" el viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos" A. Gramsci
22 de mayo de 2009
INVITACIÓN A LAS JORNADAS DEL II SEMINARIO INTERNACIONAL
De la filosofía de la praxis a la práctica del común
¡LIBERÉMONOS DE LA GUERRA!
27 al 29 de Mayo de 2009
5:00 a 8:00 pm
Auditorio Camilo Torres, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
El Seminario es de suyo un modo simbólico de rescatar el silencio que han mantenido juristas y politólogos como cuerpo académico, ante tantos vejámenes a la libertad, tanto desprecio por la verdad, y carencia de dignidad frente al respeto a la vida personal y colectiva de L@s Colombian@s, practicados impunemente por las autoridades políticas de Colombia, lo que Gaitán llamaba el país político, con poquísimas excepciones; y, claro, también por los actores armados que las auxilian y confrontan.
Sabido es el estilo estigmatizador que se practica por los poderes establecidos. Para descalificar las voces disidentes y las propuestas en el mismo sentido. Usted y muchos seres anónimos, que en parte se juntan en Colombian@s por la Paz, y en muchas otras formas de organización que la han antecedido, y las que vendrán para darle cabida a la pluralidad, a la diferencias, a la disidencia, pero con una unidad de propósitos.
La tribuna académica que funcionará durante tres días se levanta contra los prejuicios del sentido común, las censuras oficiales, y los espejismos de la sinrazón populista aterida por el miedo a perder la vida, y alimentada por los fondos oficiales al servicio del clientelismo presidencial centralizado. No se puede doblegar por hambre clientelista o la física violencia, como la administrada en los ejercicios de “limpieza social”, que se llaman hoy Águilas Negras, antes la Mano Negra, por lo cual no pocos estudiantes están fuera, en el exilio obligatorio. Ahora el exterminio del otro se compra y premia públicamente, desde cortar la mano a un guerrillero, o confiscar sus cuerpos, hasta producir el dantesco y bestial espectáculo de los "falsos positivos", ahora, y las fosas comunes que albergan a miles, y ocultan la impunidad de la masacre del Palacio de Justicia. Hechos que nos deshonran ante sí y ante el mundo.
Este es un espacio de reflexión plural, construido colectivamente, extendido a lo ancho y largo de Colombia, porque asume la elocuente presencia de los millones de Colombianos que padecen el éxodo interno, los desplazados que se desparraman en las calles y plazas. Los excluidos que muestran los rigores y la falsedad de este conflicto insoluto.
Este es en resumen la bancarrota de un programa de gobierno que optó por la política pública de la guerra como forma de solución para los problemas fundamentales del país. Es pretender que la propiedad privada impuesta y defendida a sangre y fuego, la seguridad sin democracia, el país de l@s propietari@s es la solución a los males de Colombia.
Éste no es un tiempo de reelecciones sino de una elección fundamental, entre la paz y la guerra. No queremos sillas vacías en el auditorio Camilo Torres, tampoco la triste tradición que multiplica la venganza reiterada, repleta de impunidad cómplice. Este es un punto de arranque, uno de muchos altos en el camino contra la degeneración democrática. Queremos ir más allá del objetivo de humanizar la guerra.
En cambio, se trata de luchar con consecuencia para acabar la guerra. Es el reclamo lúcido de Jorge Eliécer Gaitán, primero, del campesino de Génova, Pedro Antonio Marín luego; un liberal que terminó convertido en un comunista clandestino hasta el fin de sus días; obligado a llevar una doble vida, utilizando las armas como estrategia de sobrevivencia. Es también el laberinto en que inmoló su vida el cura Camilo Torres Restrepo, y tantos seres anónimos consumidos en el altar de esta vorágine.
Aspiramos a que este mensaje se multiplique desde aquí hacia todas las universidades de Colombia, y de la tierra, quienes no quieren la guerra local ni global como el destino último de la vida humana. Perdida ya la fe en las bondades del mercado capitalista, y sus pirámides financieras, el orden actual no resiste más maquillaje. La gente del común avizora en este desastre glocal un horizonte anticapitalista, donde la ética de la vida se instaure generosa, y reemplace la ética de la muerte que lleva un reinado de más de doscientos años.
