UNA MARCHA POR LA HEGEMONÍA: CIFRAS Y
OPTIMISMO DE LA VOLUNTAD
Miguel Angel
Herrera Zgaib.
Profesor asociado,
Ciencia Política, Unal.
Director Grupo
presidencialismo y participación
Los que estuvimos en la movilización de ayer, en apoyo del proceso de
paz, que tiene como puntal la negociación de la paz entre el gobierno y las
Farc-ep, tenemos prueba efectiva en Bogotá, que se hicieron presentes
representaciones de los grupos y clases subalternas venidas de los cuatro
puntos cardinales de la Colombia de los muchos, quienes viven las zozobras de
la guerra, la miseria, la pobreza extrema y la exclusión. Para llegar aquí, el
ex Álvaro Uribe calcula que fueron alrededor de 500 buses y transportes
similares los que los transportaron con capacidades diferentes.
Las cifras conocidas
Opositores al proceso de la paz con la Farc-ep, como a la marcha de ayer, porque infieren que
es un apoyo directo o indirecto a la reelección de Santos, o a la prolongación
de su periodo de gobierno, sin acudir a la reelección, lo cual supondría un
procedimiento extraordinario se devanan los sesos, y hacen cuentas para
agrandar o achicar los números de la gente movilizada por diferentes razones y
motivos, pero con el entendimiento que todos tocaban con la paz de Colombia, en
caso de atreverse a manifestarse en público.
Tomando como
referente a Bogotá, la secretaría general del Distrito y sus funcionarios
calculan que aquí se movilizaron entre 900.000 y algo más de 1 millón de
personas. Se utilizó como unidad de medida la Plaza de Bolívar, en la cual,
históricamente midió fuerzas Jorge E. Gaitán, en febrero de 1948, para darle
acogida a la marcha del silencio, y quedaron como testimonio pocas fotografías
de aquel acontecimiento.
Hoy con el apoyo de
Google Earth se ha trazado la medida de la Plaza de Bolívar, que se asemeja a
un cuadrado con la siguiente dimensión: 118X110 mts, lo que es igual a 12980
metros cuadrados. A lo cual se añade el siguiente cálculo que por metro cuadrado
caben 16 baldosas de 25 cms. Esto permite calcular que en él cabrían 8
personas, teniendo cada una un espacio vital de 50 cms para moverse.
Ahora, si
multiplicamos 12980 por 8, el resultado es que la Plaza le da una cabida
razonable a 103640 que se encontraran quietas, y con mínimos movimientos,
incluida la circunstancia de sentarse. Si en lugar de 8 personas por metro
cuadrado le damos cabida a 4, que tendría el doble de espacio para moverse
tendríamos la mitad de ocupantes en la plaza, esto es, 51320 personas.
Por último, si
pensáramos que el interés de la gente movilizada fuera llegar hasta la plaza de
Bolívar como meta final, hubo un momento en la movilización, a eso de las 11.30
am, habiendo arrancado las diferentes marchas entre 9.30 y 10 am., en que el
grueso de la movilización por la carrera 7 se detuvo prácticamente a la altura
de la calle 27, donde aun no se han terminado las obras de arreglo de las vías.
La llegada de gente
prácticamente culminó en buen número a las 2.30 pm. Luego, el cuadrado de la
plaza bien pudo haberse llenado y vaciado por lo menos cinco veces, lo cual
indicaría entre 515.000 personas, o
260.000 personas, según tomemos el referente de 8 o 4 personas por metro
cuadrado, en movimiento o paradas al llegar a su destino.
La movilización estudiantil y las universidades bogotanas
La presencia universitaria en la movida del 9 de abril fue poca, pero
significativa. Testigos presenciales, por ejemplo, calculan que de la ciudad
universitaria salió un grupo de manifestantes que no superó las 500 personas,
en su inmensa mayoría estudiantes, y una escasísima, insignificante presencia
de docentes y de trabajadores y empleados.
De una universidad
privada como la Javeriana, que estaba en la ruta de la movilización, los que se
unieron a la marcha no superaron las 100 personas. Hubo luego la presencia de
otras universidades públicas como la Pedagógica y la Distrital que juntas no superaron
las 500 personas, y otros grupos de representaciones de las universidades
privadas.
Así que los
cálculos más optimistas pueden llegar a las 3.000 personas, juntándolos con los
estudiantes que desfilaron con organizaciones participantes distintas a las
estudiantiles, que para el caso, las más visibles fueron la FEU y la ACEU, junto con independientes, y
algunos grupos de activistas..
