¿Pesimismo u
optimismo? luces y sombras
Giovanni
MoraLemus
Después de las intensas y animadas
jornadas del décimo seminario internacional Antonio Gramsci (SIG) del mes
pasado, nos embarcamos, algunos miembros del grupo presidencialismo y
participación en la asistencia, por supuesto no pasiva, del séptimo congreso
latinoamericano y caribeño de ciencias
sociales (Clacso).
El seminario Gramsci coge fuerza, la
experiencia fallida y exitosa de los últimos años se evidenció en su versión de
octubre pasado. Hemos aprendido y ganado en muchos aspectos, en la calidad de
los ponentes, en la participación de diferentes universidades, asegurar los
auditorios, no solo en lo referente a un espacio físico sino en cuanto a los
asistentes es otro gran logro. Las video/conferencias nos permitieron darle ese
carácter de internacional y andino-amazónico.
Luciano Concheriro nos aportó luces y
sombras desde México, nos recordó el papel del intelectual cercano a los
procesos sociales, a propósito del trágico hecho de los estudiantes de Iguala.
Cuarenta y más de estudiantes de la
escuela normal y rural de Ayotzinapa desaparecidos…pero no naturalizar este
tremendo hecho y llamar las cosas por su nombre, a propósito del extractivismo es una pista, una luz, para
todos los cientistas naturales y sociales.
Pero pocos días después de nuestro
décimo seminario un trágico accidente cegó la vida del colega Marco Chaux, suceso
que nos colmó de desasosiego…
¡Mujeres
dirigid la política!
Asumir el pesimismo o el optimismo
frente a las actuales circunstancias es en verdad un debate. Monedero trató de
sintetizar su postura frente a esta polémica señalando que él era un
pesimista/optimista. Mientras tanto Pepe Mujica alentó a los jóvenes presentes
en la conferencia con su renovado optimismo diciendo: ¡muchachos a construir nuevos
partidos políticos!
Luis Ignacio Lula da Silva estuvo
entre los optimistas y muchas ponencias y reflexiones sobre la América Latina
señalaron y caracterizaron las dificultades económicas y sociales, aunque no
quedaron claras las salidas y soluciones a dichos problemas tan graves ¿En
verdad es posible en las actuales circunstancias asumir una posición optimista?
¿O será mejor asumir con toda crudeza lo irreversible de los problemas sociales?
Hoy Siria y Francia se parecen,
padecen en carne propia los fundamentalismos de Occidente y de Oriente. Por su
parte, la guerra en Colombia tiene al
mismo tiempo matices de luces y sombras, entre la paz neoliberal y la
paz subalterna, entre la paz que proponen los gobiernos y la paz de los
movimientos sociales y la sociedad civil.
Pero yo prefiero pensar como lo haría
el teólogo brasilero Guy Cote, para resolver la pregunta entre el optimismo y
el pesimismo:
La
esperanza,
escribe él, se vuelve un combate de cada
día, una forma de resistencia al mismo tiempo política y espiritual hecha de
rechazo y creatividad.
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