Intentemos la otra movida, ejerciendo el disenso propositivo de manera pública, abierta, autónoma. Es urgente sanar la degeneración democrática que nos invade y parasita. No es el tiempo de reelegir la muerte individual y colectiva como solución deseable. La exigencia es de mayoría de edad. Se trata de elegir, deliberando, decidiendo, dejando a un lado las representaciones del odio y la venganza interminables. Tenemos que participar, para terminar en sus fuentes con el virus letal de la guerra. Poner a raya la miseria, la exclusión y el hambre de millones de seres, aquí y allende de nuestras fronteras.
Esperamos su compañía, y la de tod@s en estas jornadas, Si fuera menester, utilizaremos las redes de Internet, para avanzar en estos propósitos, para continuar la movida sin desfallecimientos ni censuras, en ésta y nuevas jornadas que tengan por anfitriones a otras universidades hermanas, y escenarios públicos hasta que nos liberemos de la guerra, la corrupción política y la degeneración democrática que nos carcome como colectividad y nos envilece como individuos.
¡LIBERÉMONOS DE LA GUERRA!
27 al 29 de Mayo de 2009
5:00 a 8:00 pm
Auditorio Camilo Torres, Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
El Seminario es de suyo un modo simbólico de rescatar el silencio que han mantenido juristas y politólogos como cuerpo académico, ante tantos vejámenes a la libertad, tanto desprecio por la verdad, y carencia de dignidad frente al respeto a la vida personal y colectiva de L@s Colombian@s, practicados impunemente por las autoridades políticas de Colombia, lo que Gaitán llamaba el país político, con poquísimas excepciones; y, claro, también por los actores armados que las auxilian y confrontan.
Sabido es el estilo estigmatizador que se practica por los poderes establecidos. Para descalificar las voces disidentes y las propuestas en el mismo sentido. Usted y muchos seres anónimos, que en parte se juntan en Colombian@s por la Paz, y en muchas otras formas de organización que la han antecedido, y las que vendrán para darle cabida a la pluralidad, a la diferencias, a la disidencia, pero con una unidad de propósitos.
La tribuna académica que funcionará durante tres días se levanta contra los prejuicios del sentido común, las censuras oficiales, y los espejismos de la sinrazón populista aterida por el miedo a perder la vida, y alimentada por los fondos oficiales al servicio del clientelismo presidencial centralizado. No se puede doblegar por hambre clientelista o la física violencia, como la administrada en los ejercicios de “limpieza social”, que se llaman hoy Águilas Negras, antes la Mano Negra, por lo cual no pocos estudiantes están fuera, en el exilio obligatorio. Ahora el exterminio del otro se compra y premia públicamente, desde cortar la mano a un guerrillero, o confiscar sus cuerpos, hasta producir el dantesco y bestial espectáculo de los "falsos positivos", ahora, y las fosas comunes que albergan a miles, y ocultan la impunidad de la masacre del Palacio de Justicia. Hechos que nos deshonran ante sí y ante el mundo.
Este es un espacio de reflexión plural, construido colectivamente, extendido a lo ancho y largo de Colombia, porque asume la elocuente presencia de los millones de Colombianos que padecen el éxodo interno, los desplazados que se desparraman en las calles y plazas. Los excluidos que muestran los rigores y la falsedad de este conflicto insoluto.
Este es en resumen la bancarrota de un programa de gobierno que optó por la política pública de la guerra como forma de solución para los problemas fundamentales del país. Es pretender que la propiedad privada impuesta y defendida a sangre y fuego, la seguridad sin democracia, el país de l@s propietari@s es la solución a los males de Colombia.
