VENEZUELA Y EL CURSO DE UNA CRISIS DE HEGEMONÍA
miguel angel herrera zgaib
Director Seminario Internacional Gramsci, 2-5, 8 de mayo 2017.
En términos de Antonio Gramsci, Venezuela experimenta el devenir de una específica crisis de hegemonía, que tiene que ver con la puesta en situación de la revolución bolivariana.
Es la medida de la revolución fue capaz de movilizar con Chávez a las masas populares que pueblan los altos de la ciudad de Caracas, y rodean con sus cinturones de pobreza, a las clases medias y ricas que corrientemente ocupan los demás lugares de la capital.
En las calles se hacen ejercicios de democracia directa, en los que se enfrentan violentamente los defensores de la llamada revolución bolivariana, que no ha tocado la estructura de la propiedad privada, de modo general, pero sí redireccionó el destino de la renta del petróleo, para mejorar la condición de los pobres y pobladores de las barriadas deprimidas.
Estas multitudes son las mismas que bajaron un día, y saquearon a Caracas, hambreado por las políticas del adeco Carlos A. Pérez. Hoy la MUD busca dirigir en su heterogeneidad, a los sectores medios de la sociedad venezolana, y reposicionar a la gran burguesía que se afianzó históricamente a partir del pacto de punto fijo, del año 58.
Con aquel acuerdo, los sectores organizados de obreros, burgueses, y pequeño burgueses, lo pusieron de patitas en la calle al dictador Marco Pérez Jiménez, un modernizador, al estilo que lo fueron, mientras pudieron Juan Domingo Perón y Getulio Vargas.
Pero, esta vez, las fuerzas no son las mismas, porque hay un sector popular heterogéneo que fue beneficiado con la redistribución de parte de la renta petrolera, cuando la bonanza lo permitió. Ahora, ese flujo de caja está suspendido, y el gobierno del PSUV ha tenido que acudir a los préstamos, mientras se beneficiaba de una nueva subida de los precios del crudo.
En el ocaso de la vida del comandante hubo que hacer arreglos con capitalistas que los críticos agrupan en el sector de la Bolinburguesía, para garantizar los triunfos electorales, que alcanzaron para elegir, con cierta precariedad al sucesor que Chávez escogió a dedo, atendiendo al círculo de consejeros más cercano a él, desde el golpe fallido contra su primer gobierno. (continua)
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