El partido comunista de Quebec desea saludar el segundo seminario Antonio Gramsci y agradecer los organizadores por su invitación. Creemos que el mejor medio de construir la paz en Colombia se encuentra en ocasiones como esta, dónde podemos debatir, intercambiar y transmitir un saber transformador que es fuente de progreso social y de cambios de una sociedad. Creemos firmemente que por este dialogo y esta reflexión, llegaremos a pensar la Colombia post-conflicto. ¿Porque como pensamos llegar a ella si no nos sentamos para pensarla?
El partido comunista de Quebec considera que el conflicto colombiano va más allá del simple conflicto armado. Es un conflicto social oponiendo dos clases tradicionalmente ubicadas en un ambiente cargado de desigualdad social y la ausencia de una salida política para enfrentar las injusticias y las desigualdades tales la concentración de las tierras y de los capitales, la indigencia, el trabajo mal remunerado, la falta de acceso a la educación y una economía fuertemente dependiente de los capitales extranjeros.
No les aprendo nada cuando les digo que las desigualdades están creciendo y el conflicto colombiano es debido al decaimiento de estos problemas sociales. Frente a estas injusticias construidas por los poderosos de este país y este mundo, hay individuos que han cesado de creer en la democracia y la acción política y han elegido la violencia como medio para combatir las injusticas y las desigualdades.
Frente a este decaimiento, el Estado colombiano ha elegido la represión para acabar con este Estado de insurrección. Desde sesenta años, el discurso es lo mismo: matar a la guerrilla para preservar el orden establecido. Esta política ha igualmente llevado al crecimiento de los grupos paramilitares, su ideología y sus masacres, llevando a la muerte de civiles militando para el cambio, para la necesaria salida política del conflicto. Siempre hoy, el gobierno Uribe cree en el triunfo militar sobre la guerrilla. ¿Pero necesitaremos otros sesenta años para darse cuenta de la imposibilidad de un triunfo militar?
Como hay gente aquí que tienen más conocimiento y más que decir sobre el conflicto colombiano, déjeme hablarles de un ejemplo de nuestra tierra para ilustrar el planteamiento. Bien que Colombia vive un conflicto muchas veces más amplio, hay paralelos que hacer. Quebec ha conocido, en los años sesenta y setenta la presencia de un grupo de guerrilla urbana socialista y en pro de la independencia de Quebec, el Frente de Liberación de Quebec. El FLQ hizo estallar centenares de bombas en las instituciones simbólicas de la dominación anglo-sajona sobre la mayoría franco-parlante, denunciando las desigualdades sociales que eran victimas los franco-parlantes, la pobreza, el desempleo, la interdicción de los consejos de barrios que no encontraban echo en el sistema partidario con dos partidos de derecha representados en el parlamento y donde la izquierda no llegaba a tener una influencia suficiente, debido a un sistema electoral que impedía la emergencia de partidos nuevos.
Más y más personas cesaron de creer en la democracia. Así la violencia, los disturbios de los estudiantes, los trabajadores y otros sectores sociales se enfrentaban a un gobierno utilizando una fuerte represión para clamar la tensión. Sin embargo, esta represión hizo solamente aumentar el número de disturbios y de atentados. La violencia logró su paroxismo cuando el FLQ hizo una gran tentativa: secuestrar un diplómate británico y el numero dos del gobierno quebequés.
La primera reacción del gobierno fue de aceptar una reivindicación: permitir la lectura del manifiesto del FLQ a la televisión de Estado. Sin embargo, frente a la simpatía que generaba la lectura del manifiesto, el gobierno proclama el estado de emergencia y pone a la cárcel mas de 400 dirigentes sindicales, comunitarios, estudiantiles, cantantes, poetas, y otros sin ningún mandato y varios no pudieron contactar a nadie durante meses. El propósito de esta operación era de crear un movimiento de pánico en la población y hacer creer a una insurrección inminente, que se reveló después inexistente y aprovechar la ocasión para hacer una « limpieza » en los grupos de izquierda. Mientras tanto, en las elecciones municipales de la metrópolis, Montreal, el alcalde y varias personalidades políticas no hesitaron a acusar el principal partido de oposición de colaborar con la guerrilla felquista. Desde 40% de intención de votos que tenia este partido antes de los eventos, resulto que no lograron a elegir a nadie el día de las elecciones. Así vemos el efecto de la psicosis voluntariamente generada: la gente buscan estabilidad y eso favorece el orden y los partidos establecidos a pesar de sus condiciones sociales. El gobierno logro à acabar con el FLQ dos años después de estos eventos.