Entre las calles 27
y 36 hubo una cierta movilidad, y un atasque, que dio lugar a que los
estudiantes provenientes de las universidades con la Nacional a la cabeza, en
un número no superior a las 700 personas, y otros contingentes tomaran la
carrera 13, bajando por la calle 39, ante la circunstancia que la marcha estaba
detenida, y así procedieron para subir luego a la carrera 10, y continuar por
una vía paralela hasta llegar a la Plaza por el costado occidental, esto es el
contiguo al Palacio Liévano.
Los reportes de
Policía y otras fuentes concluyen que hubo manifestaciones públicas en Bogotá y
94 municipios, siendo los principales lugares de concentración fueron Bogotá y
Medellín, y Barranquilla fue la gran ausente. Sumados los participantes este
segundo núcleo de participantes pudo llegar a 60 mil personas. En lo
internacional fue emblemática la presencia colombiana, y solidaria en la ciudad
de Madrid, en los demás casos los reportes son mucho menores, pero en ningún
caso superaron a los 150 asistentes.
Un comparativo aproximado.
La movilización de ayer nos ha permitido en retrospectiva histórica
darle cierta confiabilidad a las manifestaciones inducidas o queridas de los
grupos y clases subalternas al llamado de sus liderazgos políticos entre febrero de
1948 y el 9 de abril de 2013.
En el primer caso, convocados por Gaitán, en lo
que era la Plaza de Bolívar de entonces, a lo sumo pudieron asistir alrededor
de 50.000 personas, habitantes de Bogotá, y de los municipios cercanos de
Cundinamarca y Boyacá, como consta en algunos estandartes visibles en las fotografías
de la época.
Luego en las
concentraciones realizadas en Bogotá, para condenar el secuestro, en el añ0
1997, por una iniciativa de la sociedad civil, donde el presidente no fue la
voz cantante en el liderazgo de la movilización, no se superaron las 250.000
personas.
En la movilización
que más enorgullece, y de la cual más se ufana el ex Uribe Vélez, bajo el grito
del "No Más", contra las Farc, en Bogotá, cuando se movilizó personal de todas las oficinas públicas nacionales
con sede en Bogotá, y significativos
grupos de la clase media bogotana, incluso representaciones burguesas del norte
de la ciudad.
Lo anterior no
ocurrió esta vez, pero sí hubo una presencia significativa de los empleados y
funcionarios de la alcaldía de Gustavo Petro. La movilización animada a viva
voz contra las Farc, en aquella
oportunidad, en el mejor de los casos, no logró superar en la capital las
400.000 personas participantes. Pero, en cambio, en el resto del país, y en el
extranjero la participación fue superior a la que ocurrió este 9 de abril, y en
ningún caso sumados todos los demás pudo superar el 1 millón de participantes.
Estas son las
cifras, que a hoy y ayer definen en las calles el entusiasmo obligatorio o
voluntario para respaldar o rechazar la continuación de la guerra por otros
medios. Dicho lo cual, la animosidad y la acerbidad desafiante del partido de
la guerra, que ha mostrado sus dirigentes a campo traviesa, con Uribe Vélez
como el porta-estandarte. Él rechaza que el presidente Santos legitime al movimiento
político de las Farc-ep, esto es, la Marcha Patriótica, que por segunda vez ha
mostrado su presencia regional, donde los pobres y proletarios de todos los
colores y culturas la acompañan, haciendo para estar en Bogotá tremendos
esfuerzos y sacrificios, como los que le tocan a los muchos que habitan la Colombia de los de abajo.
Optimismo de la voluntad contra la barbarie y la
exclusión
"...podemos
cambiar la historia; así como la cambió para mal el asesinato de Gaitán hace 65
años, hoy la podemos cambiar para bien." Juan Manuel Santos, Discurso en
la Plaza a los Caídos, 9 de abril, delante de 15.000 soldados uniformados, y la
plana mayor del Ejército nacional.
"¡El país
necesita paz!". Estribillo que cantó
la gente al cierre de la movilización en la Plaza de Bolívar, 9 de abril
de 2013 .
"Queremos que
este 9 de abril este holocausto inicie su fin". Gustavo Petro, discurso
en. El Centro de Memoria, en los predios del Cementerio Central.
Aquí estuvieron presentes representantes de las multitudes de pobres, trabajadores,
estudiantes, mujeres y miserables que animan lo que algunos llaman insurrección
democrática, a pesar de todas las bestialidades padecidas en 65 años de una
guerra civil larvada y devastadora.
La Otra
Colombia vuelve a tener vocería y
representación y cobijo en Bogotá, cuya ciudadanía ha elegido representación de
izquierda a su máximo puesto de gobierno. Ahora en los espacios políticos como
los de la Marcha Patriótica, luego del exterminio de la dirigencia de la
UP, el Congreso de los Pueblos, y el
movimiento Progresista, así como otros contn igentes políticos más
tradicionales y menores en cuanto a militantes y simpatizantes, se juegan en la
liza por liberarnos de la guerra.
