DOS GUERRAS
EN UNA.
PARAR LA CHARLATANERÍA SANGRIENTA EN COLOMBIA
Miguel Angel
Herrera Zgaib
Profesor Asociado,
Universidad Nacional
Director Grupo
Presidencialismo y Participación
Los desastres de la guerra
En
materia de paz y guerra, durante las semanas transcurridas después del cese unilateral
del fuego decretado por la dirección central de las Farc-ep, cada contendiente,
alegando una representación que no tienen, ni siquiera en términos de las
mayorías de la democracia liberal, sigue jugando el mortal juego de la guerra
interna.
Cada uno lo hace a
su modo, y con los instrumentos de exterminio de vidas que tiene a su alcance.
Y cada una de las vocerías repite sus insoportables e inaceptables letanías
para justificar la pérdida de más vidas. Es un "cuento de Pacho cuca"
en el cual se solaza el ex Álvaro Uribe, quien no se atreve a hacer sus
ejercicios matutinos recorriendo los campos minados en torno a la base de
Apiay, o en los lugares resguardados, donde se supone están las comandancias
regionales de las Farc-ep.
El actual
presidente habla de triplicar la ofensiva, las hostilidades con las Farc. Pero,
lo hace de los cómodos sillones de palacio, cuidándose de su cáncer, pero no
del peor de todos, el que alimenta el odio, mientras alimenta la comedia de un
hijo, que a diferencia de los del expresidente ruidoso, se gradúa de lancero en Tolemaida,
pero no va a hacer directamente, a cielo descubierto, la guerra que alimentan
sus padres con tanta resolución.
Pero, no hay nada de
heroísmo en el "arte" de bombardear con aviación tripulada o no, a
los que están sin ella abajo en la manigua. Tampoco la hay en el acto de defensa personal y colectiva de
sembrar de minas los territorios en los que se afincan las unidades de combate
guerrillero, y sus jefaturas.
Ninguna gracia
tiene convertir a los cuerpos de policía en ejércitos para poner más y más
muertos y baldados a la hoguera de la guerra. Menos hacer cada año actos públicos de
genuflexión y exculpación con las víctimas, soldados y policías rasos, para
aliviar los daños en sus cuerpos y sus almas, en la medida mezquina de las
ayudas hipócritas, que no terminan con la guerra.
En esto último Julito y su combo "mañanero"
se la pasan blandiendo la de "W" de la guerra/war en dos
idiomas cada año. Pero, ni él, ni el exministro Casas enfrentan arriba y abajo, sobre
sus cabezas y pies, lo que comentan o patrocinan con la mejor intención cristiana. Están a buen resguardo en sus
casas de habitación. Otro tanto se han dedicado a hacer Darío Arismendi
y su “carnal” Gustavo Gómez.
No tiene sentido
alguno, que los magistrados, dizque guardianes de la Constitución de 1991,
hecha jirones por más reformas que la que tuvo la troglodita de 1886, no hagan
efectivos gestos de paz, y fuercen al cumplimiento inmediato del derecho a la
paz, que se exhibe en los salones del mundo, por conferencistas internacionales
bien pagos.
Pero, en cambio, si
tienen "todo el tiempo del mundo" para aumentar y fortalecer sus
privilegios, en forma descarada y docta, sin empacho alguno desde el adefesio de la Ley 4 de
1992. Y con este adefesio inconsulto con la ciudadanía que los mantiene construyen el cómodo canapé "republicano"
de su disfrute, al tiempo que se suceden entre sí, en un carrusel de canonjías
sin fin. Se declaran impedidos, y se reparten favores entre sus amigos y
relacionados, utilizando la grotesca fórmula del encargo, que ya toca hasta el
propio exmagistrado Sierra Porto que proyectó la sentencia que impidió la segunda reelección de Uribe.
