proscripción de la opción peronista en las ofertas electorales, fue donde se forjó en Argentina un movimiento juvenil de masas, atravesado por una heterogeneidad de doctrinas, estrategias y tácticas, pero todos ellos construyendo y luchando por lo que cada uno creía a su modo la liberación, con una insoslayable influencia de hechos históricos como el triunfo de la Revolución Cubana y el Mayo Francés. Ese movimiento juvenil político, en forma mayoritaria, luchaba por el regreso de Perón a Argentina, lo que finalmente terminó ocurriendo en 1972, para luego ser electo por tercera vez como Presidente en 1973.
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