Hoy, en forma inesperada, inescrutable, me enteré del trágico fallecimiento de Marco Aurelio Chaux, a quien conocí hace alrededor de una década, siendo mi alumno en la clase de Teorías del Poder, y desde entonces, en diversos momentos de su fecunda, intensa, apasionada existencia, nos reunimos, en procura de intereses y proyectos comunes.
Ahora cuando ya es un recuerdo vivo, quiero en nombre de los compas del Grupo Presidencialismo y Participación que lo conocieron; y quienes lo escucharon este año, de manera circunstanciada, recordarlo en su irreparable ausencia.
Saludar con todos, y acompañar en su dolor a su mamá, a su compañera de vida desde su viaje a Australia, y su regreso a Colombia; a su padre ausente, a los familiares y a los amigos del tiempo y las vivencias compartidas.
Saludar con todos, y acompañar en su dolor a su mamá, a su compañera de vida desde su viaje a Australia, y su regreso a Colombia; a su padre ausente, a los familiares y a los amigos del tiempo y las vivencias compartidas.
Esperamos poder contribuir a la celebración de la aparición del libro que venía preparando, en una sesión especial cuando haya la oportunidad y el ánimo propicios. Hasta siempre.
Te recordaremos en tus actos y tus obras, en tu entusiasmo por el esoterismo, la astronomía y las cartas astrales. Tu disposición para navegar en todos los saberes; por estar siempre atento a los secretos del cielo generoso y los astros esquivos, con la infinita fascinación que ejercen sobre nosotros, habitantes de un punto insignificante del universo.
Por tu insaciable curiosidad como navegante en los meandros de la mente humana, oteando en la singularidad de las psicologías, repartidas, irrepetibles, deambulando a diestra y siniestra. Querido, silencioso habitante de todas las estaciones, sigue viajando. Has trazado tu estela con la fugacidad de una estrella que titila, aparece y desaparece, siempre en el recuerdo.
Te recordamos en presente
Miguel Angel Herrera Zgaib.
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