23 de septiembre de 2014



EL VOTO EN BLANCO, UN ENSAYO AMBIGUO DE LA POTENCIA CONSTITUYENTE. PARTE  III.

“La verdad siento cierta desmoralización…tuvimos el mismo porcentaje de votos nulos que en 2006 y 2010…Eso lo podré saber por allá en cuatro o seis meses, cuando se entreguen credenciales y se puedan mirar los documentos.” Carlos Ariel Sánchez, registrador nacional del estado civil, ET, 11/03/14. Bogotá, p. 5.

                                                          El voto en blanco también triunfó por segunda vez, porque obtuvo la votación requerida para invalidar los resultados de la elección para el parlamento Andino, en la elección de marzo de 2014. La primera prueba ocurrió en Piedras (Tolima), en un espacio semi-rural de Colombia.

Esta vez el escenario fue urbano, y puso en cuestión la fórmula de la representación política, afectando sin distingo a diferentes culturas políticas que compitieron por las curules, pero en particular a la representación de la izquierda. Los elegidos para esta instancia  obtienen una remuneración de $24.054.000 millones de pesos colombianos.

En la disputa por el voto en blanco contra los aspirantes concurrió una población de 10.172.124 ciudadanos. Los primeros lugares en esta votación aparte, del 9 de marzo, fueron conseguidos por el partido Conservador con 947.774 votos; Alianza Verde, 815.239, ambos con lista abierta; y por último, el PDA, que en lista cerrada obtuvo 721.681 sufragios. Junto con estos resultados, hubo 2.848.990 votos no marcados, 510.439 votos nulos. Los totales fueron,  a su vez, votos por lista o partido: 3.189.502, votos en blanco: 3.623.193, y votos no válidos: 6.812.695.[23]

Adicionalmente, se mantuvieron las altas cifras de votos nulos y no marcados que ponen de presente una ineficaz pedagogía para preparar en el acto físico de votar, o la disposición de la gente, consciente, para anular su voto. Lo cual, igualmente, traduce un acto de rebeldía objetiva frente a las formas de la representación imperantes.

Lo anterior es una hipótesis con fuerza relativa, porque en los escenarios de la Costa, donde hubo copiosas votaciones, y los índices de analfabetismo y exclusión social son dramáticos, casi nunca se "desperdician" los votos.  Los analistas citas los casos típicos de los departamentos de Sucre  y Córdoba, enajenados a los cacicazgos políticos armados y desarmados.

Si hay verdad en el decir del portal “la Silla Vacía”, con la vocería del analista político  Ariel Ávila, la parapolítica como fenómeno sigue “vivito y coleando” en todas las listas, menos en las de Alianza Verde y el PDA. Ella tiene arraigo permanente en lo que denominamos el proyecto de la “para-república”, que es ahora la avanzada del partido Centro Democrático sobre la sociedad civil, en procura del desmonte simultáneo, el descrédito progresivo del Estado social de derecho desde dentro, para ser suplantado por el placebo del Estado comunitario de los propietarios.[24]
Tal proyecto no ha sido detenido, tal y como lo indica el hecho, que directa o indirectamente, ahora en alianza con las Bacrim, en lugar de las Auc, consigue éxitos electorales en la elección de congresistas para las dos  tendencias que se disputan el liderazgo del bloque dominante.

La “exportación de la dirección paramilitar que fuera extraditada a los Estados Unidos, no menguó una representación que alcanza al 33 por ciento del nuevo Congreso, con la presencia de congresistas electos con tales vinculaciones, o por interpuesta persona, por encontrarse los que eran titulares pagando condenas penales. Lo cual permite concluir que el régimen para-presidencial no ha sido desmontado, y  los Acuerdos de Santafé de Ralito, en sus dos versiones, siguen operando, y dando frutos políticos.

Además, la verdad de los resultados contabilizados muestra que ninguna de las listas a Congreso obtuvo una mejoría concluyente en las votaciones que habían registrado en la elección pasada en lo referido a resultados de Senado. Pero sí hubo un ganador numérico, el Partido de la U, que sin embargo, perdió congresistas. Lo máximo que obtuvo un partido, el Liberal, fue obtener el mismo número de senadores, 17, cuando hacía oposición a la aplanadora del Uribismo, al cual le hacían oposición.

El Centro Democrático, CD, que obtuvo al final 20 senadores en "el destape", sí mostró  el real poderío electoral de Álvaro Uribe Vélez como persona. La lista cerrada que encabezó contabilizaba 2.045.564 votos, escrutado el 98,40 por ciento de las mesas. Pero no logró imponerse a la lista electa del Partido de la U,  en cuanto a número de senadores elegidos, porque en la Cámara fue ampliamente derrotado el CD.

