VUELVE LA POLÍTICA.
Miguel Angel Herrera Zgaib
"Cuando pa Chile me voy..."
En medio de la crisis de la Fifa, y luego del descaro de su presidente, quien ya aclaró que no se va, sino que lo tienen que sacar, los tentáculos de la corrupción se han hecho notar en la realidad de este suramericano.
No fue difícil, a raíz de lo visto y oído, percibir los beneficios a través de actuaciones arbitrales y goles en posiciones contrarias a las reglas, de un equipo como Chile, que disputará la final. Al tiempo que veíamos a Michelle Bachelet en el triste papel de sonreir en medio de las tribunas del Estado Nacional de Santiago.
Otro gallo cantaría, si esta versión del socialismo a la chilena después del posgolpe sangriento, de septiembre de 1973, y al producirse la transición, que empezó a avanzar en 1980, hubiera empezado a desmontar el régimen dictatorial. No fue así y ahí sigue.
Por eso, mientras este campeonanto se juega en varias sedes, en las calles, los estudiantes presionan para que desmonte, de una vez, la fórmula neoliberal, mercantil en la educación, que hace onerosa allá como aquí, el acceso al saber superior institucionalizado.
Dentro y fuera de los estadios
Dentro de los estadios, sin embargo, chilenos, colombianos, argentinos, paraguayos, peruanos, se han olvidado por ratos de la tragedia social del cuarto de siglo pasado.
Pero todos han tenido que sufrir la inclemencia de la inversión técnica de Santiago, una suerte de bombardeo general, fruto de la contaminación que proviene del cinturón industrial y alrededores, que recuerdan el desastre ambiental de esta urbe.
Sin embargo, para quienes visitan la capital, ella luce remozada, renovada, aseada, bella a la vista. Pero, quienes salgan de centro, encontrarán que las "callampas" de hace 40 años no han desaparecido del todo; y que la causa de los Mapuche sigue sin resolverse, como si el poema la Araucana, recordase que la decolonialidad algo tiene que decir, por la buena y por la mala.
Ayer y el sábado
Después del triunfo vergonzoso de Chile sobre Perú, que lo precedió el tacto rectal de Jara a su rival Cavana, apesadumbrado por la muerte de un familiar, que consiguió eliminar a la furia uruguaya, utilizando, en parte, fórmulas que nadie tienen que ver con el deporte, y a espaldas de árbitros que no tienen cuatro ojos.
Ayer se completó el cuadro con la goleada inmisericorde a Paraguay, con la conducción maestra de Lionel Messi, que mostró que no es solamente quien hace goles, sino quien deja hacerlos y los sirve con maestría.
Fue, igualmente, la oportunidad para ver jugar a Di María, quien dejó el puesto en que ahora está James Rodríguez. De los dos argentinos James tiene que aprender para seguir madurando.
Queda el suspenso del sábado, cuando se enfrente la "sorpresa" del local Chile con la presencia del subcampeón del mundo, con sus rutilantes estrellas, porque fue quien más trajo a este Suramericano, dándoles el sabor de un pequeño mundial, como lo hizo también Colombia, pero en otras circunstancias.
Cruzando la cordillera de los Andes, atacada por la contaminación y la deforestación estarán los dos en el monumental, lugar que encierra también ignominia e impunidad, otros recordarán el canto de otro Jara, Víctor, el cantante comunista de lo popular, vejado y asesinado allí mismo.
En la vena de Violeta, Angel y el poeta Parra de los versos cortos y filosos como los acantilados de la morado de Pablo, del grande que cantó la inmensidad de la Cordillera que nos hermana desde los tiempos de la campaña libertadora.
Esperamos que los hijos de O`Higgins y San Martín honren el espectáculo del fútbol, sin marrullas, golpes e insultos, y nos permitan recordar a Leonel Sänchez, en ascenso, y Alfredo Dí Estéfano en caída, durante el mundial del 62; cuando Colombia igualó a Rusia 4-4, con gol olímpico incluido.
Y, después del sábado, que la lucha política por la igualdad social, y la democracia siga su cauce, sin descanso, desmayo o distracción vacua. Política y deporte no se excluyen, se refuerzan, cuando las multitudes están atentas y prestas a hacer lo que corresponde, y, por sobre todo, a democratizar también el deporte que más las concita y apasiona, poniendo en su lugar a los Blatter, Figueredo, Leoz y cía para delinquir y "pelechar".
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