El gobierno vino así a acabar con esta guerrilla, pero los problemas sociales y políticos continuaron. La inestabilidad política continuó, pero fue retomada por los movimientos sociales y los sindicatos en donde la agitación creció frente a la inactivación y la represión del gobierno liberal. En 1972, Quebec conoció el más amplio paro general de su historia que ha paralizado la provincia durante meses. A pesar de las leyes forzando el regreso al trabajo de los empleados y la represión policial, ellos no regresaron al trabajo. El gobierno puso a la cárcel los tres jefes de las grandes centrales sindicales, pero la contestación siguió.
Frente al conflicto colombiano, el gobierno Uribe utiliza la represión y el miedo en el propósito de proteger el orden social establecido y mantiene un discurso belicoso y militarista. Sin embargo, digamos que el gobierno y su ejército mata la guerrilla. Los problemas sociales y políticos que son la fuente de esta violencia no se acabarán. La violencia se trasladará en otro lugar. Pero la psicosis que el gobierno mantiene le sirve. En tiempo de crisis, la población apoya sus élites. Pero frente al fracaso de las estrategias militares (o económicas en el caso de la crisis financiera), esto no puede seguir siempre. Es nuestra esperanza.
Sin embargo, para lograr construir una sociedad nueva en Colombia, hay que construir un movimiento. En el momento los que trabajan en este movimiento: los y las sindicalistas, estudiantes, indígenas, líderes comunitarios son víctimas de crímenes de lesa-humanidad y están asesinados en el propósito de callarles, y eso con una impunidad desconcertante. Pero son estas personas que se hacen los voceros de los excluidos de las políticas gubernamentales. Tanto que no beneficiarán de garantías democráticas y que no serán incluidas en el proyecto de sociedad colombiano, no podremos hablar de paz social.
Es por eso que se necesita una salida política y negociada al conflicto. Política porque estas expresiones de violencia deben transportarse sobre el terreno de la acción política libre y democrática y esta acción debe tener una voz en el parlamento colombiano. Negociada porque creemos que es imposible para cualquier de los actores del conflicto armado de triunfar sobre el otro.
Conocemos el ejemplo de la Unión Patriótica dónde varios guerrilleros han dejado las armas para convertirse a la acción política y dónde frente al genocidio político del plan Baile Rojo varios miembros han dejado la misma acción política para vincularse a la guerrilla. El ejemplo de la Unión Patriótica muestra la necesidad de construir una alternativa política que sabrá hacer reformas con audaz para repartir las riquezas y realizar un verdadero proyecto de sociedad y cambios estructurales. Es la manera más durable de construir la justicia y la paz para acabar con sesenta años de conflicto. Es una solución mucho más fuerte que todos los ejércitos los más poderosos. Pero la clase dominante tendrá que aceptar de juzgar en el juego democrático y sabemos a qué punto en la historia de América Latina, eso no es nada de adquirido. Pero el primer paso será de acabar con el miedo, la represión y la actitud belicosa y militarista del gobierno de Álvaro Uribe Vélez en la perspectiva de tener una solución radical. Radical en el termino maxiano: arreglar el problema a la raiz: las desigualdades sociales. ¡Declaramos la guerra a la guerra y exigimos una salida política y negociada al conflicto colombiano!