Esto permite calcular la realidad de las cifras conseguidas en sus dos presidencias, y de qué modo fue posible elegirlo, y con el concurso de qué fuerzas santas y non sanctas, que ahora en parte se alinderan, se reparten en otros partidos, desde Opción Ciudadana hasta el mismísimo CD.  En la edición de El Tiempo del 11/03/14  están los nombres de tres elegidos: Ciro A. Ramírez, Marta Cecilia Curi y Teresita García Romero.

Sin embargo, en documento privado del CD, elaborado por el equipo del exministro Juan F. Londoño pronosticaba  40 senadores. Entonces, la votación debería alcanzar los 4 millones. En entrevista con Blu Radio, del martes 11/03/14, Uribe despotricó del exministro Martínez Salcedo quien filtró esa "perla documental". Así las cosas, la pifia fue monumental, y se entiende por qué Uribe exclama que el congreso elegido fue ilegítimo, y que se disponen a obrar en consecuencia.

El antiguo "mejor socio" de Álvaro Uribe, en el partido de la U, PU, Juan Manuel Santos dio parte de victoria, solo que se trata de una victoria pírrica, porque los 47 senadores obtenidos por la Unidad Nacional, donde se juntan todavía PL, 17, y Cambio Radical, CR, 9 no les da la mayoría para obrar libremente en el Congreso. Luego fueron también perdedores.

Así las cosas, el partido de la reelección tendrá que aliarse, si quiere ganar, al P. Conservador, que eligió 20  senadores, acogiendo en sus filas, entre otros, a los rechazados por otros partidos, y donde la rebeldía de Martha Lucía Ramírez, cosechó derrotas. De los electos a la candidata le contabilizan 4  que respaldan su candidatura independiente a la presidencia de Colombia.

Por otra parte, el bloque que junta a fuerzas de centro, izquierda y proyectos sociales democráticos, tiene que articular el espacio electoral que abarca también a las inciativas del voto en blanco, cuya mayor fuerza está concentrada en Bogotá, donde superó el 10 por ciento de la votación general.

Al mismo tiempo el bloque histórico, contra-hegemónico de los subalternos, en su anclaje urbano, le corresponde  establecer una interlocución programática con la abstención, si quiere disputar el rumbo de la presidencia en cabeza probable, del presidente Juan Manuel Santos.  A éste tendrá que ponerle la condición de realizar una asamblea constituyente de contenido social, en  la letra y el espíritu del artículo 13, de la Constitución nacional.

Pero, la primera prueba indiciaria de los acuerdos que hacen posible el bloque “contra-hegemónico” en la disputa de la orientación de la sociedad-civil, que por otro lado se procuran, la derecha liberal con el apoyo de la Fiscalía, y la reacción con la Procuraduría, constituido de los grupos y clases subalternas de la ciudad y el campo se avanza en la disputa por la hegemonía en el primer espacio urbano, la ciudad capital.

Bogotá ha sido gobernada por tres alianzas sucesivas de la izquierda nacional, bajo la dirección del PDA con otros sectores, en dos ocasiones, y el movimiento Progresista, hoy Alianza Verde, con concurrencias de variopinta procedencia política, desde liberales hasta anapistas y conservadores.
El control de este gobierno local es nuclear para pensar el derrumbe de la dominación actual,  y dar opciones a la disgregación del bloque agrario, en la medida en que el mercado de la capital del país hace posible realizar la producción excedentaria del campo, en caso de darle curso a una reforma agraria que tenga por protagonista al campesinado parcelario, y a la pequeña y mediana propiedad  que animó el reciente paro nacional agrario.

Ahora se reedita esta lucha urbana, que retrotrae la memoria de los movimientos cívicos que alcanzaron una primera cota en el paro cívico nacional de 1977,  sin los aliados de antes. Con independencia de los yerros, e improvisaciones inexcusables de la administración, ha sido  la defensa política de la democracia en el proceso de la destitución del alcalde Gustavo Petro, la nota diferenciadora de las nuevas jornadas cívicas en Bogotá.

 Así se logró detener la consumación de su muerte política por vía administrativa, y cuestionar los motivos que lo sancionan por gravísimas faltas de carácter disciplinario. Dándole pábulo a pensar en la acción la posibilidad de un bloque urbano subalterno que haga la diferencia en la dinámica de la negociación de la paz. Lo que en parte, se ha visto realizado con la presencia de las víctimas en dos oportunidades en la mesa de negociación de la paz en La Habana. Porque conviene recordar que Bogotá alberga al mayor número de desplazados en Colombia, que con su presencia transforman en todo sentido las dinámicas de convivencia y coexistencia del pasado.

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