Y GANÓ BRASIL, PERO...
Miguel Angel Herrera Zgaib
Colombia se borró en el primer tiempo, y José se quedó pasmado. El
segundo tiempo, inolvidable. El gran José se tardó mucho en meter a Quinterito.
Inmenso James, un maestro en el cobro del penalti. De pronto queda como el
mayor goleador de este mundial, porque los partidos de cuartos están siendo
conservadores en materia de goles.
Lecciones en presente
para el futuro
En el
cobro del tiro libre, el gran portero, David Ospina, prefirió quedarse en el
centro, y no alcanzó a parar el fantástico tiro, que recordó el legendario
"tiro de la hoja", aunque voló hasta el palo, pero la mano apenas
alcanzó a rozarlo.
Las lágrimas esta vez no fueron
del Brasil, si de James y de José, lágrima de coraje, de ardentía, ante una
derrota que pudo ser empate, si en el primer tiempo el juego no hubiera estado
tan despistado.
Quizás, cuando la paz de Colombia
sea una realidad, un equipo más naduro, más canchero, nos dará el gusto de ir a
la semifinal, como esperamos que ocurriera en este julio inolvidable; y de
pronto ser campeones, porque la gran mayoría de los 23 jugadores tienen
factura, clase internacional.
La plaga de los
árbitros
Ser
árbitro en un mundial no es nada fácil. Este español se las trajo, permitiendo
el fútbol de guapos, el choque cuerpo a cuerpo, en lo cual entró también
Colombia a fuerza, y, por esa vía, se abrió la oportunidad "asesina"
de los tiros libres, que se convirtió en el gol de la victoria brasileña.
Fue un juez de línea el que marcó
el fuera de lugar del primer gol de Colombia, anulado, que conviene analizar
con el debido cuidado, por inicial posición adelantada de Yepes.
Pero, fueron muchas las jugadas
de fault no sancionadas por el árbitro español. No volvió a la cancha Neymar,
luego del choque con Camilo Zúñiga, que le metió la rodilla en la espalda,
quien no volvió para celebrar, sino a la clínica.
No podemos hablar de un arbitraje
limpio, pero, esas son las contingencias del fútbol de hoy, más que nunca, con
los riesgos de lesiones irreparables que nada ayudan al "jogo
bonito".
El que pega primero
casi siempre pega dos veces
En la
cancha de Castelao, y los televisores millones, multitudes hemos tenido la
oportunidad de ser testigos de lo que fue el partido en Fortaleza, con un
equipo de Brasil al que se les permitió correr por las puntas, y así vino el
primer tempranero gol.
Esta vez le tocó a Colombia
remontar, pero empezó un poco tarde, pero hizo sufrir a millones de brasileños
y a su propio equipo, como casi nunca. Vieron cerca, por momentos, el fantasma
de 1950. Pero, el fútbol es lógica y algo de fortuna, que se doma con
genialidad.
Ahora Dilma puede estar tranquila
por unos días, porque los brasileños están pensando en que podrán volver a ser
campeones, pero mientras esto sucede, ella tendrá que preparar las cuentas del
más costoso de los mundiales, en otro país con grandes desigualdades, que, con
todo, son menores que las de Colombia.
Por último, no queda duda que
tenemos equipo, y grandes jóvenes jugadores que de mantener la escuela que se
ha recuperado con Pékerman dará mejores y mayores frutos, o convertirse con el
correr de los días en otra frustración, que ninguno de los colombianos que
recuperaron la fe quiere.
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