El gran ausente fue el PDA, que al día
siguiente con su principal vocera, Clara López reiteró que la paz no puede ser
pretexto para darle carta blanca a la aspiración de reelección que acaricia
Juan Manuel Santos y sus partidarios, con el liberalismo en primera persona, y
con el ex Ernesto Samper reencauchado.
Los liberales, en un cierto sentido, juegan en
las dos orillas, porque en la otra está Piedad Córdoba, una liberal de izquierda, una gaitanista de
hueso colorado, que ha sido el puente efectivo en el conflicto armado con las
Farc-ep, y en el virulento litigio con Venezuela, a donde según parece será
destinado Horacio Serpa, el coequipero
de Samper, si el ganador es Nicolás Maduro, como parecen señalarlo la mayoría
de las encuestas, que tendrán confirmación relativa en las grandes
manifestaciones de cierre de campaña que ocurrirán este jueves en Caracas.
La disputa por la hegemonía y el fin de la guerra
El partido de la paz tiene sus alas políticas. Al comando de la
iniciativa sigue el bloque dominante recompuesto, en la persona del heredero de
Eduardo Santos, y su Partido de la U, por un lado; y por el otro, en su
retaguardia, el legatario de López Michelsen, el ex Ernesto Samper, en el nombre
del liberalismo, que tiene dos capitanes, Piedad y Horacio.
Ahora, de nuevo,
vuelve y juega, Andrés Pastrana, quien ha dicho que ahora sí están todos los
que están, esto es, la dirección completa de las Farc-ep, tal y como él la
conoció en la anterior tentativa de paz abortada por la continuación de la
guerra oligárquica. Así desmarca al Conservatismo filo-ospinista de la
"mala compañía" del (puro) centro democrática con su campeón Álvaro
Uribe Vélez.
En el campo de la
izquierda que hace política electoral, y dio un no a las armas desde 1991, las
fuerzas están divididas, y con diferencias a flor de piel. No se resuelven los
conflictos entre el PDA, el disidente movimiento Progresista, que ahora tiene
la voz cantante desde Bogotá, y un emisario rotante, Antonio Navarro, con una
iniciativa presidencial que todavía no cuaja.
Estas son vocerías
de las clases y grupos subalternos de Colombia, porque la otra, la tienen las
guerrilas históricas, con raíces en el campo, y en las periferias de las
principales ciudades, que también mantienen sus diferencias, pero están de
acuerdo de ensayar de nuevo la fórmula de paz, y a las que el bloque dominante
quiere tratar por aparte.
Está, por último,
el abigarrado contingente de la sociedad civil de arriba y de abajo, donde,
arriba, muestra el asentimiento del poderoso núcleo empresarial de Antioquia,
que le dio visto bueno al presidente Santos ayer, con el liderazgo de Nicanor
Zabaleta, y los representantes corporativos que hacen presencia en la mesa de
negociaciones. Por fuera, y en disidencia está el grupo agro-industrial y
ganadero, con asiento en Valle-Cauca, y en la Costa de Colombia.
Y mediando entre
ambos, el capital financiera transnacional, donde hacen cálculos el grupo Aval
y el Santodomingo, dispuestos siempre a caer de pie, encendiendo velas a
diestra y siniestra. Claro de cara, a enfrentar al partido de la paz que aúin
no se revela y descubre en su entera fortaleza, el que anima la revolución
democrática, el cual está interesado en ponerle fin a la guerra social, lo cual
supone construir un orden social y político diferente.
La lucha por la
hegemonía pasa por la necesidad de una
Constituyente Social. Esta es la
vértebra que suelda un nuevo bloque histórico, donde los grupos y clases
subalternas tienen la voz cantante. Por lo pronto, estos ofician como el coro
de la paz, pero están advertidos de la tragedia inmediatamente anterior, que ha
segado la vida de millones.
Peor aún, el mismo
día 9 de abril cobró una nueva víctima,
en uno de los nidos del conflicto, Valencia, en el Departamento de Córdoba.
Allí fue asesinado, Éver Antonio Cordero Oviedo, Él era presidente de la mesa
municipal de desplazados, y fue acribillado por dos sicarios que dispararon
desde una moto.
Así las cosas,
conviene seguir por ahora los dictados de Antonio Gramsci, optimismo de la
voluntad, pesimismo de la inteligencia de cara a la situación de esta
transición en tiempos de cólera y degeneración democrática.
Los invito a
visitar y participar el blog: PLATAFORMAABIERTAPARALAPAZ, un proyecto de la
Revista CONTRAVÍA.
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