REFLEXIONES PARA LA OTRA REFORMA POLÍTICA EN COLOMBIA
FEDERALISTAS Y ANTIFEDERALISTAS (III)
MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Programa Historia de los Subalernos en la región Andino-amazónica
Las peripecias del esclavista Thomas Jefferson
En el apartado anterior de este seriado, Thomas Jefferson aparecía como creador del partido Republicano, una divisa que en el siglo XIX tuvo como militante, y en qué términos, a Abraham Lincoln, acerca de cuya vida escribió una oda memorable el poeta Pablo Neruda.
En los finales del siglo XVIII, Jefferson le cambió la nominación, por partido Demócrata-Republicano, después que su correligionario, George Clinton en el Estado de New York sufría un revés electoral cuando aspiró a ser vicepresidente.
El nuevo nombre volvió a cambiar, cuando a su interior se dio una disputa con el entonces secretario del tesoro, Alexander Hamilton. Volvieron a ser el partido Republicano. Jefferson hizo una "llave" con otro celebérrimo padre fundador, James Madison, para oponérsele al gobierno conducido por Hamilton.
Federalistas y Republicanos
El debut del partido Republicano en 1792 fue con derrota, frente a John Adams, entonces líder del partido Federalista. Pero Jefferson, redactor de la declaración de Independencia no cejaría en sus experimentos y variantes políticas.
Durante la primera presidencia del legendario George Washington, fue secretario de Estado Jefferson. Washington había sido cofundador con Hamilton del llamado partido Federalista.
Los Federalistas eran relativamente centralistas, ya que existían para contrarrestar los "desastres" de la experiencia inicial de gobierno en las trece colonias. Aquellos llamaban Demócratas al partido que lideraba Jefferson, su rival principal, y lo asociaban con la influencia directa que en él tuvo la revolución francesa que conoció cuando fuera embajador en París.
Jefferson y sus socios políticos preferían llamarse Republicanos recordando la lucha anticolonial contra el imperialismo inglés, cuyas influencias no desaparecían del todo en la personalidad de los federalistas.
¿Monarquía constitucional, presidencialismo imperial?
Aquellos querían prevenir la entronización de una monarquía constitucional fundada en la popularidad del general victorioso George Washington, quien gozó de una inmensa popularidad por sus triunfos.
Tales inclinaciones lo aproximaban a Washington a lo que en Suramérica ocurría luego con el libertador Simón Bolívar, quien se proclamó dictador. Fue, él sí, objeto de la conspiración septembrina.
De la muerte se salvó Bolívar con la audacia e inteligencia de Manuelita Sáenz, quien logró escabullirlo del palacio de San Carlos, en Santafé de Bogotá. Pero no del juicio histórico del sociólogo político venezolano, Manuel Valenilla Lanz, y del constitucionalista Alfredo Vásquez Carrizosa, quienes escribieron sobre el hacer político del libertador en términos de una presidencia imperial.
La divisa de Republicano la conservó el partido de Jefferson hasta el año 1820, para pasar a denominarse como ya comentamos de otro modo, Demócrata Republicano. Esta doble identificación, en parte, tenía que ver con rivalizar con la tendencia hacia Inglaterra en política exterior, que como sabemos triunfó con el correr de los años hasta nuestros días. Ella comenzó con el Tratado EU-Inglaterra firmado por John Jay, otro gran arquitecto de la nación norteamericana.
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