Yo terminaría saludando los esfuerzos de la sociedad civil con cual el papel esta banalizado por el gobierno, pero que es crucial. Estoy pensando a grupos tales colombianos y colombianas por la paz, el MOVICE, la senadora Piedad Córdoba, las centrales sindicales y otros. La sociedad colombiana les debe mucho y somos convencidos que en algún tiempo, el trabajo que hacen será reconocido a su justo valor.
David Laneville
El partido comunista de Quebec considera que el conflicto colombiano va más allá del simple conflicto armado. Es un conflicto social oponiendo dos clases tradicionalmente ubicadas en un ambiente cargado de desigualdad social y la ausencia de una salida política para enfrentar las injusticias y las desigualdades tales la concentración de las tierras y de los capitales, la indigencia, el trabajo mal remunerado, la falta de acceso a la educación y una economía fuertemente dependiente de los capitales extranjeros.
No les aprendo nada cuando les digo que las desigualdades están creciendo y el conflicto colombiano es debido al decaimiento de estos problemas sociales. Frente a estas injusticias construidas por los poderosos de este país y este mundo, hay individuos que han cesado de creer en la democracia y la acción política y han elegido la violencia como medio para combatir las injusticas y las desigualdades.
Frente a este decaimiento, el Estado colombiano ha elegido la represión para acabar con este Estado de insurrección. Desde sesenta años, el discurso es lo mismo: matar a la guerrilla para preservar el orden establecido. Esta política ha igualmente llevado al crecimiento de los grupos paramilitares, su ideología y sus masacres, llevando a la muerte de civiles militando para el cambio, para la necesaria salida política del conflicto. Siempre hoy, el gobierno Uribe cree en el triunfo militar sobre la guerrilla. ¿Pero necesitaremos otros sesenta años para darse cuenta de la imposibilidad de un triunfo militar?
Como hay gente aquí que tienen más conocimiento y más que decir sobre el conflicto colombiano, déjeme hablarles de un ejemplo de nuestra tierra para ilustrar el planteamiento. Bien que Colombia vive un conflicto muchas veces más amplio, hay paralelos que hacer. Quebec ha conocido, en los años sesenta y setenta la presencia de un grupo de guerrilla urbana socialista y en pro de la independencia de Quebec, el Frente de Liberación de Quebec. El FLQ hizo estallar centenares de bombas en las instituciones simbólicas de la dominación anglo-sajona sobre la mayoría franco-parlante, denunciando las desigualdades sociales que eran victimas los franco-parlantes, la pobreza, el desempleo, la interdicción de los consejos de barrios que no encontraban echo en el sistema partidario con dos partidos de derecha representados en el parlamento y donde la izquierda no llegaba a tener una influencia suficiente, debido a un sistema electoral que impedía la emergencia de partidos nuevos.
Más y más personas cesaron de creer en la democracia. Así la violencia, los disturbios de los estudiantes, los trabajadores y otros sectores sociales se enfrentaban a un gobierno utilizando una fuerte represión para clamar la tensión. Sin embargo, esta represión hizo solamente aumentar el número de disturbios y de atentados. La violencia logró su paroxismo cuando el FLQ hizo una gran tentativa: secuestrar un diplómate británico y el numero dos del gobierno quebequés.
La primera reacción del gobierno fue de aceptar una reivindicación: permitir la lectura del manifiesto del FLQ a la televisión de Estado. Sin embargo, frente a la simpatía que generaba la lectura del manifiesto, el gobierno proclama el estado de emergencia y pone a la cárcel mas de 400 dirigentes sindicales, comunitarios, estudiantiles, cantantes, poetas, y otros sin ningún mandato y varios no pudieron contactar a nadie durante meses. El propósito de esta operación era de crear un movimiento de pánico en la población y hacer creer a una insurrección inminente, que se reveló después inexistente y aprovechar la ocasión para hacer una « limpieza » en los grupos de izquierda. Mientras tanto, en las elecciones municipales de la metrópolis, Montreal, el alcalde y varias personalidades políticas no hesitaron a acusar el principal partido de oposición de colaborar con la guerrilla felquista. Desde 40% de intención de votos que tenia este partido antes de los eventos, resulto que no lograron a elegir a nadie el día de las elecciones. Así vemos el efecto de la psicosis voluntariamente generada: la gente buscan estabilidad y eso favorece el orden y los partidos establecidos a pesar de sus condiciones sociales. El gobierno logro à acabar con el FLQ dos años después de estos eventos.
