15 de octubre de 2016

AL CALOR DEL XI SEMINARIO INTERNACIONAL

GRAMSCI, POSPLEBISCITO Y TIEMPO PRECONSTITUYENTE EN COLOMBIA.           
Miguel Angel Herrera Zgaib

Director XI Seminario Antonio Gramsci.
Octubre-Noviembre 2016

Una semana de posplebiscito.

“No será fácil la consecución de votos con las duras imágenes de la guerra que tenemos los colombianos…” María Fernanda González, “A un paso de ser fuerza política…”, en: ET 2/09/16, p. 13.

                                                               Al producirse la sorpresiva derrota, con algo más de 53.000 votos, del Plebiscito que convocó el presidente Juan Manuel Santos, para el 2 de octubre. No obtuvo la aprobación política de los Acuerdos de La Habana.

Firmados con la insurgencia subalterna en Cartagena, el 26 de septiembre, concurrían ahora la negativa al Plebiscito con el otorgamiento del nobel de paz al presidente, y, más notoria aún, la movilización de los jóvenes universitarios y otros sectores de la sociedad civil urbana, que respondieron al llamado que por Facebook, hicieron cuatro estudiantes.

Uno de ellos, Pedro Ravelo, quien estudió medicina en Bucaramanga, y luego cambió para psicología en la U. Nacional de Bogotá, recordó cómo la movilización se fraguó un lunes 3 de octubre, bajo el lema Pazsiempre.

Él y sus amigos citaron a un desayuno al que asistieron jóvenes de los Andes, Cesa, La Salle, Piloto, Minuto, Distrital, Pedagógica, Javeriana e Iberoamericana, con la notoria ausencia de la Nacho. Abrieron un grupo en Facebook bajo la sencilla consigna de “Queremos paz”.

Los cálculos más optimistas de los jóvenes organizadores, quienes citaron a través de las redes sociales virtuales, si mucho llegaban a los 20.000 posibles marchantes.  Empero tal número fue duplicado por la manifestación de Bogotá. La plaza de Bolívar se llenó en dos oportunidades. Hubo réplicas en tres ciudades, Medellín, Cali y hasta Bucaramanga, que había sido centro de protestas contra la ideología de género, que dizque era parte del Acuerdo de Paz.  

Tal respuesta hacía sinergia con el otorgamiento del segundo nobel a un colombiano, porque correspondía a la causa de la paz buscada por millones de colombianos, pero no los suficientes para triunfar en el conteo de las urnas.

El bloque ganador, orientado principalmente por Uribe y Ordóñez, voceros de la paz reaccionaria empezaron a reclamar la modificación en el contenido de los acuerdos, deporte al que se han dedicado con presteza. Hasta el punto que no pocos analistas y comentaristas libres señalen que la paz ahora es entre las dos facciones principales del bloque dominante en Colombia. Quien era el antagonista, las Farc-ep, fue literalmente borrado de los circuitos mediáticos.

Estos, sumados, a los intereses de las dos facciones, parecen ser la cruzada que defina a la insurgencia subalterna que tendrá que excluir del acuerdo. Otros llegan hasta ponerle un porcentaje, 20 %, a los cambios que es obligatorio introducir a las 297 páginas.

 El Seminario Gramsci y el tiempo preconstituyente.

“Este resultado (plebiscito) creó una gran incertidumbre en torno al futuro de Colombia. Existe un riesgo cierto que el proceso de paz sea interrumpido y que la guerra civil se reanude.” Comité noruego del Nobel, ET, 8/10/16.

“Si el NO pierde sería legitimar la violencia.” Alejandro Ordóñez, 30/09/16, en ET, p. 4.

                                                                  En medio de la crisis política desatada por la derrota  de la iniciativa presidencial, el desenlace de la crisis de hegemonía del bloque histórico nacional tomó un curso extraño, a lo pronosticado y medido por todas las firmas encuestadoras; porque ninguna se atrevió a decir que el No ganaría. Tal y como pasó en Chile, en 1988, pero al revés, porque el triunfo fue contra una causa reaccionaria: negar la reelección del cacreco dictador Pinochet.

Derrotado el plebiscito presidencial, que avalado por la Corte Constitucional, aceptó la insurgencia subalterna como mecanismo para su refrendación.  Para ir haciendo tránsito de enemiga a adversaria en la disputa por el orden instituido, se abre un escenario diverso, donde el ejercicio académico y político sostenido por las jornadas convocadas en la Universidad Nacional para el XI Seminario Internacional A. Gramsci, Octubre 10-13, postuló, primero que nada, una transición entre el plebiscito y la que denominaron Constituyente Social.

En el último día de deliberación, después que con anterioridad se habían escuchado las voces en favor del Sí, con las intervenciones de Carlos Medina Gallego, miembro del Centro de Pensamiento que con el PNUD acompañara el trámite de los Acuerdos de La Habana en los últimos dos años. La del líder del progresismo, Gustavo Petro, quien estuvo durante el segundo día del Seminario; y en la mesa hubo diálogo y debate con los representantes del PDA, el Congreso de los Pueblos, y el Moir, con la vocería de Sergio Fernández.

