CERO Y VAN CUATRO.
VOTO EN BLANCO POR LA CONSTITUYENTE SOCIAL
Miguel Angel Herrera Zgaib
Director Proyecto Paz Democrática y Constituyente Social
Grupo Presidencialismo y Participación
Presid.y.partic@gmail.com
La tercera encuesta conocida, donde vuelve a ganar Santos, realizada por Datexco, la destaca El Tiempo,
en la primera página del viernes 16 de mayo.
Sin embargo, ello no ocurrió con la inmediatamente anterior, divulgada
por Cifras y conceptos, donde quien
punteaba por primera vez era Oscar I. Zuluaga, el candidato del partido de la
guerra, y estafeta del carismático jefe de la reacción, cuya alianza inter-grupos
de interés en defensa de la gran propiedad agraria se autodenomina Centro
democrático.
Las cifras de Datexco
que realizó 1200 encuestas en 31 municipios, la mitad de las que hizo
Publimétrica de César Caballero, arrojó como puntero en la intención del voto
en primer vuelta a Santos (27,5), luego Zuluaga (25,6). Esta diferencia supone un empate técnico.
En tercer lugar
aparecía el voto en blanco (15,0). Después están los tres otros candidatos, con
Clara y Enrique empatados (9,7) mientras que Martha Lucía cierra el quinteto con
9,4 de la intención del voto. Con estas otras diferencias ocurre lo mismo que
con los dos punteros: este trío tiene empate técnico.
Por pura aritmética, y
aunque no se pueden sumar peras, manzanas y bananos, a no ser que se trate de
un "salpicón", lo cierto es que, creyendo en lo posible a los
candidatos, el partido de la guerra suma 25,6 más 9,4, 35 por ciento. En tanto
que, los partidarios de la paz, porque así lo han sostenido a 9 días de la
elección, suman 27,5 por ciento más 9,7
más 9,4, esto es un total de 46,9 por ciento.
Sin embargo, este
mismo viernes, en las horas de la mañana, se conocía la cuarta encuesta de la
firma Invamer Gallup. Aquí vuelve a adelantarse Zuluaga con 29,5 por ciento,
mientras que Santos aparece con 29 por ciento; de otra parte, Clara López, de
la centro izquierda alcanza el 10,9 por ciento; y el voto en blanco se reduce a
algo más que el 5 por ciento.
De la primera a la segunda vuelta
Así las cosas, el bloque potencial por la paz obtiene casi el 49 por
ciento de los votos para la primera vuelta. Lo que hace posible pensar, que de
darse una segunda vuelta, enfrentando la paz y la guerra, la propuesta de la
paz será la ganadora. Pero, al tiempo, crece también el apoyo al partido de la
guerra.
De acuerdo con la
encuesta de Datexco, para la segunda vuelta, el 15 de junio, las preferencias
están así: Santos 35,9 y Zuluaga, 34,4, por lo que aquí también se determina un
empate técnico, por consideraciones de los márgenes estadísticos probados para
este tipo de estudios en el mundo.
Conforme con la
penúltima encuesta conocida, la de
Invamer, porque falta la Ipsos-Napoleón Franco que será la última permitida,
para la segunda vuelta el ganador de la presidencia sería Oscar Iván Zuluaga,
aunque por los guarismos registrados también hay empate técnico con Santos.
Adicional a lo dicho,
con base en la muestra realizada por
Datexco, del total de los encuestados, un 25,7 por ciento señala claramente que
no votará por ninguno de los dos candidatos en la segunda vuelta. De
mantenerse, esta es una realidad que no tiene antecedentes en una elección
presidencial de Colombia.
Expurgando el voto en Blanco
Datexco indagó por las razones de los potenciales votantes en blanco, en
relación con el 15 por ciento registrado. Estas son las cifras discriminadas:
el 28,5 no confía en los partidos; el 26,2 dice que ningún candidato es buena
opción, lo cual guarda congruencia con lo que se dice, con sus obvias
diferencias, en la segunda vuelta.
De otra parte, el 19,3 del total de 15 por ciento que votaría en blanco en la
primera vuelta señala explícitamente que ninguno de los 5 candidatos le gusta.
Hay 14,4 que lo hará como protesta, y el restante 7,7 no está enterado de las
propuestas, por lo que no las votará, y hay un 3,9 que no da una razón
específica.
