MIRADA SUBALTERNA, SOCIEDAD GLOBAL GRAMSCI
LA MARCHA DE LA CRISIS EN VENEZUELA.
Miguel Angel Herrera Zgaib
Director del Proyecto SEMINARIO INTERNACIONAL GRAMSCI
Mientras la crisis venezolana sigue su curso, en las calles, barrios y plazas, el presidente Nicolás Maduro insiste en el diálogo con la oposición. Entretanto, a través de la canciller Delcy Rodríguez canta el retiro de la OEA, que no ocurrirá por la vía del fast track, sino que conforme a los trámites burocráticos, tardará más de un año.
Sin embargo, algunos citan el trámite más o menos expedito, en tiempos del presidente Hugo Chávez Frías, cuando se separó a Venezuela de la Comisión de Derechos Humanos, toda vez que iba a sufrir acciones punitivas, como se anuncia por el secretario Almagro, quien con "diligencia interesada" arma el expediente para aplicarle la Carta democrática a los rebeldes de antaño.
La coyuntura es propicia para este castigo hipócrita, ahora que con la baja en el petróleo, y la crisis de la economía neoliberal, preñada de escándalos, a lo largo y ancho de nuestra América, se armó una mayoría de 19 naciones, cuyos cancilleres están prestos a hacer la voluntad del socio mayor, Estados Unidos, padre de la OEA, que en la posguerra reemplazó a la Unión Panamericana.
La nueva estructura para defender el "patio trasero" de EUA, tuvo su asiento fundacional en la ciudad de Bogotá, en abril de 1948, que coincidió con la oleada anticomunista, de una parte; y de otra, con el asesinato de Jorge E. Gaitán, a quien se prohibió asistir a la ceremonia principal, en la que estuvieron en el gallinero del teatro Colón, los estudiantes antiimperialistas, entre ellos, Fidel Castro, protestando contra aquel adefesio, hecho en defensa del interés estratégico del hegemón occidental.
Esta exclusión significativa ocurrió bajo el cobijo del reaccionario ministro de relaciones exteriores, el expresidente Laureano Gómez, bajo la presidencia de Mariano Ospina Pérez, y con el apoyo de Alberto Lleras Camargo, vástago vergonzante de la efímera segunda República liberal, que proyectó a Alfonso López Pumarejo, porque la primera fue resultado del radicalismo de la segunda mitad del siglo XIX.
Alberto, obsecuente servidor de los intereses estadounidenses en el continente, al lado de Laureano, fueron después de la gran Violencia, los artífices de un pacto excluyente, el frente nacional, votado en 1957, y gemelo del pacto de Punto Fijo, que sacó a Marcos Pérez Jiménez del poder, en la hermana república de Venezuela en 1958.
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