EL PARO AGRARIO Y LAS UNIVERSIDADES.
Lecciones y elecciones
MIGUEL ANGEL HERRERA ZGAIB
Una experiencia deliberativa
Hoy a las 8 am., cuando estábamos en la primera clase del día, con los jóvenes de primer semestre, tratando el tema del poder constituyente y la multitud, se escuchaban unas explosiones, y luego vino el repique dos veces de la sirena de desalojo del campus, que se ha vuelto una costumbre de los dos últimos años.
Pronto se acercó el responsable de la vigilancia del edificio de la Facultad para notificarnos la orden impartida por la directiva local de la Nacho. Con los estudiantes plantee mi desacuerdo con estas órdenes de desocupar el salón de clase y la universidad, que en apariencia da resultado. Evitando que las confrontaciones con el Esmad produzcan situaciones que lamentar, que las directivas buscan precaver.
Con un grupo de estudiantes decidimos reunirnos por fuera del edificio y tratar alternativas a esta fórmula autoritaria que no encuentra en apariencia alternativas. De lo conversado, se acordó por la reunión de veinte estudiantes elaborar un comunicado incluyendo las propuestas para socializarlas a todos los niveles.
Lecciones colectivas
Abrir un espacio de reflexión y proposición que avance en la dirección de un auto-gobierno democrático, y que más allá de la lógica de mayoría y minoría responda a justas reclamaciones que nos afectan como el paro agrario que arrancó este 28 de abril, y que en forma indirecta tocó a la puerta de la academia, encontrando respuestas diversas, siendo una, de varias posibles, el ejercicio recurrente del tropel.
Tal fue la respuesta en las tres universidades públicas más sensibles y beligerantes, la Nacho, la Pedagógica y la Distrital. Pero, la situación del agro colombiano exige más que esa confrontación. Exige un pronunciamiento del conjunto de la comunidad universitaria para recabar el respaldo de todos.
Elecciones en común
Se trata de que haya un cumplimiento efectivo de los compromisos establecidos de manera razonable y conducente con el agro; y similares exigencias para atender a las urgencias de las universidades públicas y de la nacional en particular. Ofreciendo el espacio deliberativo de la Universidad para que se reúnan las partes, y los universitarios seamos garantes de cara a la nación de lo que se acuerde, y de lo que no se ha cumplido por el gobierno y sus instancias.
Tales serán los preliminares de un proceso constituyente, una cátedra viva, práctica de ciudadanía con la que estamos comprometidos y de la que nos encontramos urgidos después de un medio siglo de desastres, y quehacer autoritario, dentro y fuera de la educación superior.
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