20 de diciembre de 2011

La construcción del Estado (II Parte)

Álvaro García Linera

La experiencia boliviana

Esta experiencia de hace 10 años, del 10 de abril del año 2000 no va a ser solamente paradigmática por su efecto: hacer retroceder una ley dictada, promulgada por Banzer Suárez, sino que también va a lograr algo que no habían podido lograr anteriormente otros sectores sociales en su protesta aislada: articular, ensamblar, campo y ciudad. Jóvenes asalariados con jóvenes campesinos, profesionales con obreros. Va a ser una experiencia, una especie de laboratorio de un bloque nacional popular con la capacidad de irradiar esa experiencia al resto de los países.

A la guerra del agua de abril del año 2000 le vendrá el bloqueo más largo en Bolivia, un mes de bloqueo de las carreteras. Aquí le llaman piquetes, ¿no? (aplausos) Durante un mes entero trabajadores del campo, inicialmente en las zonas altas del altiplano aymara, La Paz-Oruro, luego de las zonas de los valles quechuas; Chuquisaca-Cochabamba, y luego las zonas bajas van a paralizar, van a bloquear las principales carreteras de nuestro país en rechazo a una ley que buscaba privatizar nuevamente el recurso hídrico, el agua. Y el éxito de esta movilización va a ser tal que va a dar lugar a una emergencia de liderazgos campesinos indígenas. Van a ser tiempos en que el gabinete entero va a tener que ir a negociar con el presidente, con el dirigente que en ese momento era Evo Morales del Chapare, para acordar el rechazo a la ley. (aplausos).

Va a ser momento en que otro dirigente indígena, aymara, le va a decir al presidente de entonces, que él como indígena no lo reconoce como presidente, y que va a hablar de presidente indígena a presidente mestizo. Este va a ser Felipe Quispe, que va a volcar el orden simbólico de una sociedad rascista y colonial como la boliviana. Desde ese momento el orden simbólico, la capacidad de articulación de bloques sociales, y la legitimidad de la movilización van a comenzar a expandirse.

Bloqueo del año 2000. Al año siguiente, 2001, otra movilización. Formación de los cuarteles indígenas de Calachaca, donde por turnos comunidades y comunidades vendrán con viejos fusiles de la guerra del Chaco de hace 60 años a hacer guardia para impedir de que las FF.AA entren a un territorio que lo consideran ellos como liberado del control del Estado.

Dos años después, 2003, hubo otro levantamiento de pobladores de la ciudad de El Alto. El Alto queda en el altiplano boliviano a 3900m, la ciudad de La Paz a 3600m; son ciudades contiguas, que las separa simplemente el que una está en un hueco y la otra en la planicie. Los de arriba son en verdad socialmente los de abajo. Pero les tocará a ellos sublevarse otra vez por el tema del agua y del gas, en rechazo a la venta de gas a EEUU a través de una empresa a instalarse en el puerto de Chile. Los alteños se sublevarán, inmediatamente esta sublevación contará con el apoyo del movimiento campesino indígena de tierras altas, de tierras bajas. Sánchez de Losada buscará retomar la presencia y el monopolio territorial, que producirá asesinatos, más de 67 muertos, hombres mujeres y niños, en dos días, marcarán el inicio del fin de Sánchez de Losada, porque ante semejante barbarie, el resto de la población no campesina, no indígena, mestiza, urbana, profesional, de clase media, igualmente se sublevará, y esto llevará a la huida de Sánchez de Losada en el año 2003. (aplausos).

Si ustedes ven, durante casi veinte años había protestas, siempre hay protesta, pero eran protestas aisladas, puntuales, focalizadas, y deslegitimadas más allá del lugar de la movilización. Hay un corte en el año 2000. Lo local se articula en torno a una demanda general movilizadora: la defensa de los recursos públicos, de los recursos comunes, del sistema de necesidades vitales como el agua. En torno a esa demanda los liderazgos -ya no de clase media, ya no intelectuales ni académicos como venía sucediendo antes, ni siquiera obreros-, sino los liderazgos indígenas campesinos lograrán articular a indígenas, a trabajadores campesinos, a jóvenes estudiantes, a pobladores migrantes urbanos, luego a profesionales, luego a la clase media. Lo harán inicialmente a nivel local, Cochabamba. Seis meses después, en dos o tres localidades. Dos años después, en varios departamentos. A este proceso de creciente surgimiento de un bloque popular con capacidad de irradiar la suma de demandas, de articular otros sectores, de encontrar legitimidad en la movilización, es lo que denominamos, teóricamente hablando, el momento del develamiento de la crisis de Estado.

