EL LEGADO DEL PADRECITO STALIN Y SU MEJOR HEREDERO.
Miguel Angel Herrera Zgaib
En esta semana quedó claro qué rumbo le dará Rusia a la crisis ucraniana, y cuál es la respuesta de Estados Unidos y de Europa a la situación.
Hoy la mayoría de población rusa en la región autónoma de Crimea ha proclamado su adhesión a la Federación rusa. Las tropas rusas tienen literalmente cercado desde ayer al ejército de Ucrania, impidiéndole cualquier accionar. La minoría ucraniana no rusa en Crimea está aterida esperando el desenlace.
El gobierno provisional de Ucrania con asiento en Kiev ha rechazado está actuación de fuerza ordenada por Vladimir Putim, el "mejor heredero" del nacionalismo de Stalin, y su fórmula pan-eslávica, que sobrevive al fracaso de la revolución rusa. El asunto del gas cuenta demasiado, porque es Rusia el proveedor de Ucrania, mientras que Estados Unidos.
La mayoría republicana se disponen a auxiliar al gobierno que puso de "patitas en la calle" a Yanukovich, la carta principal de Putin. Dicen que comprometerán U.S 1.000 millones de entrada, y que suminstrarán gas a Ucrania a precios más baratos que los rusos que monopolizan este recurso vital.
La UE, que por lo pronto es el aliado estadounidense en la reorientación del rumbo político para Ucrania, se ha arrugado y balbucea con respecto a la intervención sancionatoria a Rusia.
La Unión hace cálculos con los negocios que la ligan con Rusia, y piensa en los costos de una confrontación armada, que dejan en los Estados Unidos el quehacer militar en caso de requerirse, o lo que más le dolería, suspender el jugoso intercambio comercial con la Rusia postsocialista que comanda Vladimir Putin con mano de hierro.
Stalin está a la sombra de Putin, y el realismo de las fuerzas que rigen el orden global capitalista se encuentra en una condición de equilibrio inestable, y hay tres grandes jugadores, que quieren llevarse de calle las decisiones democráticas de las multitudes ucranianas acudiendo al fraccionamiento sin escrúpulos. Repitiendo, a su modo, lo hecho con Israel y Palestina.
Tal parece que el remedio resultará peor que la enfermedad. Ya hubo una primera prueba cuando "Occidente" metió la mano en Georgia y a sangre y fuego impuso la excepcionalidad del poder Gran Ruso. Atentos quedamos a lo que sigue a la retórica.
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