RECORDANDO A PARVUS
Algunos han escuchado el nombre de Parvus, un revolucionario ruso nacido en 1867, en Bielorrusia, y muerto en 1924. El nombre completo de este militante de todas las horas era Aleksandr Isráil Lázarevich, quien se hermanó en las luchas de la revolución de 1905, y escribió un opúsculo al texto de Trotsky, para pronosticar la toma del poder por la socialdemocracia en la revolución en curso.
Pero, Parvus se hizo famoso al acuñar la expresión de la revolución permanente. Para ese tiempo escribió un "Manifiesto Financiero" cuando se hallaba de incógnito de vuelta en Rusia. Ahí probó su capacidad reflexiva aplicada en materia de economía política; y fue uno de los primeros en compartir lecturas sobre los ciclos y las ondas del desarrollo capitalista.
Parvus era un hábil financista y especulador, quien sacó provecho de sus habilidades al lado de los gobernantes alemanes Ebert y Scheideman. Respaldó a Alemania cuando intervino en la Primera Guerra Mundial, por lo cual Parvus fue expulsado de inmediato del partido bolchevique en Rusia, que se colocó del lado aliado.
Antes, después de 1905, Aleksandr estuvo encarcelado, y allí recibió la visita de Rosa Luxemburgo. Este episodio contribuyó a la leyenda negra que señalaba que Lenin estaba en complicidad con los alemanes contra la gran patria rusa.
Parvus estuvo luego en Turquía. Allí se dedicó a la venta de armas para la guerra. También aparece como financista de los bolcheviques, convenciendo de paso al alto gobierno alemán de producir una revolución interna en el imperio zarista. No pocos afirman hasta hoy que le entregó millones de rublos a los bolcheviques. Por ese tiempo se hizo amigo y contertulio de Trotsky.
Al final de los días, más gente recuerda a Parvus como "el mercader de la revolución," pero muy poca por haber contribuido a la escritura de "La Historia de la Revolución Rusa", de León Trotsky escrita cuando fuera expulsado de Rusia, y fijó residencia en Prinkipo. La publicó un joven editor estadounidense, Charles Boni, quien lo conoció en Moscú en 1920. Es lo que recuerda Alfred Rosmer, en el prólogo a la Historia, en el primer volumen, publicada en francés en febrero de 1950. Muchos menos saben que Aleksandr Isràil contribuyó al estudio de los ciclos económicos y las ondas largas del desarrollo capitalista.
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