¿QUIÉN SE CIÑE A CORREA ?
Miguel Angel Herrera Zgaib
SOCIEDAD GLOBAL GRAMSCI, SGG/GGS
Proyecto "Hacia un estado integral latinoamericano"
Rafael, el portaestandarte de la revolución ciudadana en el Ecuador, hace más de una década, es un guayaquileño, que según su propia semblanza ascendió por sus merecimientos académicos, cobijado por las comunidades religiosas dedicadas a la educación en el Ecuador.
Así fue que él llegó a doctorarse en Lovaina, sede de los progresismos revolucionarios católicos desde los años 50. Allí pernoctó y aprendió la doctrina social de la iglesia y las herramientas del funcionalismo, Camilo Torres, a quien se celebró en este Febrero.
A Lovaina, Bélgica, fue a parar también Rafael Correa, y regresó con un discurso crítico sobre el desarrollo y el crecimiento capitalista que consignó en su tesis doctoral. Apartes de lo que entonces escribió se perdieron, pero por ahí ruedan dos que tres capítulos de aquel trabajo, del cual se sigue enorgulleciendo.
Al costeño Correa el bautizo de la política le tocó en el altiplano, en Quito, la capital, donde vino a ser ministro de economía, cuando los gobiernos se deshacían uno a uno, enfrentando la protesta indígena y popular.
En su quehacer técnico político estuvo colaborando con el último gobierno de esa seguidilla de caídos. Cuando estaba en esas vino el levantamiento ciudadano en Quito, junto a notables intelectuales de la izquierda ecuatoriano, la mayoría asentados en la sierra.
Uno de aquellos líderes era otro economista de renombre internacional y otros orígenes sociales, Alberto Acosta, quien había sido consultor de la F. Ebert, una prestigiosa fundación alemana. Él se había colocado del lado de las comunidades indígenas, a quienes orientaban en sus propuestas, y era defensor de la biodervisidad, y paladín del posdesarrollo.
Los dos llegaron al ejercicio constituyente, el uno como presidente en funciones, y el otro liderando la asamblea que introdujo extraordinarias normas para la nueva Constitución. Pronto vinieron los roces, y la separación definitiva, y rivalidad entre los dos compañeros de lucha en la revolución ciudadana.
Rafael Correa puso "en cintura" a sus rivales internos, y conformó Alianza País, su instrumento partidista para darle curso a su proyecto desarrollista y modernizador, sacando hasta que se pudo, ventaja de las regalías.Y se hizo portavoz del socialismo del siglo XX, al lado del comandante Chávez, y Evo Morales, sus principales émulos.
Alberto Acosta, y la izquierda ecuatoriana de hueso colorado no aceptaron el autoritarismo, y la concentración de poderes, directa e indirecta de Correa. Él intentó poner a raya, o sacar de la competencia a las organizaciones gremiales, y a los partidos y movimientos a la izquierda de su mandato de centro, nacionalista y modernizador.
Estuvo en el gobierno durante dos periodos, e impulsó diversas reformas. El proyecto educativo superior y científico fue uno de sus baldones. Las grandes ciudadelas del conocimiento que aspiraba a impulsar con el apoyo de Corea del Sur, se quedaron en veremos.
La propuesta del parque reserva natural Yasuní-ITT, proyecto de santuario ecológico, zona de gran conflicto con los pueblos originarios, protectores de la madre tierra,se hundió también, porque el recaudo financiero que planteó a las grandes potencias, para que participaran en su preservación, evitando la explotación petrolera, no llegó. Y jamás hubo un plan alternativo de la presidencia.
Teniendo al dólar como rector de la economía nacional, al producirse la recesión del 2008, su proyecto sufrió gran merma, y cuando los precios del petróleo cayeron, la alcancía de la modernización se achicó, y se llenó de telarañas.
Enseguida vino el apretón del cinturón para la clase media, y los trabajadores organizados; y ciertas gavelas a los grandes inversionistas internacionales, en particular, China, y en lo regional, la entrada de la depredadora Odebrecht, que ahora ha caído en desgracia.
Hoy, Rafael ha ido a votar temprano, en la vecindad del palacio presidencial, sin ocultar la nostalgia. Ha puesto para disputar la primera magistratura a Lenin Moreno, exmilitante del MIR su primer vicepresidente (2007-2013). Y las encuestas no dudan en registrar su favoritismo en la intención de voto, así: Moreno (32,3%), Guillermo Lasso (21,5%), Cynthia Viteri (14%).
Sin embargo, la fórmula que acompañará a Lenin no despierta el mismo entusiasmo que este político, discapacitado por un atentado que lo dejó paralítico, y humorista de vocación tardía. El posible vicepresidente está vinculado con el empresariado que ha crecido durante los años de la modernización impulsada por el socialismo criollo.
La derecha ecuatoriana no logró estructurar una candidatura única para la primera vuelta. Vuelven a tener dos candidatos, una pareja, que ocupa el segundo y tercer lugar de favoritismo, detrás de Lenin.
Así las cosas, habrá, es lo que dicen los estudiosos, con sospecha sobre la verosimilitud de las encuestas, segunda vuelta. Entonces, las críticas de Alberto Acosta, los que apoyaron la candidatura del ex alcalde de Quito, tendrán que barajar de nuevo, ante la inminencia de un triunfo de una coalición de reacción y derecha juntas.
En todo caso, nos toca esperar los conteos, para contabilizar cuál será la diferencia entre el candidato del centro y socialdemocracia desarrollista, cuando enfrente una posible coalición con sus principales rivales presidenciales que ya suman en la intención encuestada 35,5%.
En abril veremos. Entonces dirán los ecuatorianos y sus dirigencias: ¿quién se ciñe a Correa, bajo qué condiciones?