AL CALOR DEL
XI SEMINARIO INTERNACIONAL
GRAMSCI, POSPLEBISCITO
Y TIEMPO PRECONSTITUYENTE EN COLOMBIA.
Miguel Angel Herrera
Zgaib
Director XI Seminario Antonio Gramsci.
Octubre-Noviembre 2016
Una semana de
posplebiscito.
“No será fácil la consecución de votos con las duras imágenes
de la guerra que tenemos los colombianos…” María Fernanda González, “A un paso
de ser fuerza política…”, en: ET 2/09/16, p. 13.
Al producirse la
sorpresiva derrota, con algo más de 53.000 votos, del Plebiscito que convocó el
presidente Juan Manuel Santos, para el 2 de octubre. No obtuvo la aprobación
política de los Acuerdos de La Habana.
Firmados con la insurgencia subalterna en Cartagena, el 26 de
septiembre, concurrían ahora la negativa al Plebiscito con el otorgamiento del
nobel de paz al presidente, y, más notoria aún, la movilización de los jóvenes
universitarios y otros sectores de la sociedad civil urbana, que respondieron
al llamado que por Facebook, hicieron cuatro estudiantes.
Él y sus amigos citaron a un desayuno al que asistieron
jóvenes de los Andes, Cesa, La Salle, Piloto, Minuto, Distrital, Pedagógica,
Javeriana e Iberoamericana, con la notoria ausencia de la Nacho. Abrieron un
grupo en Facebook bajo la sencilla consigna de “Queremos paz”.
Los cálculos más
optimistas de los jóvenes organizadores, quienes citaron a través de las redes
sociales virtuales, si mucho llegaban a los 20.000 posibles marchantes. Empero tal número fue duplicado por la
manifestación de Bogotá. La plaza de Bolívar se llenó en dos oportunidades.
Hubo réplicas en tres ciudades, Medellín, Cali y hasta Bucaramanga, que había
sido centro de protestas contra la ideología de género, que dizque era parte
del Acuerdo de Paz.
Tal respuesta hacía sinergia con el otorgamiento del segundo
nobel a un colombiano, porque correspondía a la causa de la paz buscada por
millones de colombianos, pero no los suficientes para triunfar en el conteo de
las urnas.
El bloque ganador, orientado principalmente por Uribe y
Ordóñez, voceros de la paz reaccionaria empezaron a reclamar la modificación en
el contenido de los acuerdos, deporte al que se han dedicado con presteza. Hasta
el punto que no pocos analistas y comentaristas libres señalen que la paz ahora
es entre las dos facciones principales del bloque dominante en Colombia. Quien
era el antagonista, las Farc-ep, fue literalmente borrado de los circuitos
mediáticos.
Estos, sumados, a los intereses de las dos facciones, parecen
ser la cruzada que defina a la insurgencia subalterna que tendrá que excluir
del acuerdo. Otros llegan hasta ponerle un porcentaje, 20 %, a los cambios que
es obligatorio introducir a las 297 páginas.
El Seminario Gramsci y el tiempo preconstituyente.
“Este resultado (plebiscito) creó una gran incertidumbre en
torno al futuro de Colombia. Existe un riesgo cierto que el proceso de paz sea
interrumpido y que la guerra civil se reanude.” Comité noruego del Nobel, ET,
8/10/16.
“Si el NO pierde sería legitimar la violencia.” Alejandro
Ordóñez, 30/09/16, en ET, p. 4.
En
medio de la crisis política desatada por la derrota de la iniciativa presidencial, el desenlace
de la crisis de hegemonía del bloque histórico nacional tomó un curso extraño,
a lo pronosticado y medido por todas las firmas encuestadoras; porque ninguna
se atrevió a decir que el No ganaría. Tal y como pasó en Chile, en 1988, pero
al revés, porque el triunfo fue contra una causa reaccionaria: negar la
reelección del cacreco dictador Pinochet.
Derrotado el plebiscito presidencial, que avalado por la
Corte Constitucional, aceptó la insurgencia subalterna como mecanismo para su
refrendación. Para ir haciendo tránsito
de enemiga a adversaria en la disputa por el orden instituido, se abre un
escenario diverso, donde el ejercicio académico y político sostenido por las
jornadas convocadas en la Universidad Nacional para el XI Seminario
Internacional A. Gramsci, Octubre 10-13, postuló, primero que nada, una
transición entre el plebiscito y la que denominaron Constituyente Social.
En el último día de deliberación, después que con
anterioridad se habían escuchado las voces en favor del Sí, con las
intervenciones de Carlos Medina Gallego, miembro del Centro de Pensamiento que
con el PNUD acompañara el trámite de los Acuerdos de La Habana en los últimos
dos años. La del líder del progresismo, Gustavo Petro, quien estuvo durante el
segundo día del Seminario; y en la mesa hubo diálogo y debate con los
representantes del PDA, el Congreso de los Pueblos, y el Moir, con la vocería de
Sergio Fernández.