El gobierno vino así a acabar con esta guerrilla, pero los problemas sociales y políticos continuaron. La inestabilidad política continuó, pero fue retomada por los movimientos sociales y los sindicatos en donde la agitación creció frente a la inactivación y la represión del gobierno liberal. En 1972, Quebec conoció el más amplio paro general de su historia que ha paralizado la provincia durante meses. A pesar de las leyes forzando el regreso al trabajo de los empleados y la represión policial, ellos no regresaron al trabajo. El gobierno puso a la cárcel los tres jefes de las grandes centrales sindicales, pero la contestación siguió.
Frente al conflicto colombiano, el gobierno Uribe utiliza la represión y el miedo en el propósito de proteger el orden social establecido y mantiene un discurso belicoso y militarista. Sin embargo, digamos que el gobierno y su ejército mata la guerrilla. Los problemas sociales y políticos que son la fuente de esta violencia no se acabarán. La violencia se trasladará en otro lugar. Pero la psicosis que el gobierno mantiene le sirve. En tiempo de crisis, la población apoya sus élites. Pero frente al fracaso de las estrategias militares (o económicas en el caso de la crisis financiera), esto no puede seguir siempre. Es nuestra esperanza.
Sin embargo, para lograr construir una sociedad nueva en Colombia, hay que construir un movimiento. En el momento los que trabajan en este movimiento: los y las sindicalistas, estudiantes, indígenas, líderes comunitarios son víctimas de crímenes de lesa-humanidad y están asesinados en el propósito de callarles, y eso con una impunidad desconcertante. Pero son estas personas que se hacen los voceros de los excluidos de las políticas gubernamentales. Tanto que no beneficiarán de garantías democráticas y que no serán incluidas en el proyecto de sociedad colombiano, no podremos hablar de paz social.
Es por eso que se necesita una salida política y negociada al conflicto. Política porque estas expresiones de violencia deben transportarse sobre el terreno de la acción política libre y democrática y esta acción debe tener una voz en el parlamento colombiano. Negociada porque creemos que es imposible para cualquier de los actores del conflicto armado de triunfar sobre el otro.
Conocemos el ejemplo de la Unión Patriótica dónde varios guerrilleros han dejado las armas para convertirse a la acción política y dónde frente al genocidio político del plan Baile Rojo varios miembros han dejado la misma acción política para vincularse a la guerrilla. El ejemplo de la Unión Patriótica muestra la necesidad de construir una alternativa política que sabrá hacer reformas con audaz para repartir las riquezas y realizar un verdadero proyecto de sociedad y cambios estructurales. Es la manera más durable de construir la justicia y la paz para acabar con sesenta años de conflicto. Es una solución mucho más fuerte que todos los ejércitos los más poderosos. Pero la clase dominante tendrá que aceptar de juzgar en el juego democrático y sabemos a qué punto en la historia de América Latina, eso no es nada de adquirido. Pero el primer paso será de acabar con el miedo, la represión y la actitud belicosa y militarista del gobierno de Álvaro Uribe Vélez en la perspectiva de tener una solución radical. Radical en el termino maxiano: arreglar el problema a la raiz: las desigualdades sociales. ¡Declaramos la guerra a la guerra y exigimos una salida política y negociada al conflicto colombiano!
Yo terminaría saludando los esfuerzos de la sociedad civil con cual el papel esta banalizado por el gobierno, pero que es crucial. Estoy pensando a grupos tales colombianos y colombianas por la paz, el MOVICE, la senadora Piedad Córdoba, las centrales sindicales y otros. La sociedad colombiana les debe mucho y somos convencidos que en algún tiempo, el trabajo que hacen será reconocido a su justo valor.
David Laneville
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