La guerra social
En cambio, para
hablar de la Universidad Pública, y la Nacional en particular, no hay tiempo ni
recursos para arreglar cuando menos sus edificios que se derrumban, y están
averiados más de 70. Basta con hacer el elemental ejercicio de comparar el
estado en que se encuentran las infraestructuras de la Universidad de los Andes,
la Tadeo o la Javeriana, para que entendamos de qué se habla.
En esos términos,
la Nacional es un campo de guerra social, de desidia en el tratamiento de lo
común, esto es, de la formación superior y secundaria, porque allí existe el
IPARM. Mientras que en el propio campus, en lo que eran sus terrenos, por
ejemplo, se construyó el esbelto edificio de Colsubsidios, se muestra que
"Una cosa es una cosa y,..." Por contraste, la facultad de Artes está
fraccionada en 6 o siete sedes, porque las bases físicas de su sede principal
amenazan con caerse, cualquiera de estos días.
Si se hace en este
tiempo de inducciones la visita curiosa al edificio de la Facultad de Derecho y
Ciencia Política se advertirá sin dificultad, que en la construcción histórica
que la alberga no ha sido posible "coger" unas goteras, y los cielos
rasos siempre amenazan ruina estética y física, y no hay baños suficientes y
bien provistos. Porque lo común pareciera importar poco.
Para aquellos que
hacen uso de la cafetería en el León de Greiff, centro del disfrute de lo
común, en determinadas veladas, los baños públicos están clausurados por meses.
Las razones, las repiten las aseadoras, y quienes se lucran de los beneficios
económicos del negocio colindante. La razón es porque están dañados los
servicios sanitarios. Porque el cuidado de lo que es de todos, a ninguno le
concierne. Y que cada quien "orine o haga sus necesidades" donde
pueda.
Fue este el lugar
donde Antonio Negri, en conferencia con asistencia de lleno completo, se
refirió a su preocupación política y social por lo común; y recibió aplausos y
compartió fotografías. El León de Greiff es el lugar donde ensaya de forma
permanente la orquesta Filarmónica, porque no tiene sede propia, aniversario
tras aniversario; y entonces poder disponer del auditorio para la programación
de quehaceres científicos e intelectuales de la Nacional como tal es casi
imposible.
¿Habrase visto?
Una penúltima
mención. En la misma construcción que enmarca la plaza Ché/Santander (de
antaño) no fue tampoco posible hacer el acto inaugural de las deliberaciones
del recién auto-creado Centro de Pensamiento para acompañar las negociaciones
de paz, y en cambio se trasladó el ejercicio fuera del campus. Se deliberó en
el Centro Gonzalo Jiménez de Quesada, y otros escenarios. Habida cuenta de qué?
El común de la gente no lo sabe.
Porque hasta el día
de hoy, en el sitio que se supone concurre toda la nación, los privilegiados
que logran ser aceptados, al terminar su bachillerato, no es posible que nos
escuchemos todos, tirios y troyanos, reaccionarios y revolucionarios,
conservadores y progresistas en casa. Esto es el clima de guerra sigue
habitando nuestros más respetables y respetados lugares. No es posible utilizar
la tecnología que existe para que toda la nación escuche lo que se discute en
su pretendido "beneficio" o "perjuicio". No, los
"señores de la guerra", los "hacedores" de la paz tenien en
cambio que irse a hablar y dizque negociar la paz en La Habana.
Una Exhortación
Esta tragicomedia
tiene que tener un punto final. Y tod@s tenemos que ponérsele ya, para aprender
a escribir, a pensar y a ser libres de verdad, sin mediaciones inconsultas
preñadas de minoría de edad, y sin "paternidad" responsable, en
dizque el país más feliz de la tierra, porque la policía cumple la función
incumplida de vigilarnos a todos, a la vez que hace la guerra posible, tanto en
el Bronx como en el Cauca. Y sufre sus rigores como los padecen los soldados
rasos, los marinos, sin que a nadie distinto a sus propias familias les importe.
Esta locura tiene que cesar ya, y no hay twitter que valga!!!