Sin embargo, en la posterior
encuesta revelada por Invamer Gallup, el voto en blanco cayó a menos del 6 por
ciento, después que la ciudadanía había conocido los escándalos que ensucian a
las dos campañas presidenciales líderes. Estos son Las chuzadas y propaganda
negra comprada al hacker Sepúlveda, pariente del proyecto Andrómeda; y el
presunto pago de US 12 millones a JJ. Rendón por los Combas, de los
cuales, Uribe Vélez dice, US 2 millones
fueron a las exhaustas arcas de la campaña Santos presidente.
De las dos, significativamente, la más perjudicada es la favorabilidad de
Santos, mientras que parece que el voto en blanco se deslizó para sumarse a la
tendencia creciente en respaldo preferente por Zuluaga.
El candidato del partido de la
guerra, y Martha Lucía, aliada del
bloque de la reacción se reparten el 10 por ciento que pierde el voto en
blanco. Y estas dos fuerzas, conforme a
la realidad de la segunda vuelta, según los pronósticos, se unirán para volver a controlar el ejecutivo; porque
no hay trazas de que sea Martha Lucía la adversaria de la segunda vuelta.
Elecciones y
negociación en La Habana
Ante estas mediciones desalentadoras, las Farc-ep y los negociadores del gobierno anuncian el
mismo viernes que se ha concluido con el tercer punto de la agenda de paz, que
se encontraba, en apariencia empantanado, el de los cultivos de uso ilícito, lo
cual se anunció en la mañana del mismo viernes pasado, y por la noche lo
ratificó el presidente Santos con inocultable acento electoral.
Esta noticia viene a darle
respiración extra a la suerte del proceso electoral comprometido con el ascenso
sostenido del candidato Zuluaga, que pareciera blindado a la revelación de su
estrategia de descrédito, chuzadas y propaganda negra que le fuera descubierta
por la Fiscalía de la nación.
A lo anterior se suma el comunicado
conjunto de las Farc y el Eln, quienes anuncian que hacen una tregua unilateral
al quehacer de la guerra, entre los días 20 y 28 de mayo, para favorecer en los
territorios de su influencia que la ciudadanía concurra a las urnas con los
mínimos trastornos posibles. Una medida que tampoco tiene precedentes en este
tiempo de hostilidades que ya cubre casi 14 años, desde que Uribe ascendió por
primera vez al gobierno de Colombia.
Esta claro que las guerrillas,
dentro y fuera de la negociación de La Habana están comprometidas con la
consecución de la paz; y que en ese sentido ellas brindan un apoyo para que los
habitantes del campo contrarresten, si así lo quieren los gritos de guerra que
aúpan el Centro democrático, y que cosechan a su modo, las fuerzas del
Conservatismo, que tiene también como candidata a una exministra de defensa,
quien fuera nombrada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, el senador más
votado en la historia reciente, y el más caracterizado abanderado de la reacción que hegemoniza el bloque agrario en Colombia.
¿Qué hacer,
entonces?
En esta oportunidad no hay
promotores reconocidos del voto en blanco, que tengan un respaldo de la
Registraduría y el Consejo Nacional electoral para adelantar de igual a igual
su campaña. Sin embargo, la realidad en cifras da una cifra considerable del
voto en blanco para la segunda vuelta del 15 de junio, luego de la caída de 10 por ciento,
registrada en la penúltima encuesta a cargo de Invamer-Gallup, divulgada el
pasado viernes.
Una voz polémica como la que más, la del escrito Fernando Vallejo, ha llamado
la atención sobre la causa del voto en
blanco. Ha sido publicitada por
los medios, con un doble propósito, persuadir o disuadir de tal conducta a los
ciudadanos.
Pero no es la única vocería en
rebeldía contra la corrupción de las dos candidaturas presidenciales, en el
interés manifiesto de volver a repartir la baraja, pensando ya, en los
peregrinos resultados de la primera vuelta, donde la efectividad del voto en
blanco aparece ahora pulverizada.
Sin embargo, es esta una oportunidad para darle al voto en blanco un peso
programático para ejercitarlo con menguada contundencia en la primera vuelta
con contundencia. Primero, para optar
por hacer una causa común con las fuerzas de centro izquierda que habilitara un
segundo lugar, inclinándose el 5 por ciento a un respaldo en la intención del
voto por Clara o por Enrique Peñalosa.