2000, 2003. Luego vendrá un segundo momento de la crisis de Estado que, siguiendo a Gramsci, hemos denominado el “empate catastrófico”. El empate catastrófico es cuando estas movilizaciones que pasan de lo local a lo regional, que logran expandirse a otras regiones, que tienen capacidad de irradiación y de articular distintas fuerzas sociales, se expanden a nivel nacional. Pero no solamente que se expanden a nivel nacional, si no que logran presencia y disputa territorial de la autoridad política en determinados territorios.

Cuando la demanda local, reivindicativa, que cohesiona a un bloque popular, comienza a disputar la autoridad política en la región, la autoridad política en la zona, la autoridad política en el departamento. Cuando comienza a suceder eso, estamos en el momento del empate catastrófico. Simultáneamente hay empate catastrófico cuando la fuerza de dominación del gobierno y del Estado inicia un repliegue fragmentado de su autoridad y del gobierno, y frente a eso hay empate catastrófico cuando la sociedad comienza a construir mecanismos alternativos de legitimidad, de deliberación, y de toma de decisiones. Un empate catastrófico es en parte lo que Lenin y Trotsky llamaban la “dualidad de poder “, pero es más que eso. Un empate catastrófico es cuando esa disputa de dos proyectos de poder, el dominante y el emergente, con fuerza de movilización, con expansión territorial, disputan territorialmente la dirección política de la sociedad por mucho tiempo, no solamente una semana, no solamente 15 días, no solamente dos meses, no solamente tres meses. Dualidad de poderes. Sino 1 año, 1 año y medio, 2 años, 2 años y medio. En ese momento, de una irresolución de la dualidad de poderes de una sociedad, es el empate catastrófico.

Es lo que pasó en Bolivia entre el año 2003 y 2005: por una parte había el parlamento electo por los ciudadanos años atrás, pero por otra parte había el régimen de asambleas barriales, el régimen de asambleas agrarias y comunitarias, donde se tomaban decisiones con un efecto político incluso por encima de la decisión del parlamento. Es un momento en que el monopolio de la coerción no puede ejercerse en la totalidad del territorio, porque hay zonas donde las fuerzas sociales comienzan a implementar un monopolio social de los procesos de coerción. Eso es lo que paso en Bolivia entre el año 2003 hasta el 2005.

Un tercer momento de la crisis de Estado es lo que denominamos el momento de la sustitución de las elites. Estabilidad política quebrada por focos que se irradian, que se expanden, de protesta, movilización, articulación social y autoridad. Empate catastrófico cuando esos focos regionalizados y expansivos logran presencia de control territorial con capacidad de deliberar y de tomar decisiones en paralelo a las decisiones gubernativas. Sustitución de elites es cuando el bloque dirigencial de estos sectores sociales articulados acceden al gobierno. Es lo que pasó en el año 2006 cuando el presidente Evo, en un bloque que unificó a los movimientos sociales, que preseleccionó comunitaria y asambleísticamente a los representantes para ir al congreso, logra la extraordinaria victoria del 54%. Extraordinaria no solamente porque no haya habido una victoria electoral de este estilo desde hace 50 años. Todos los gobiernos en Bolivia eran elegidos por el 23, 28% del electorado.

El presidente Evo logrará el 54%. Pero no solamente por eso, sino porque… (aplausos) sino además, -y esto es quizás el acto más decisivo en la historia política de nuestro país-, porque un indígena para quien la vida colectiva, la vida política y la vida económica de la sociedad había definido, pese a que son la mayoría, había definido que solamente podían llegar a ser campesinos, obreros, comerciantes y transportistas; por decisión propia se volvían gobernantes, legisladores y mandantes de un país. (aplausos). No había pasado esto desde los tiempos de Manco Inca, allá en 1540, cuando se repliega a Vilcabamba, zonas interandinas entre Bolivia y Perú, no había pasado algo así.

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DEMOCRACIA, GUERRA Y NUEVA REPÚBLICA, 1512-2012.

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Carlos Bohrt; Sandro Mezzadra, Justo Soto, Francisco Hidalgo, Miguel Angel Herrera