29 de mayo de 2015

COMUNISMO DÉBIL Y HERMENÉUTICA (II)
LA SUBJETIVIDAD Y LA ESTRUCTURA

Vattimo y su colega Zabala tienen claro, en su libro, Comunismo hermenéutico de Heidegger a Marx, que 

"Los errores y violencia de muchos regímenes comunistas fueron causados precisamente por su incapacidad para considerar esos aspectos de la subjetividad colectiva que tienen que ser interpretados con  objeto de innovar  en aquellas transformaciones de las fuerzas productivas." ( 172)

En esta exploración de los sujetos, y las subjetividades en el escenario de las revoluciones proletarias, ellos también puntúan en la siguiente crítica: 
"...hasta la conciencia de clase, que ciertamente tenía un peso específico en las teorías de la revolución, era imaginada, como una consecuencia mecánica y necesaria de la condición de explotación del proletariado, cuando de hecho, no lo era." (172)

En adición con lo anterior, ambos señalan en definitiva:
"...si no hay una verdad objetiva tras las estructuras de la sociedad, el objetivo comunista de una sociedad sin clases, diferencias y conflictos jamás puede acaecer, puesto que una sociedad así sería el equivalente de la fantasía de Fukuyama (el fin de la historia como triunfo del capitalismo democrático..."

"La promesa comunista de una sociedad <> ha de interpretarse como <>, es decir, una vez más, sin la imposición de una verdad única y una ortodoxia obligatoria. Esta también podría llamarse una sociedad de <>, de no haber abusado tanto de este término las clases dominantes..." (173)

Esta precisión, <>, deja por fuera la explotación y la subordinación, a no ser que dominio se extendiera a las otras dos realidades "gruesas" del orden capitalista actual. Al referir el marxismo, y Marx mismo la sociedad sin clases, por supuesto, la referencia es a la sociedad burguesa, la burgerliche gessellschaft de G.W. Hegel, no la sociedad en general. 

Por supuesto que no se trata de la "sociedad imposible" de Laclau y Mouffe, que ellos postulan para indicar que el "antagonismo social" es insuperable. El antagonismo de la sociedad capitalista es construido por un orden de explotación y desigualdad específicos, que divide a la sociedad moderna en clases.

Tal sociedad resultó de un cierto modo, de la superación de la división política y social del feudalismo, sin que haya aquí la "intención" de proponer una suerte de teleología materialista de reemplazo, que deslice una intencionalidad sin querer queriendo.

Lo que antes se anotó proviene de las notas tempranas de Marx, no por eso inmaduras, consignadas en sus comentarios críticos al trabajo de su profesor Bruno Bauer, compañero en la efímera experiencia de los hegelianos de izquierda alemanes.

(continua)

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