Por: Edgar Andrés Londoño Niño
Antes de la partida a Caquetá había ciertas reservas por el tema de la seguridad pues este departamento, junto con Meta, hizo parte de la zona de distensión (1998-2002) durante el gobierno de Andrés Pastrana y continúa aún con una importante presencia de grupos armados, lo cual hizo que gran cantidad de interesados en el viaje, finalmente lo abandonaran. Sin embargo, había también mucho interés en conocer un departamento de la Amazonía colombiana y los privilegios que ello implicaba. Finalmente, se partió de Bogotá el 8 de Julio y se regresó el 14 Julio de 2009.
Primer Día
Luego de diez horas de viaje se llega a Florencia, capital del departamento, el 9 de Julio a las 10 am. Allí somos recibidos con música colombiana por más de veinte jóvenes pertenecientes a la Legión del Afecto. Esta organización busca vincular principalmente a personas afectadas por el conflicto armado en Colombia o a quienes tengan disposición de ayuda con las comunidades excluidas y damnificadas. El trabajo que desarrollan consiste en ir a las comunidades pobres y con problemáticas económicas, políticas y sociales a llevarles alegría mediante muestras artísticas, ágapes (compartir alimentos), recuperación de la naturaleza, entre otras actividades. En Florencia visitamos, después del recibimiento, el barrio Idema. Al pie del río Hacha, el Idema es un barrio marginal y bastante pobre en el que los legionarios han venido trabajando desde hace varios meses. Cuando nos fuimos adentrando, percibimos humildes casas en madera, numerosos niños y niñas, hombres y mujeres que a nuestro paso salían a observar nuestra visita.
Es un barrio con condiciones de hacinamiento, extrema pobreza y drogadicción. Sin embargo, la idea de los legionarios es precisamente desestigmatizar el barrio y mostrar los procesos comunitarios que allí se pueden llevar como por ejemplo, la recuperación de una hermosa zona natural que hasta hace muy poco era un basurero de la zona. Admiramos también el trabajo de un niño de aproximadamente 10 años que hizo un grillo con una hoja de palma.Ya cuando salíamos del barrio, un par de policías, extrañados de nuestra, nos pidieron a tres personas los documentos de identificación y una requisa, que finalmente no se hizo cuando vieron el resto del grupo.
Luego nos dirigimos al barrio Kennedy alto, en donde la Legión también ha trabajado y quería mostrarnos algunos de los procesos que allí se llevan. El que más llamó la atención es el de la inmigración de indígenas de la etnia Embera Chamí, provenientes del departamento de Caldas. El líder de la comunidad nos habló del proyecto que tienen de construir una maloca sobre un tanque abandonado y de mejorar las condiciones en las que viven. El nos mostró el pequeño lugar en el que habitan aproximadamente 40 indígenas, en su mayoría niños y pudimos observar las condiciones de hacinamiento en la que viven. Esto evidencia el problema del desplazamiento y las implicaciones sociales y culturales que conlleva en un pueblo indígena.
Finalmente, nos dirigimos a un mirador en el que se podía observar toda Florencia. Es una ciudad pobre, en su mayoría con casas de madera y teja de zinc, con escasas carreteras pero con un hermoso paisaje en el que la vegetación se mezclaba con las casas.
Salimos hacia las 3 de la tarde con rumbo a Puerto Rico.
A menos de una hora de camino, en una carretera poco concurrida, hubo un reten en el que nos informaron que era en ese punto el último batallón antiguerrilla y que si veíamos algo extraño que hiciéramos la llamada al número que nos dieron.
Finalmente, llegamos a Puerto Rico, en donde nos recibieron los legionarios de ese municipio, ubicado antes de llegar a San Vicente del Caguán. No pudimos demorarnos pues eran ya las 5:30pm y es peligroso viajar de noche en la zona. Nos dirigimos hacia la Reserva Natural Sangre de Cristo, ubicada a una hora, aproximadamente, de Puerto Rico. Llegamos en la noche y nos recibieron los legionarios que viven en la reserva, quienes nos indicaron cómo sería el alojamiento. Vimos que no había luz eléctrica, aunque finalmente esto no representó ningún problema en nuestra estadía. Era sin duda una experiencia diferente; sin computador, sin equipo de sonido, sin luz eléctrica y en un lugar en el que cada uno teníamos que colaborar con la cocina, la lavada de los platos y levantarnos a una hora en la que muchos no están acostumbrados en vacaciones.
Espere la próxima semana la segunda parte....