Estos dos candidatos fueron
incapaces de articular una opción que los juntase previamente, perdiendo la
oportunidad de tener una clara tercería electoral con la posibilidad de ganarle
la contienda electoral a la derecha en sus dos matices, y darle un rumbo a la
paz con reformas, en suma, una paz democrática. Sumándose el voto en blanco
a la centro izquierda esta obtendría un
tercer lugar en la primera vuelta
A hoy, la propia Alianza Verde, en su interior ha hecho agua, en la medida que
un sector de progresistas, de manera vergonzante ha hecho anuncio de respaldo a
Santos en la primera vuelta. En esta operación Petro, su líder carismático ha
guardado "respetuoso" silencio como se lo ordena la ley electoral.
Pero la delegación ha sido escarnecida por rivales y partidarios.
No parece, ahora, que en la primera
vuelta los conservadores se dispongan a dejar a Martha Lucía, aunque así lo
anunciaron los reeleccionistas, atemorizados por las sanciones de "doble
militancia". Porque si lo hicieran,
el respaldo a Martha L, en su maniobra, puesto que tampoco alcanzarían a ganar
en primera vuelta, comprometería el acostumbrado “colinchamiento” de los azules con un posible ganador que los
habilite para embadurnarse lo más posible con la mermelada que se entrega por
el respaldo al más opcionado ganador de la segunda vuelta.
Hay, según Datexco un 2,9 que no sabe por quien votará, lo que por supuesto
disminuirá en lo que resta del tiempo para la votación. Así están las cosas, y
es oportunidad para hurgar en el saco de los abstencionistas, y de la población
rural, en los cierres de campaña que restan de aquí a los pocos días que faltan
de la primera vuelta, y los que se abren en la segunda. Estas poblaciones casi nunca son realmente auscultadas por
ninguna encuestadora, porque de modo general no afectan para nada los
resultados.
Esta estrategia supone un mensaje claro para los movimientos sociales, en primer
lugar, que no siempre votan; para quienes están influidos por las guerrillas.
Se trata en su conjunto de barajar las
cosas en términos de favorecer un ejercicio constituyente con el preparatorio
de la primera vuelta, que consolide la tercería del Polo/UP.
Luego, para la segunda vuelta, se trata de levantar
la bandera de una tercería a favor de la Constituyente social que junte a la
Alianza Verde y la alianza PDA/UP para
precaver con consecuencia el
falso dilema de los dos potenciales ganadores, y sus formas corruptas de hacer
política. A quienes la tendencia de centro izquierda urge colocar en su exacto lugar, aunque Santos o Zuluag ganaran la presidencia como está aproximado por la detección de las percepciones que revelan las últimas encuesta.
Más aún,
teniendo en la mira el significado del posconflicto en términos de darle pleno
respaldo al curso de una reforma social, intelectual y moral de gran
calado que de, en efecto, piso firme a la paz. Tal punto de encuentro está de antemano situado, de modo abierto, en el denominado sexto punto de la agenda de La Habana, donde se negocia, de todas maneras, una paz recortada y afectada por "secretas discreciones" que para nada sirven a un real ejercicio en democracia.
Crisis orgánica y guerra de
posiciones democrática
En suma, este un tiempo, que para Antonio Gramsci, se correspondería con el avance
de una guerra de posiciones democrática, que
hace a un lado a los partidarios de la guerra como catastrófica fórmula
de solución; a la vez que amplía las avenidas de la paz, dándole cabal
protagonismo a la opción de centro izquierda, que equivocó el rumbo en este
trance definitorio.
Es la hora de ponerle dientes ciudadanos a la paz y su
devenir en el posconflicto con una cascada de reformas socio-económicas
fundamentales. El voto en blanco es ahora uno de los componentes, junto con los
que de modo corriente se abstienen con o sin razones.
Es la forma de avanzar en la lucha
democrática contra la guerra de manera contundente, yendo más allá del canto de
sirenas de la representación, destapándose bien los oídos, y abriendo bien los
ojos. Se trata de ser más contundentes en la denuncia que cómo lo hace y
pregona el expresidente César Gaviria.
Él,
este viernes también ha saltado a la palestra, convertido en jefe de
debate de Santos, en defensa del papel protagónico del liberalismo en este
trance que marca la historia nacional,
porque define un modo de desatar la crisis, de tres posibles, igual a
las fuerzas que tienen la palabra. No hay tiempo para eclecticismos y vacilaciones. Sobre la mesa hay tres caminos para Colombia,
reacción, centro-derecha y centro-izquierda. Y la ciudadanía inclinará la balanza, incluyendo la
abstención, y el voto en blanco en este combate estelar con todo su dramatismo.