Éste no es un tiempo de reelecciones sino de una elección fundamental, entre la paz y la guerra. No queremos sillas vacías en el auditorio Camilo Torres, tampoco la triste tradición que multiplica la venganza reiterada, repleta de impunidad cómplice. Este es un punto de arranque, uno de muchos altos en el camino contra la degeneración democrática. Queremos ir más allá del objetivo de humanizar la guerra.
En cambio, se trata de luchar con consecuencia para acabar la guerra. Es el reclamo lúcido de Jorge Eliécer Gaitán, primero, del campesino de Génova, Pedro Antonio Marín luego; un liberal que terminó convertido en un comunista clandestino hasta el fin de sus días; obligado a llevar una doble vida, utilizando las armas como estrategia de sobrevivencia. Es también el laberinto en que inmoló su vida el cura Camilo Torres Restrepo, y tantos seres anónimos consumidos en el altar de esta vorágine.
Aspiramos a que este mensaje se multiplique desde aquí hacia todas las universidades de Colombia, y de la tierra, quienes no quieren la guerra local ni global como el destino último de la vida humana. Perdida ya la fe en las bondades del mercado capitalista, y sus pirámides financieras, el orden actual no resiste más maquillaje. La gente del común avizora en este desastre glocal un horizonte anticapitalista, donde la ética de la vida se instaure generosa, y reemplace la ética de la muerte que lleva un reinado de más de doscientos años.
Intentemos la otra movida, ejerciendo el disenso propositivo de manera pública, abierta, autónoma. Es urgente sanar la degeneración democrática que nos invade y parasita. No es el tiempo de reelegir la muerte individual y colectiva como solución deseable. La exigencia es de mayoría de edad. Se trata de elegir, deliberando, decidiendo, dejando a un lado las representaciones del odio y la venganza interminables. Tenemos que participar, para terminar en sus fuentes con el virus letal de la guerra. Poner a raya la miseria, la exclusión y el hambre de millones de seres, aquí y allende de nuestras fronteras.
Esperamos su compañía, y la de tod@s en estas jornadas, Si fuera menester, utilizaremos las redes de Internet, para avanzar en estos propósitos, para continuar la movida sin desfallecimientos ni censuras, en ésta y nuevas jornadas que tengan por anfitriones a otras universidades hermanas, y escenarios públicos hasta que nos liberemos de la guerra, la corrupción política y la degeneración democrática que nos carcome como colectividad y nos envilece como individuos.
COMITÉ ORGANIZADOR JORNADAS COLOMBIA
Movimiento Anti-reeleccionista Cívico
Editorial de El Nuevo Siglo
*Un pueblo con alma y corazón
*Más allá de la polarización política
El movimiento que deniegue el referendo debe ser ante todo Cívico. Lo peor sería caer en la politización y la polarización partidista que es, precisamente, la pretensión fundamental de quienes quieren convertir las instituciones en un trompo de quitar y poner.
Una modificación como la que se plantea va mucho más allá de los estrados políticos.
Podrán aquellos trenzarse en discusiones parlamentarias o esperar los dictámenes de las instancias jurídicas, pero lo que es cierto es que la propuesta toca lo más sensible del espíritu nacional, cambia el modo de ser colombiano, tiene connotaciones históricas y por lo tanto debe responderse en el plano de lo civil, despojada de toda ambición diferente a la de salvaguardar la democracia.
Podrá, desde luego, haber vasos comunicantes entre las instancias netamente ciudadanas y las políticas, pero lo más interesante sería que el liderazgo en favor de la democracia emerja decididamente desde las canteras civilistas.
Una primera instancia ya se pronunció en cabeza de la Iglesia Católica. Ello no puede quedar sólo a la altura de un valeroso testimonio, sino que tiene que trascender a la arena civil tanto en cuanto, como se dijo, está en juego lo más caro a la sociedad.
Igual se esperan otros pronunciamientos de iglesias respetables que puedan ver en esas maniobras un ataque contra el corazón colombiano y un asomo de dictadura, autocracia o monocracia, todos agentes patógenos a la esencia del país.