Apareció el cuestionamiento de si estábamos en un momento de
crisis de hegemonía. Para Petro no lo era, porque los protagónicas eran las
facciones dominantes, mientras que el opositor, las Farc-ep, habían sido la
verdadera derrotada. De otra parte, Petro escogía el enfoque de Negri en
interlocución con la obra de Foucault, centrada en la dinámica de poderes y
contra-poderes.
Para él, había que avanzar de lo que fuera la Asamblea
Constituyente de 1991, superada ahora por los acontecimientos vividos, hacia
una Constituyente, entendida como proceso, destituyente a la vez que
instituyente. Con este decir se estableció un acercamiento, en cuanto a lo de
tiempo constituyente, porque proponemos como punto a debatir, la Constituyente
Social. De otra parte, una aparente distancia, puesto que Negri no es Gramsci
en su concepción de poder y el cometido de la lucha revolucionaria proletaria.
El nuevo rumbo constituyente
“podemos proclamar que termina la guerra con las armas y
comienza el debate de las ideas.” Rodrigo Londoño, Cartagena, 26 de septiembre.
Ver ET 1/10/2016, p. 21.
En la jornada de cierre, este jueves, reunidos en el auditorio Camilo Torres,
de Sociología, se dio la oportunidad de escuchar a dos políticos, quienes
invitados para debatir y hacer interlocución simultánea, terminó con
exposiciones e intervenciones por separado. Hollman Morris, concejal por Bogotá, adujo que se tenía que ir,
esto es, ofrecía su speech, y luego ponía pies en polvorosa para una manifestación
de protesta en la calle, contra la administración Pastrana y sus medidas
reaccionarias.
No fue posible persuadirlo para que esperara a Rodrigo Lara,
quien acudió, por fin, a la cita e intervino solo. En interlocución posterior
con los asistentes, éste estableció que estuvo militando por el sí, en su
departamento de origen, Huila, Caquetá y Cauca. La cosa para nada pintaba bien;
pero jamás pensó que se perdería la votación. Aconteció “lo imposible”, y ahora
nos hallamos en disputa para que “el tren no se descarrile del todo.”
También presentaron sus ponencias, jugadores nacionales,
Fabián, Yolanda, Giovanni, quienes trataron el asunto de las víctimas y la
potencial injerencia e impacto de éstas en la política actual. Los dos últimos
ubicaron las categorías de subalterno, de memoria y participación, para
cuestionar en este caso, lo hecho hasta ahora.
De nuestra parte, recordamos la insistencia que se garantice antes
que nada la libertad, por contraste con qué grupos que luchan a favor. Así las
cosas, para ir resolviendo la coyuntura global, tendremos que agarrar la vía de
la constituyente, que permita descubrir la pluralidad del cuerpo social,
pensándolo como principio activo, nunca pasivo, para la Política. Esto es,
interpelado circunstancialmente como multitud ciudadana que avanza con nosotros
más allá de la posmodernidad.
A este recorrido lo denominamos revolución democrática, la
que ha de culminar con una transformación de la múltiple riqueza acumulada para
unos pocos, donde en Colombia como en Estados Unidos, la distancia es de 1%
enfrentada al 90/95 % desposeídos y excluidos.
De ahí que propongamos como instrumento para la transición la
Constituyente social que permita avanzar a través de la lucha sin armas, en el
desmonte y desaparición de los privilegios nutridos durante cinco siglos, de
despojo, expoliación y exclusión social, a los que han estado sometidos los
subalternos sociales e insurgentes que luchan y resisten. Pero que, ahora, en
tiempo de disputa hegemónica, tiene que presentarse con renovadores argumentos
el bloque alternativo subalterno, en cuya construcción actual ha
contribuido la movilización intempestiva de jóvenes.
Ellos obran como catalizador de las luchas por la igualdad
social, en la que la causa de la Constituyente Educativa cobra una importancia
central, para y por agenciar una reforma intelectual y moral entre y con los
grupos y clases subalternas que Colombia jamás ha vivido. Eso sí, recuperando
los antecedentes del movimiento estudiantil de 1971, la 7a. papeleta por la Asamblea constituyente, y la más reciente lucha universitaria de 2011, que
tumbó la contra-reforma educativa neoliberal de Santos.
Este proceso de
resistencia y autonomía se enriquece y diversifica con las dos más actuales
movilizaciones de este año. Estas manifestaciones juveniles se pueblan con una
presencia plural: las víctimas, los indígenas, los presos políticos, los
campesinos, los LGTBI, los pobres, y la ciudadanía democrática que se toma las
calles de las capitales en procura de una paz democrática que junta la ciudad y
el campo.
Son medidas necesarias todas para avanzar no solo en
contestarlas, sino en responder con nuevas obras y experimentos dispuestos a
despegar en medio de este mar de obstáculos a vencer para aclimatar la paz
subalterna que ha de provocar con el correr de días y años, la consolidación de
una paz democrática .