4 de julio de 2014



Y GANÓ BRASIL, PERO...

Miguel Angel Herrera Zgaib

                                                                     Colombia se borró en el primer tiempo, y José se quedó pasmado. El segundo tiempo, inolvidable. El gran José se tardó mucho en meter a Quinterito. Inmenso James, un maestro en el cobro del penalti. De pronto queda como el mayor goleador de este mundial, porque los partidos de cuartos están siendo conservadores en materia de goles.

Lecciones en presente para el futuro

                                        En el cobro del tiro libre, el gran portero, David Ospina, prefirió quedarse en el centro, y no alcanzó a parar el fantástico tiro, que recordó el legendario "tiro de la hoja", aunque voló hasta el palo, pero la mano apenas alcanzó a rozarlo.
Las lágrimas esta vez no fueron del Brasil, si de James y de José, lágrima de coraje, de ardentía, ante una derrota que pudo ser empate, si en el primer tiempo el juego no hubiera estado tan despistado.
Quizás, cuando la paz de Colombia sea una realidad, un equipo más naduro, más canchero, nos dará el gusto de ir a la semifinal, como esperamos que ocurriera en este julio inolvidable; y de pronto ser campeones, porque la gran mayoría de los 23 jugadores tienen factura, clase internacional.

La plaga de los árbitros

                                           Ser árbitro en un mundial no es nada fácil. Este español se las trajo, permitiendo el fútbol de guapos, el choque cuerpo a cuerpo, en lo cual entró también Colombia a fuerza, y, por esa vía, se abrió la oportunidad "asesina" de los tiros libres, que se convirtió en el gol de la victoria brasileña.
Fue un juez de línea el que marcó el fuera de lugar del primer gol de Colombia, anulado, que conviene analizar con el debido cuidado, por inicial posición adelantada de Yepes.
Pero, fueron muchas las jugadas de fault no sancionadas por el árbitro español. No volvió a la cancha Neymar, luego del choque con Camilo Zúñiga, que le metió la rodilla en la espalda, quien no volvió para celebrar, sino a la clínica.
No podemos hablar de un arbitraje limpio, pero, esas son las contingencias del fútbol de hoy, más que nunca, con los riesgos de lesiones irreparables que nada ayudan al "jogo bonito".

El que pega primero casi siempre pega dos veces

                                       En la cancha de Castelao, y los televisores millones, multitudes hemos tenido la oportunidad de ser testigos de lo que fue el partido en Fortaleza, con un equipo de Brasil al que se les permitió correr por las puntas, y así vino el primer tempranero gol.

Esta vez le tocó a Colombia remontar, pero empezó un poco tarde, pero hizo sufrir a millones de brasileños y a su propio equipo, como casi nunca. Vieron cerca, por momentos, el fantasma de 1950. Pero, el fútbol es lógica y algo de fortuna, que se doma con genialidad. 

Ahora Dilma puede estar tranquila por unos días, porque los brasileños están pensando en que podrán volver a ser campeones, pero mientras esto sucede, ella tendrá que preparar las cuentas del más costoso de los mundiales, en otro país con grandes desigualdades, que, con todo, son menores que las de Colombia.

Por último, no queda duda que tenemos equipo, y grandes jóvenes jugadores que de mantener la escuela que se ha recuperado con Pékerman dará mejores y mayores frutos, o convertirse con el correr de los días en otra frustración, que ninguno de los colombianos que recuperaron la fe quiere.

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