EL PARO NACIONAL DEL 29 SE AGRAVA
miguel angel herrera zgaib
profesor asociado. Ciencia Política, Unal
Director Grupo presidencialismo y
participación
"Hoy como se vio se tuvo que
defender el mismo Palacio de Justicia y la Catedral Primada." Palabras del
mindefensa, Juan Carlos Pinzón.
"Tenemos en relación a heridos, 147
personas. Trasladamos a hospitales 26, y 9 policías heridos. La policía tiene
40 detenidos en la UPJ. 4 personas fueron detenidas en flagrancia, y de ellas
un menor de edad." Reporte del Alcalde Petro, a las 8 pm.
"Los vándalos no son
campesinos...negociamos con los voceros para terminar con la protesta social,
no para prolongarla." El mingobierno Carrillo.
El alcalde Gustavo Petro ha ordenado
el toque de queda en dos localidades del sur, en Bosa y Ciudad Bolívar, y
en Suba en el Norte. Pero, lo más grave ocurrió en Soacha, donde ya hubo
policías heridos, en medio de la asonada que afecta tanto su centro como
lugares periféricos.
En estos momentos, a las 10 de la noche, el
alcalde de Soacha ordenó que intervenga el ejército, alrededor de 100 efectivos
que estaban cumpliendo la tarea de cuidar un puesto de policía. Hay toque de
queda hasta las 5 a.m.
Antes ha denunciado el
Mindefensa que en Soacha hubo tres policías heridos a bala, y culpa a las Farc
de los desmanes, sin que haya prueba conocida hasta ahora. Se están destruyendo
cajeros, y propiedades privadas y bienes públicos.
LA OTRA CARA DE BOGOTÁ
A
eso de las 10.30 am., me encontraba en la carrera 7 con la calle 40, enfrente
de la U. Javeriana, y a unos 50 metros de la sede principal de la Universidad
Distrital. Había estudiantes de ambas universidades, también de la Católica, en
espera de que llegaran los demás estudiantes que venían de la Pedagógica y la
Nacional. A eso de las 11 am., se inició la movilización.
Al mismo tiempo avanzaba el contingente de
la Nacional por la carrera 13, en paralelo, sin que se juntara con el
abigarrado grupo que había partido de las inmediaciones de la Javeriana. En una
parte del trayecto, el grupo de la licenciatura artes escénicas desarrolló una
presentación callejera, un diálogo con destinatario.
Ellos escogieron como interlocutores de
ocasión a un piquete de la policía que con escudos estaba resguardando unas
edificaciones. Teatreros de ambos sexos, vestidos de negro, y los rostros
cubiertos de blanco exhibieron sus gestos y parlamentos ante la expectación de
la improvisada audiencia.
La marcha seguía sin sobresaltos. Me junté
con dos colegas, Alpher y Medófilo, y continuamos sin contratiempos caminando y
dialogando por la 7. Mientras que los jóvenes universitarios colmaban las
dos calzadas de la 7a. Unas cuadras adelante, pasando el monumento a San
Martín, las dos oleadas estudiantiles confluyeron en la carrera 13,
uniéndose los estudiantes de la Nacional al torrente humano que después subió
por la calle 19.
Después la multitud alcanzó la 7a, y de
ahí rumbo a la plaza de Bolívar. Allí llegamos a eso de las 12.30. La
plaza empezaba a colmarse, sin que hubiera incidentes con la policía o el Esmad
en el trayecto. Gritaban consignas en favor del paro agrario, y apoyo a la lucha
estudiantil, que orienta la Mane, y en defensa de la universidad pública, una
especie para algunos en vías de extinción.
EN LA PLAZA DE BOLÍVAR
"Esos muchachos están cruzando la
barreras de lo permisible y entrando en actos criminales. " El ministro
Pinzón.
En la Plaza ya había en la tarima puesta del Palacio Liévano
oradores turnándose en el uso de la palabra: arengando, denunciando y
enjuiciando a los gobernantes de César Gaviria en adelante. Había la presencia
sindical, destacada por sus banderines, junto a una pancarta con cifras y en
apoyo del paro campesino.
La alianza obrera y campesina, sin
intermediación política, y a la espera que llegaran los estudiantes,
convocantes iniciales del paro del 29 de agosto, y en apoyo al proyecto
alternativo de reforma a la educación superior. Tomaba cuerpo otra experiencia
política, un nuevo sujeto emergiendo de estas luchas por los mínimos vitales de
más de 10 millones en el campo, y otro tanto en las ciudades.
Luego un orador en nombre de Fecode
brindó apoyo a estudiantes y campesinos, y recordó el paro que tienen
anunciado, sin que supiéramos qué había pasado en la reunión que en la misma
mañana tuvieron con el presidente Santos. El moderador pidió que los que no
iban a intervenir bajaran de la tarima que no ofrecía seguridad completa.
Detrás de la primera línea había forcejeos
por darle uso de la palabra a otros. Se exhortó también al comandante de la
policía, para que permitiera que la Mane tuviera acceso a la plaza de Bolívar, y pudieran hablar en el acto del cual eran co-protagonistas y
anfitriones.