La convocatoria de la Iglesia Católica resulta de sumo interés, entendido en muchas partes su papel fundamental en defensa de la democracia. Fue ella, principalmente, la que logró la redención democrática de muchos países europeos hace apenas un par de décadas y desde luego el mundo es mucho mejor hoy que antes.
Esa instancia primaria, que ha abierto las compuertas, ha puesto sobre el tapete un reto para que también las universidades, los colegios, los exponentes de la cultura, los gremios, los trabajadores, las mujeres y aquellos organismos no gubernamentales que no presenten un interés fundamentalmente político, sino cívico, expresen su voz en procura de la democracia.
Papel fundamental deberían estar jugando los universitarios, que ya demostraron su capacidad de movilización a partir de bondades tecnológicas como Facebook y la Internet.
A pesar de que tanto el Gobierno como sus adversos quisieron aprovechar esa coyuntura, en esta ocasión resulta más que evidente que desde allí podría emerger todo un liderato, que como ciudadanos estaríamos dispuestos a seguir, en defensa de las instituciones.
*Más allá de la polarización política
El movimiento que deniegue el referendo debe ser ante todo Cívico. Lo peor sería caer en la politización y la polarización partidista que es, precisamente, la pretensión fundamental de quienes quieren convertir las instituciones en un trompo de quitar y poner.
Una modificación como la que se plantea va mucho más allá de los estrados políticos.
Podrán aquellos trenzarse en discusiones parlamentarias o esperar los dictámenes de las instancias jurídicas, pero lo que es cierto es que la propuesta toca lo más sensible del espíritu nacional, cambia el modo de ser colombiano, tiene connotaciones históricas y por lo tanto debe responderse en el plano de lo civil, despojada de toda ambición diferente a la de salvaguardar la democracia.
Podrá, desde luego, haber vasos comunicantes entre las instancias netamente ciudadanas y las políticas, pero lo más interesante sería que el liderazgo en favor de la democracia emerja decididamente desde las canteras civilistas.
Una primera instancia ya se pronunció en cabeza de la Iglesia Católica. Ello no puede quedar sólo a la altura de un valeroso testimonio, sino que tiene que trascender a la arena civil tanto en cuanto, como se dijo, está en juego lo más caro a la sociedad.
Igual se esperan otros pronunciamientos de iglesias respetables que puedan ver en esas maniobras un ataque contra el corazón colombiano y un asomo de dictadura, autocracia o monocracia, todos agentes patógenos a la esencia del país.
La convocatoria de la Iglesia Católica resulta de sumo interés, entendido en muchas partes su papel fundamental en defensa de la democracia. Fue ella, principalmente, la que logró la redención democrática de muchos países europeos hace apenas un par de décadas y desde luego el mundo es mucho mejor hoy que antes.
Esa instancia primaria, que ha abierto las compuertas, ha puesto sobre el tapete un reto para que también las universidades, los colegios, los exponentes de la cultura, los gremios, los trabajadores, las mujeres y aquellos organismos no gubernamentales que no presenten un interés fundamentalmente político, sino cívico, expresen su voz en procura de la democracia.
Papel fundamental deberían estar jugando los universitarios, que ya demostraron su capacidad de movilización a partir de bondades tecnológicas como Facebook y la Internet.
A pesar de que tanto el Gobierno como sus adversos quisieron aprovechar esa coyuntura, en esta ocasión resulta más que evidente que desde allí podría emerger todo un liderato, que como ciudadanos estaríamos dispuestos a seguir, en defensa de las instituciones.
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VII SEMINARIO INTERNACIONAL ANTONIO GRAMSCI
DEMOCRACIA, GUERRA Y NUEVA REPÚBLICA, 1512-2012.
GRUPO DE INVESTIGACIÓN PRESIDENCIALISMO Y PARTICIPACIÓN.
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
Carlos Bohrt; Sandro Mezzadra, Justo Soto, Francisco Hidalgo, Miguel Angel Herrera