Apareció el cuestionamiento de si estábamos en un momento de crisis de hegemonía. Para Petro no lo era, porque los protagónicas eran las facciones dominantes, mientras que el opositor, las Farc-ep, habían sido la verdadera derrotada. De otra parte, Petro escogía el enfoque de Negri en interlocución con la obra de Foucault, centrada en la dinámica de poderes y contra-poderes.

Para él, había que avanzar de lo que fuera la Asamblea Constituyente de 1991, superada ahora por los acontecimientos vividos, hacia una Constituyente, entendida como proceso, destituyente a la vez que instituyente. Con este decir se estableció un acercamiento, en cuanto a lo de tiempo constituyente, porque proponemos como punto a debatir, la Constituyente Social. De otra parte, una aparente distancia, puesto que Negri no es Gramsci en su concepción de poder y el cometido de la lucha revolucionaria proletaria.

El nuevo rumbo constituyente

“podemos proclamar que termina la guerra con las armas y comienza el debate de las ideas.” Rodrigo Londoño, Cartagena, 26 de septiembre. Ver ET 1/10/2016, p. 21.
                           
                                    En la jornada de cierre, este jueves, reunidos en el auditorio Camilo Torres, de Sociología, se dio la oportunidad de escuchar a dos políticos, quienes invitados para debatir y hacer interlocución simultánea, terminó con exposiciones e intervenciones por separado. Hollman Morris, concejal por Bogotá, adujo que se tenía que ir, esto es, ofrecía su speech, y luego ponía pies en polvorosa para una manifestación de protesta en la calle, contra la administración Pastrana y sus medidas reaccionarias.

No fue posible persuadirlo para que esperara a Rodrigo Lara, quien acudió, por fin, a la cita e intervino solo. En interlocución posterior con los asistentes, éste estableció que estuvo militando por el sí, en su departamento de origen, Huila, Caquetá y Cauca. La cosa para nada pintaba bien; pero jamás pensó que se perdería la votación. Aconteció “lo imposible”, y ahora nos hallamos en disputa para que “el tren no se descarrile del todo.”

También presentaron sus ponencias, jugadores nacionales, Fabián, Yolanda, Giovanni, quienes trataron el asunto de las víctimas y la potencial injerencia e impacto de éstas en la política actual. Los dos últimos ubicaron las categorías de subalterno, de memoria y participación, para cuestionar en este caso, lo hecho hasta ahora.

De nuestra parte, recordamos la insistencia que se garantice antes que nada la libertad, por contraste con qué grupos que luchan a favor. Así las cosas, para ir resolviendo la coyuntura global, tendremos que agarrar la vía de la constituyente, que permita descubrir la pluralidad del cuerpo social, pensándolo como principio activo, nunca pasivo, para la Política. Esto es, interpelado circunstancialmente como multitud ciudadana que avanza con nosotros más allá de la posmodernidad.
A este recorrido lo denominamos revolución democrática, la que ha de culminar con una transformación de la múltiple riqueza acumulada para unos pocos, donde en Colombia como en Estados Unidos, la distancia es de 1% enfrentada al 90/95 % desposeídos y excluidos.

De ahí que propongamos como instrumento para la transición la Constituyente social que permita avanzar a través de la lucha sin armas, en el desmonte y desaparición de los privilegios nutridos durante cinco siglos, de despojo, expoliación y exclusión social, a los que han estado sometidos los subalternos sociales e insurgentes que luchan y resisten. Pero que, ahora, en tiempo de disputa hegemónica, tiene que presentarse con renovadores argumentos el bloque alternativo subalterno, en cuya construcción actual ha contribuido la movilización intempestiva de jóvenes.

Ellos obran como catalizador de las luchas por la igualdad social, en la que la causa de la Constituyente Educativa cobra una importancia central, para y por agenciar una reforma intelectual y moral entre y con los grupos y clases subalternas que Colombia jamás ha vivido. Eso sí, recuperando los antecedentes del movimiento estudiantil de 1971, la 7a. papeleta por la Asamblea constituyente, y la más reciente lucha universitaria de 2011, que tumbó la contra-reforma educativa neoliberal de Santos.

 Este proceso de resistencia y autonomía se enriquece y diversifica con las dos más actuales movilizaciones de este año. Estas manifestaciones juveniles se pueblan con una presencia plural: las víctimas, los indígenas, los presos políticos, los campesinos, los LGTBI, los pobres, y la ciudadanía democrática que se toma las calles de las capitales en procura de una paz democrática que junta la ciudad y el campo.


Son medidas necesarias todas para avanzar no solo en contestarlas, sino en responder con nuevas obras y experimentos dispuestos a despegar en medio de este mar de obstáculos a vencer para aclimatar la paz subalterna que ha de provocar con el correr de días y años, la consolidación de una paz democrática .

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VII SEMINARIO INTERNACIONAL ANTONIO GRAMSCI

DEMOCRACIA, GUERRA Y NUEVA REPÚBLICA, 1512-2012.

GRUPO DE INVESTIGACIÓN PRESIDENCIALISMO Y PARTICIPACIÓN.

UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

Carlos Bohrt; Sandro Mezzadra, Justo Soto, Francisco Hidalgo, Miguel Angel Herrera