UNA CONVERSACIÓN IMAGINADA: PYNCHON Y GARCÍA MARQUÉZ.
En medio del caos ambiente, en el tiempo “mágico” de la semana mayor, se
produjo la muerte intempestiva, por esperada, del más genial narrador colombiano del siglo XX, Gabriel
García Márquez. A quien en confianza todos llamamos, los que no lo conocemos,
principalmente, Gabo.
Pero, eso sí, antes de marcharse hizo el viaje ritual a la
semilla, viajó en forma triunfal, con su mujer a Aracataca/Macondo, el lugar
donde todo comenzó para él, y en un cierto sentido también para la Colombia que
conocemos hoy. Atravesada en el corazón por una paz mal curada, por la soledad
de una guerra que acaba de cumplir cien años, y de la que casi nadie tiene
memoria.
Pero Gabo, desde
entonces, era el año 2007, desapareció como autor, se descentró de este mundo
al cumplir los 80 años. Los primeros en enterarse de ello fueron sus
familiares, y, en primera persona, su mujer, Mercedes Raquel Barcha Pardo. Se
unió a ella desde que era un adolescente, en un conjuro entre ambos, desde sus
tempranos años mozos; luego que la conoció en Magangué, a punto de irse a
estudiar a Zipaquirá.
Los dos pegaron de manera indeleble e imborrable el desarraigo
siendo cómplices y alegres de puertas para adentrO. Así vivieron riéndose del poder, de todo y de todos,
con ironía y sarcasmo, como si ya conocieran
las claves del cuento de ser colombianos.
Del poder se burló hasta perder la memoria, según lo
recordaba, una de sus amigos más contradictorios y enigmáticos, en un especial
de televisión, Plinio Apuleyo Mendoza, en la noche del sábado de semana santa.
Un poder simbolizado en la anécdota de una llamada que le hiciera
Juan Manuel Santos para su onomástico 80. Preguntado por Plinio, éste se enteró
de boca del escritor que Gabriel no sabía con quien hablaba. Ya había perdido su “memoria corta”; y poco, casi nada, le importaban los nuevos "mejores amigos",
quienes suelen ser los heraldos negros del poder y la soledad incoloras.
(Apartes de un ensayo "en progreso" que se publicará en la Revista Escarabeo 15. Espérela!)
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