La Celac viene después de varios intentos de construir bloques regionales sólidos para jugar en las grandes ligas de la globalización capitalista, cuando la UE es sacudida por la crisis y la recesión, y termina con un acuerdo donde de nuevo se coloca por fuera el Reino Unido, como cuña de los Estados Unidos. Aquí, la Celac puso fuera a los grandes socios, los propios EUA y Canadá, pero, igualmente, se mantiene la OEA, donde ellos participan como principales de esta "firma" internacional.
En cualquier caso, el trabajo de Ángel Guerra, originado en México, y facilitando por la diligencia intelectual de Alpher Rojas, entusiasta animador del pensamiento liberal crítico, nos ayuda a enriquecer el debate y la construcción de un escenario alternativo, que bien podría honrar el desastre fronterizo de Angostura, en el que chocaron los intereses nacionales de Colombia y Ecuador, y el quehacer subversivo de las Farc-ep. Ahora, también el expresidente Álvaro Uribe Vélez hizo circular la especie que el anfitrión de CELAC, le había sugerido que lo apoyaría en forma encubierta como lo hizo con Granda, para capturar a Timochenko en territorio venezolano. N de la R.
La Celac y la desmesura del sueño bolivariano
La cumbre constitutiva de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac), celebrada en Caracas los días 2 y 3 de diciembre, es un hecho de incuestionable dimensión histórica. En este caso cabe utilizar el calificativo sin temor a exagerar. La reunión superó las expectativas más optimistas por el espíritu democrático con que fue preparada por los anfitriones venezolanos en permanente consulta con los demás gobiernos, por el ambiente de hermandad en que se desarrolló, por lo sustancioso de sus documentos fundacionales que transpiran espíritu y léxico emancipadores, independientes y latinoamericanistas.
A partir de ahora América Latina y el Caribe hablarán con voz propia en el concierto internacional multipolar, acelerado por la debacle del capitalismo neoliberal y las fracasadas guerras de agresión de Washington.
No obstante que en la Celac existan naciones con políticas neoliberales y otros que las cuestionan frontalmente, la cumbre marca la ruptura de la región con el monroísmo. Como lo prueba la experiencia previa, estas diferencias no deben impedir su funcionamiento. Sí conviene reiterar que el camino a seguir en adelante no estará exento de obstáculos endógenos y principalmente amenazas exógenas.
En todo caso, la magnitud de sus objetivos de integración económica, cultural y política con inclusión social, cuidado por la naturaleza y participación ciudadana es inherente a la magnífica desmesura del sueño bolivariano y martiano. Así lo corroboran la Declaración de Caracas, el Procedimiento para el Funcionamiento de la Celac, el Plan de Acción de Caracas y los otros 20 documentos adoptados.
Cuando Bolívar enunció este ideal, luego actualizado por Martí, unos no lo creyeron viable, aunque lo acogieran como noble y hermoso; a otros les fue indiferente; otros más –los imperios y las oligarquías– se erigieron en sus enemigos jurados e hicieron cuanto estuvo a su alcance por ahogarlo en la cuna cuando se transformó en propuesta política. Pero siempre, hasta en las circunstancias más adversas, hubo quienes lo defendieran y le fueran fieles, como puede apreciarse en el interesante mano a mano sobre historia latinoamericana protagonizado en vísperas de la cumbre por los presidentes Cristina Fernández y Hugo Chávez en la televisión venezolana(www.cubadebate.cu/noticias/2011/12/03/cristina-y-chavez-un-dialogo-excepcional).
Aunque el espacio no me permita mencionar nombres, la creación de la Celac obliga a recordar a los luchadores sociales, revolucionarios y estudiosos que mantuvieron el sueño vivo y lo enriquecieron a lo largo de los años, muchos de ellos vinculados a la Universidad Nacional Autónoma de México. Más si me pidieran mencionar sólo un nombre de alguien que en los siglos XX y XXI ha creído, predicado y actuado fecundamente a favor de la necesidad de unir a Latinoamérica y el Caribe, ese sería Fidel Castro.
Por citar un hecho poco conocido, el líder de la revolución cubana es el único personaje no perteneciente a la Comunidad de Estados del Caribe (Caricom) que por decisión de todos sus líderes ha recibido la Orden Honoraria de la misma, homenaje al fervor y sacrificio que han acompañado a Fidel durante toda la vida de servicio dedicada a su país, a su región y al resto del mundo en desarrollo
, reza el acuerdo.
Por supuesto, es imposible explicarse la Celac sin la labor del Grupo de Río, primer mecanismo de concertación política netamente latinoamericano, y las cumbres de América Latina y el Caribe para el Desarrollo, en Brasil y México. Forman parte de su acervo, como se proclama en los documentos fundacionales. Añado como indispensable evocar que en la etapa comprendida entre los años 90 y la actualidad ha sido Hugo Chávez el mayor impulsor y tejedor de las alianzas, de los grandes entendimientos y consensos, uno de los forjadores principales de las instituciones y los contenidos solidarios en las relaciones latinocaribeñas que hicieron posible la exitosa creación de la Celac. Entre ellos tiene gran valor la restauración de las relaciones entre los gobiernos de Colombia y Venezuela gracias a una encomiable voluntad mutua.
Hace 17 años –cuatro antes de ser elegido presidente–, Hugo Chávez afirmó en la Universidad de la Habana: El siglo que viene, para nosotros, es el siglo de la esperanza; es nuestro siglo, es el siglo de la resurrección del sueño bolivariano, del sueño de Martí, del sueño latinoamericano
. La historia le está dando la razón.
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