A contrario de otras ocasiones, no había
lluvia, y el sol estaba esplendoroso. Seguía ingresando gente al rectángulo que
enmarcan el Capitolio y el Palacio de Justicia. Esta vez la mayoría eran
jóvenes de todas las procedencias, y piquetes sindicales, así como juventudes
del Polo, enjaezadas con banderas y camisetas distintivas, y otras
representaciones menos corrientes, las colonias en apoyo a los campesinos de
Nariño, Boyacá, Cundinamarca, que mostraban en sus pancartas y carteles.
UNA LECCIÓN NO APRENDIDA.
"Vamos a llevar los dispositivos de
defensa a las ciudades." Mindefensa J.C. Pinzón.
A eso de la 1.20, en la tarde. caminé en dirección a
la cafetería Oma para cumplir una cita, pero estaba cerrada.
Es la que queda abajo del Palacio de Justicia, cerca a la tristemente
célebre entrada de automotores, donde el M-19 incursionó en el recinto
que luego terminó en llamas, y con muertos que aún no aparecen, y con
responsables que se niegan a aceptarlo.
Era noviembre de 1985, y hoy es 29 de agosto de 2013. La calma es tensa.
Faltando quizás 10 minutos para las 2 de
la tarde, el escuadrón de motocicletas de la policía, con dos efectivos por
cada una, verde y negro, que se encontraban apostadas en el pasillo del Palacio
de Justicia, calentaban motores para salir. Así lo hicieron bajando por la
calle contigua a Oma. Y todo me quedó claro. Iba a comenzar el
"foforro".
Ya sentíamos el efecto de los gases
lacrimógenos, y gases pimienta que venían de arriba, de la carrera 7a,. Había una
tanqueta negra con cañón de agua apostada en la vecindad del Palacio de Justicia. Cerca había un grupo
del Esmad, pegado a la pared, y en trance de entrar en acción.
De pronto la tanqueta se movió y empezó a
arrojar agua sobre los manifestantes, que en ese momento no estaban haciendo
cosa distinta a desfilar. Empezó la provocación en este lugar, a cargo de la
policía así destacada. Eran poco más de las 2 pm. Algunos ciudadanos
protestaron por esta agresión intempestiva. Nada sabíamos de lo que pasaba en
la carrera 7ª en ese momento.
Cerca a mí había un grupo de policía
montada, que presidía una mujer, y parecían preparados para actuar cerrando una salida de la plaza de Bolívar. Muy cerca alguien vestido de civil, en traje de paño, y con una especie
de walkie talkie se comunicaba
con otros, les daba órdenes. Pronto la
oleada de gases se hizo insoportable. Me desplacé en dirección a la carrera
10, para protegerme de sus efectos y de la arremetida que empezaba de la 7a
hacia abajo.
Cuando esperaba reconstruía las escenas que había presenciado. Imaginé lo peor de ahí en
adelante. Recordé que es costumbre inveterada que a partir de las 2pm., la operación de la policía
dispone el desalojo de la plaza de Bolívar. Entonces "los vándalos y
criminales" de los que hablan el ministro de defensa responden al rito coprotagonizando una batalla campal; una refriega que nada cambia, deja heridos, apresados por varios días, daños y destrozos, así como ingentes cargas de adrenalina e indignación
Esta vez, la marcha no concluía,
porque había salido tarde. Seguía llegando gente. Pero la policía en la
operación especial había empezado, en el lugar en que yo estaba, a provocar a
los manifestantes. Lo demás ya no pude verlo. La desgracia rondaba la escena.
Otros completarán este relato. Sentí rabia, tristeza y coraje.
Luego, escuchando la radio, más sosegado, no he
podido dejar de recordar lo que vivió Bogotá en el paro de 1977. Esa vez
terminó también con un saldo trágico, que contabiliza nuevos abusos y
relatos luctuosos. Van dos jóvenes muertos, uno en Suba y
otro en Engativá, de un disparo en la cara, uno de 16 años y otro de 23.
Llegué a pensar que esta vez las fuerzas
del orden iban a estar en su lugar, que las lecciones del pasado servían. Y que
el alcalde Petro marcaría la diferencia.
Esperando hasta que la marcha y movilización de protesta estudiantil y
solidaridad con el campo se disolviera sin problemas, pero no fue así.
Las cuentas trágicas del paro de 1977 no están completas aún, como tampoco las de 1984, en la ocupación de la Universidad Nacional. Quizás la comisión de Memoria Histórica nos de en los siguientes meses cifras confiables de estas desgracias nacionales.
Las cuentas trágicas del paro de 1977 no están completas aún, como tampoco las de 1984, en la ocupación de la Universidad Nacional. Quizás la comisión de Memoria Histórica nos de en los siguientes meses cifras confiables de estas desgracias nacionales.
Ahora, a falta de uno tenemos tres
toques de queda, y al ejército metido en operaciones de orden público en
Soacha. Después que hace dos día la alcaldía de Facatativá fue incendiada, y
los establecimientos a su alrededor saqueados e incendiados.
Señores gobernantes, "el palo no está para cucharas". La indignación está en las calles, y proviene de todos los puntos cardinales. Es tiempo de parar la amarga cosecha de tristezas. No más locura e insensatez !!!
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