LA PRESENCIA DE LA SOCIEDAD CIVIL DE ABAJO
Miguel Angel Herrera Zgaib
Proyecto Constituyente Social y Paz Democrática, Grupo PyP.
La división sociedad civil/sociedad política se resuelve en lo común
Hoy por hoy, de acuerdo a Günther Teubner, discípulo de Niklas Luhmann, la sociedad se expresa jurídicamente, por fuera de la sociedad política (el orden estatal). Es una fuente válida de producción normativa. En ella los privados resuelven sus conflictos, arbitran sus causas litigiosas, y en un cierto modo, se auto-regulan.
A esta práctica jurídica en la globalización, el catedrático de Lovaina, Jean De Munck, invitado por los doctorados de Derecho y Estudios Políticos de la Facultad de Derecho y Ciencia Política, de la Universidad Nacional de Colombia, la llama constitucionalismo social, para trazar diferencias de orientación y radicación, para reconocerle protagonismo a trabajadores, obreros, indígenas, minorías, y a quienes se expresan por fuera del estado en público.
Sin embargo, a De Munck, como buen liberal, con arrestos socializantes, le preocupa la fórmula radical de aceptar el poder constituyente, el despliegue de lo común, que desborda los lindes del pueblo como representación que no es sinónimo de anarquía, y en cambio, propone en su tesis, que también concurran los jueces, y el congreso.
Aquí, en Colombia, ya se probó a qué conduce el gobierno de los jueces, con lo hecho antes por la Corte Constitucional, y ahora, por la Corte Constitucional; y para qué sirve el congreso en funciones, y qué pasará con las mayorías del que acaba de ser reelegido, cocido al paramilitarismo.
Sin embargo, a De Munck, como buen liberal, con arrestos socializantes, le preocupa la fórmula radical de aceptar el poder constituyente, el despliegue de lo común, que desborda los lindes del pueblo como representación que no es sinónimo de anarquía, y en cambio, propone en su tesis, que también concurran los jueces, y el congreso.
Aquí, en Colombia, ya se probó a qué conduce el gobierno de los jueces, con lo hecho antes por la Corte Constitucional, y ahora, por la Corte Constitucional; y para qué sirve el congreso en funciones, y qué pasará con las mayorías del que acaba de ser reelegido, cocido al paramilitarismo.
Esto es, él propone una suerte de tridivisión novedosa de poderes, donde "desaparece" el ejecutivo, para en su lugar ubicar lo que llama públicos institucionalizados. Es una manera de darle vida al pluralismo, y sacar provecho de lo ofrecido por Rawls, Habermas y Dworkin en términos de derecho y justicia.
Bogotá, prueba la tensión constituido constituyente
Sin embargo, en Bogotá, y por advertencia del alcalde "en trance" de su revocación, se invita al pueblo, a las multitudes a obrar como poder constituyente, en caso de que el ejecutivo nacional ignore las medidas cautelares solicitadas por la CIDH.
Ocurra o no esto en la situación de revocatoria del alcalde, estaríamos en presencia del ejercicio no de un constitucionalismo social, como es la tesis del eminente sociólogo del derecho, sino de una constituyente social, para precaver la violación del derecho a la participación política, y de contera avanzar en procura de la construcción de una convivencia política, que para serlo tiene que reconocer la diferencia entre pluralismo liberal y pluralidad democrática.
Así las cosas, tendremos la oportunidad de poner a prueba la tesis de la conferencia inaugural, y de profundizar la búsqueda de la democracia en Bogotá, una ciudad rebelde, a contravía del modelo de ciudad neoliberal que se venía aclimatando sin grandes sobresaltos.
Las reservas democráticas en Bogotá, luego de surtida la elección del pasado 9 de marzo, tienen ahora una segunda prueba "capital", porque la primera la dieron los campesinos movilizados para cerrar sus deliberaciones de la Cumbre Agraria.
Es una lucha contra el capital, y la dictadura civil en cabeza de la Procuraduría, y en medio de esta disputa está el presidente y su decisión que afectará el rumbo de su reelección en cualquiera de los sentidos.
De él depende en últimas como autoridad del poder instituido que acuda a la fórmula democrático liberal para deshacer este entuerto político, en el cual se quieren confundir faltas disciplinarias para inhabilitar políticamente a una figura de la oposición, y la ciudadanía que lo respaldó con su voto.
De no ser así, la calle, el poder constituyente fijará el tono y el timbre del despertar democrático de una Bogotá en rebeldía que rescata lo positivo de una administración, y corrige sin empacho ni vergüenza sus yerros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario